Despertó con un suspiro, se estiró aún sentado en su silla de cuero giratoria. Negó reprobatoriamente a sí mismo al caer en cuenta de que durmió con las gafas puestas, se las retiró para poder tallar sus ojos y tratar de espabilar.
Su escritorio estaba lleno de papeles y documentos. Todos eran sobre el caso de Naruto Uzumaki, toda la noche estuvo estudiándolo y preparándose para cuando fuera el día de la apelación y poder defender el honor del muchacho.
Hiruzen había estudiado todas sus opciones, lamentablemente luchaba contra gente corrupta que sobornaba a los testigos e implantaban pruebas falsas. Era díficil luchar solo contra eso, pero no iba a rendirse.
Recordaba con claridad como en el lapso de la semana recibió la visita de un hombre que le ofrecía muchas cosas a cambio de abandonar el caso y salir del país.
Kushina estaba claramente tratando de deshacerse de su persona de forma amable, la rechazó, entonces tenía que aceptar que ahora sería hostil.
Preparó café en la pequeña cafetera en su escritorio, deseaba beber un poco y poder salir a visitar al rubio muchacho, deseaba que todo estuviera mejor en lo que respecta a su estadía en prisión.
Una llamada entrante hizo vibrar el celular en su bolsillo, intrigado contestó escuchando rápidamente la voz del otro lado. -¿Es hoy? -preguntó incrédulo, soltó una risa nerviosa. -No te preocupes, te esperaré en casa. Mi edad me pasa factura últimamente. -sonaba apenado, luego de olvidar el compromiso de ese día.
Dio un sorbo al humeante café, luego volvió a mirar la fecha. -No podré visitarte hoy Naruto, espero todo esté bien contigo. -soltó al aire. -Todo mejorará para ti, estoy seguro. -
. . .
-Naruto Namikaze... - murmuraba, mirando con detenimiento la fotografía del chico en sus manos. Con cierta devoción pasó su dedo índice sobre el papel, tratando de delinear las marcas en sus mejillas. -Es jodidamente parecido a Minato. -afirmó, recordando vagamente la apariencia del nombrado en su juventud.
-Así es, no hay rasgo que no le pertenezca a los Namikaze. - Yamato observaba con detenimiento a su líder, demasiado emocionado con el chico asesino.
El de cabellos rojos dejó las fotografías en el escritorio de cristal, abandonaba su asiento para ponerse de pie, muy al interior de su frívolo corazón se guardaba un pequeño sentimiento de tal vez nostalgia. -Kushina Uzumaki ha estado orquestando el encierro de Naruto, ¿no es así? -
-Es correcto, aún desconocemos los motivos... Incluso Kushina Uzumaki ha entablado una relación con una sociedad secreta, según nuestra investigación en los últimos días ha estado depositando grandes cantidades de dinero a estas personas.
-Parece el momento oportuno para aparecer después de tantos años. - suspiró. - Encárgate y consigue más información, para que entonces sepa que hacer. -
La puerta cerrándose fue la señal de la soledad en la oficina, sabiendo esto se permitió suspirar un poco, su mirada se perdió en algún punto de las paredes, pero su mente viajó al amargo pasado con el que no tenía resentimiento. -Minato...-llamó con cierto reproche. -Ni siquiera pudiste dejarlo en buenas manos. -
. . .
-¡Apresúrate! -gruñó de mala gana, a empujones metiendo a un desnudo Naruto a las duchas. -Maldito recluso, eres asqueroso. -terminó por patearlo bajo el chorro de agua fría.
Naruto sentía su cabeza empapada, el agua bajaba por su cuerpo, congelándolo. Su mirada se perdió en la suciedad escondida entre las baldosas de la pared, tiritaba de frío y por los gritos o golpes que el oficial le asestaba de vez en cuando. Débilmente pasaba el jabón por su piel pálida, tallando hasta dónde sus manos esposadas le permitían.

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P R I S I O N E R O
FanfictionNaruto Namikaze es enviado a prisión injustamente. Siendo un doncel es imposible que salga ileso. No de una prisión de varones. Tendrá que demostrar su inocencia y hacer que todos los presos piensen que es un varón al igual que ellos. Eso o tener qu...