¿Quién es la famosa chica de la que tanto hablaban en la secundaria? Aquella linda, amable y un poco torpe.
¿Quién era ella? ¿Quién es Marinette?
Es sólo una buena amiga; le había dicho aquél chico fuera del Louvre. Vamos, no siempre la primera impr...
Segundo día de la semana. No sabía si los escalofríos que recorrieron su columna vertebral se debía al frío de otoño, o se debía a la peculiar sensación de que las cosas darían un giro que no esperaba.
Guardó su celular al recibir otro recordatorio de sus mayores con relación a la competencia. No entendía cuál era la razón de tanta importancia que le daban.
Trató de alejar esos abrumadores pensamientos con la imagen de la jovencita que le sacaba suspiros. Si quererla tanto era un pecado, entonces con gusto entraría en las puertas del ardiente infierno.
Marinette era su fruta prohibida. Su más grande y favorito pecado en toda su joven vida.
—¡Kagami!
Su sonrisa se agrandó al escuchar el llamado de la Dupain-Cheng, parándose de la banca para recibirla con los brazos abiertos. Con cariño.
Pero, inconscientemente, su visión jugó con ella, haciéndola imaginar que Marinette poseía un antifaz rojizo sobre su rostro.
Su respiración se vio interrumpida ante aquella realización. Inmediatamente negó y volvió a abrir los ojos, viendo que realmente la jóven no tenía nada sobre su piel.
—¡Hola!
Reaccionó un par de segundos más tarde al notar el abrazo que la chica había formado entre ellas, correspondiendo el mismo un poco desconcertada
¿Sería posible? Una chica tan tierna como Marinette ¿Ser una superheroina?
Probablemente. Con ésa agilidad y destreza... No lo dudaba. En absoluto.
Pero se negaba; o por lo menos por el momento. Necesitaba más... Pruebas.
—Estaba pensando si podríamos practicar después de clases.—Oyó hablar a la joven diseñadora mientras ella jugaba con sus dedos.
Apenas se había percatado de la acción cariñosa de la Dupain-Cheng, haciéndola sonreír enormemente mientras su corazón corría como caballo desbocado dentro de ella.
—Por supuesto.—Se encogió de hombros mientras pasaba un brazo por su cintura y se acercaba. Un gesto que la muchacha permitió hacer.
—Entonces deja le pregunto al señor Armand si nos deja practicar aquí; tal vez así convenza al director Damocles.—Sonrió penosamente mientras desviaba la mirada con un pequeño rubor en sus mejillas.
¿Eso lo había ocasionado ella?
—¿Por qué no mejor practicamos en mi casa? Tenemos una sala de entrenamiento; podemos hacerlo ahí.—Sugirió cerrando sus dedos en la pálida mano de la muchacha.
Marinette se mordió el labio mientras observaba el color castaño avellanoso de los ojos de la japonesa, perdiéndose en sus pecas y su leve sonrisa que le otorgaba.
Sólo para ella.
—De acuerdo.—Sonrió abrazándola más fuerte.
Pequeños pasos hacían la diferencia; y Kagami estaba consiente de ello.
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—Tengo la leve sensación de que estás arriesgando todo por ésa chica Dupain.—Memcionó Plagg desde su camiseta mientras cerraba su casillero después de guardar algunas cosas.
—Lo único que arriesgo es mi identidad.
>Y nuestra amistad.<
—¿Estás seguro que es amistad y no algo más?
—Tan seguro como mi amor por Ladybug.
El minino resopló mirando con preocupación el rostro de su portador, pregúntandose porqué se negaba rotundamente a sus sentimientos y se hacía engañar con los que tenía con su compañera de batallas.
Era consciente de los celos de Adrien, sin embargo, él se los ganó. Porque ella se le adelantó.
—¿A dónde va Marinette?—Oyó murmurar entre dientes al Agreste, fijando si vista en la jovencita de cabellos azabaches.
Marinette se encontraba en la puerta de la panadería. Pero no estaba sola, hablaba animadamente con la jovencita Tsurugi, la cual, momentos después, se retiró en un auto rojizo que desapareció conforme el tiempo pasaba.
—Plagg, transfórmame.
Aquí iban de nuevo.
Simplemente esperaba que todo eso se resolviera de una vez.
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:D
SYRENXKDBKDBDJD ROSSIGNOBLE YA QUIEROOOOOO AHHHH BB LAUUUUUU ♥♥♥ Es todo Bai
