Rechazado!

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Disculpen la demora, he estado ocupada...

El doncel prisionero se encontraba ahora mismo rastreando al ratón, su plan de dejar trozos de pan había funcionado a la perfección.

Mientras que a una distancia considerable estaba Sasuke observando sus discretos movimientos, le sorprendía que hubiera tantos idiotas buscando ratas en un lugar tan grande y lleno de ellas. Sin mencionar que hasta ahora nadie ha descubierto la entrada de los roedores.

Se alejó cuando vio que el blondo pretendía salir de la enorme cocina. Su uniforme lo usaba muy holgado, para cubrir la forma de su cuerpo pensó el Uchiha.

Odiaba admitir que estaba algo obsesionado con él, porque era verdad, no pasaba ni un solo día en que se la pasara mirándolo y dando significados a cada acción que hacía. Que solo alimentaban su teoría.

-Sasuke. –se le acercó Suigetsu, colocándose a su lado.

-Suigetsu. –respondió con su típica cara seria.

El de cabello blanco miró a la dirección que el Uchiha miraba antes. Su sonrisa malévola creció al ver que miraba al rubio Uzumaki.

-Ese pobre idiota, ¿también te molesta? –la pregunta del dientes de tiburón le llegó a la cabeza con profundidad. Dándole otro significado a esta misma.

-Si. –

-Algunos muchachos y yo planeamos darle un buen susto... ¿te unirías? –el de piel cincelada al oír esto frunció las cejas con molestia.

-Son solo idioteces, no participaré en ese tipo de cosas. –dijo cortante mientras se alejaba a paso seguro.

-Como quieras. –

El de mirada carbón se molestó al ver que el obviamente doncel había desaparecido de su campo de visión.

En otra sección de la gran prisión se encontraba el susodicho. Limpiaba los suelos de los pasillos que llevaban a una bodega, una tan solitaria y abandonada. De hecho los guaridas pasaban a hacer su guardia por pocos minutos.

El típico letrero amarillo de "cuidado piso mojado" descansaba en el suelo al lado del rubio oji azul que pasaba un trapeador una y otra vez. Soltó un suspiro, necesitaba un baño pronto. Aún mantenía sus esperanzas en la oferta de Karin. Aunque claro está que empezaba a tener sus dudas.

Se sobresaltó cuando escuchó unos murmullos del interior de la bodega. Sus curiosos ojos celestes miraron al interior, había un par de reclusos que organizaban algo dentro de unas cajas. Cajas que supuestamente tenían dentro nada.

Naruto nervioso pretendía irse de ese lugar, tal vez estaban escondiendo alguna cosa ilegal de la cual no quería saber nada. Tomó su cubeta y su trapeador, caminando a con rapidez fuera del alcance de aquellos criminales.

-Pero miren que tenemos aquí. –frente a él estaba un pelirrojo sin cejas con unas ojeras exageradas. Y una mirada siniestra. –Una rata traicionera, ¿pretendías llamar a alguien? –

El de cabellos dorados supuso que ese tal Sabaku tenía algo que ver con los otros que estaban empacando algo en la bodega. -¡No! –negó rápidamente con claro miedo saliendo de sus poros. –No quiero problemas...-explicó.

Una sonrisa salió en el rostro lechoso y tenebroso. –Mírate, pareces un cachorro asustado. –

Naruto retrocedió cuando el pelirrojo comenzó a avanzar hacia él, sus piernas temblaban, pero al mismo tiempo trataba de no gritar por ayuda, de lo contrario todos los reclusos se lo comerían vivo.

P R I S I O N E R ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora