QUATRE

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Sintió cómo la punta de aquél sable chocaba contra su pecho cubierto por su uniforme, sorprendiéndolo y sonriendo enormemente para sus adentros.

Marinette era bastante buena en la esgrima como para ser principiante.

—¡No puedo creer que una chica te pueda ganar, Agreste! Ésta es una segunda vez.—Comentó su compañero quién hace un rato había festejando en exceso por un descuido suyo.

—¿Estás loco? Él le ganó a Kagami Tsurugi; la primogénita del legado Tsurugi.—Habló otro de ellos, quien se suponía que debería practicar con él.

—¡Dejen de cotorrear y pónganse a entrenar!—Les grita el profesor Armand, haciendo que al instante ambos jóvenes se pusieran a entrenar.

Pero ellos estaban ajenos ante lo que ocurría a sus alrededores, concentrándose en los movimientos que el otro hacía.

O por lo menos él.

Debía admitir que tenía una gran agilidad para la esgrima; a veces en un abrir y cerrar de ojos, ella ya le había dado alguna estocada mientras él apenas daba un paso par poder atacarla. Simplemente era otra cosa que empezaba a admirar de Marinette.

—Oye, Marinette.—Habló llamando su atención mientras subía la rejilla que cubría su rostro.—¿Por qué no vamos por algo de tomar después del entrenamiento?

¿A caso le estaba pidiendo una cita? ¿Su más grande crush la estaba invitando a salir? ¿A caso era otro de esos sueños que tenía y se despertaba en la mejor parte?

—Digo... Para descansar un poco y pasar el rato...

No. Sabía perfectamente que su agenda estaba libre después de esgrima. Por algo lo seguía discretamente.

Negó un poco alejando posibilidades. Era su momento; no debía desperdiciar la oportunidad.

Ella es sólo una buena amiga...

Pero...

Él... No la veía con los mismos ojos que ella.

Entreabrió sus labios y apretó el agarre de su sable, negando ante la propuesta del muchacho, desconcertandolo.

No debía ilusonarse. Debía respetar el límite de amistad.

—Muy bien muchachos. Pueden retirarse a sus hogares.—Anunció el hombre que fue akumatizado en Darkblade, quién ya estaba empezando a guardar sus cosas.

Adrien estaba conciente de la indicación del señor Armand, pero simplemente se limitaba a ver la rejilla que cubría el rostro de la de coletas, quien había apartado la mirada y solamente trataba de apasiguarse a sí doblando un poco la punta de su arma.

—Creo que... Debo irme.—Habló para después dirigirse a los vestidores.

El suspiró mientras veía cómo desaparecía por las puertas de los mismos, haciéndolo sentir... Horrible.

¿Qué sucedió?

(*)

—¿Han visto a Marinette?—Le preguntó a uno de los últimos muchachos que quedaban en los vestidores, algo a lo que los jóvenes negaron.

El de cabellera dorada suspiró asintiendo con decepción. No había nadie quién vio a dónde se fue Marinette

—Nos vemos, Adrien.—Se despidieron los muchachos saliendo de aquél lugar, dejándolo finalmente solo.

Él suspiró mientras Plagg lo veía dentro de su mochila, compartiendo un silencio que agradecía tener en aquél momento. No tenía ánimos de hablar con su kwami.

¿Qué había pasado? Tan sólo hacía un rato había estado con los ánimos hasta los cielos practicando con su compañera, ambos disfrutando de la compañía del otro.

Peleando.

Riendo.

Divirtiéndose el uno con el otro...

Pero ahora los tenía hasta los suelos, estando... Sólo. En absoluto.

Cómo suele ser en casa.

—Sé tus malditas intenciones, Agreste.

La sorpresa no tardó en invadir su expresión.

Sabía de quién se trataba perfectamente.

Él se giró al oír aquella voz, que actualmente, era irritante para sí.

—No sé de lo que hablas.—Se limitó a decir gruñendo internamente.

—¿Crees que no lo sé, niño bonito?—Dijo acercándose a paso firme, parando a un metro de distancia.—Marinette se merece a alguien mejor que tú.

—¿Y eso qué quiere decir?—Cuestionó con furia, incomprendido cada palabra que ella decía.

—Que sé que la quieres alejar de mí porque...

—¿Por qué...?—Arqueó una ceja incintándola a continuar.

—Porque te gusta.—Afirmó con repulsión.

Sus labios curvaron una perfecta O ante aquello.

—¡Tú no puedes saberlo!—Exclamó con un rubor en sus mejillas.

—Adrien, cariño, soy demasiado observadora. Y déjame decirte que estás celoso de nuestra cercanía.—Le sonrió cínicamente.

No. No lo estaba. Estaba molesto por lo que estaba a punto de suceder con Ladybug, en lo absoluto. Nada más.

Eso quería pensar.

—No sabes lo que dices.—Escupió.

—Aunque no fuese por esa razón, puedo deducir que algo no te agrada de mí. Y por eso quieres a Marinette para tí solo.

—¿Y qué te hace pensar eso?

Ella se relamió los labios y tomó con fuerza el mago rojizo de su espada, llevando la punta de metal debajo de la mandíbula del modelo.

Pero él ni se inmutó.

—Porque me gusta Marinette. Y no como una amiga, Agreste.

Y dicho eso, agarró su bolso con fuerza y salió de aquél edificio, dispuesta a tomar control en la situación.

•••

les había dicho que era una historia corta(? xd creo que en la sinopsis

Ya quiero ver los nuevos capítulos 😌

Read you later (?

-May.

Me Gusta Ésa Azabache || MarigamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora