Naruto está recargado contra el asiento de tela, va esposado, la furgoneta avanza por los terrenos de la prisión de regreso a las celdas comunes. Ese sujeto extraño no había mentido, fue liberado del castigo bajo circunstancias sospechosas.
Puede ver el edificio a lo lejos, todo el campo está iluminado y con vigilancia, por momentos imagina si habrá alguien en las sombras esperando la oportunidad para escapar, así como alguna vez vio en las caricaturas cuando era niño.
Se encuentra caminando escoltado por los pasillos que solía limpiar meses antes, su mirada encuentra a Iruka, quien lo mira con lástima. -Es bueno verte de regreso. -le dice suavemente dejándolo avanzar sin más cruces de palabras.
Naruto sabe que a estas horas los prisioneros están en las celdas, internamente lo agradece, no habría querido llegar en medio de tanto bullicio.
Por fin llega a los barrotes de acero, levanta una ceja intrigado, solo puede ver a un hombre en una de las cuatro camas, un hombre que no recuerda conocer.
-Esta no es mi celda. -dice, sintiendo las manos duras del oficial quitarle las esposas de las muñecas.
-¿Eso importa? Solo entra. -el rubio le dio la razón en silencio y dio un paso dentro, casi de inmediato oyó el portazo detrás de su nuca.
Naruto analizó el lugar, podía escoger la cama que quisiera, optó por la litera contraria a la que estaba siendo usada.
-Algunos piden permiso antes de usar las cosas de otros. -escuchó la voz del recluso, se encontraba sentado y encorvado en su colchón. -Es mi celda. -le gruñó.
El doncel lo miró, era un hombre anciano, tenía el cabello descuidado y espinoso en color gris, una barba canosa y unos pequeños anteojos. El rubio bufó disgustado y siguió adueñándose de su lado de dormir, ignorándolo.
-Te voy a cortar el cuello. -le gruñó rabioso al sentirse ignorado.
-Inténtalo. -le contestó desafiante, su mirada azul estaba expectante de cualquier peligro.
El mayor le sostuvo la mirada, sus gestos marcados por la edad parecían de roca, la batalla de miradas terminó en cuestión de miradas. -Eres un mocoso idiota, no podría mancharme las manos contigo. -le dijo por fin, volviendo a recostarse, rindiéndose.
Naruto resopló en respuesta, no quería hablar con nadie, una parte porque estaba afectado por su situación y otra porque prácticamente pasó meses hablando solo entre 4 paredes, ya no se sentía muy cómodo hablando con criminales extraños.
La mañana llegó, se levantó antes que su compañero, hizo la cama y se quedó sentado en una esquina esperando a que empezara la revisión matutina.
El hombre anciano se levantó y vio al mas joven tan silencioso y quieto que sintió escalofríos. -Carajo, olvidé que había alguien más aquí. -dijo, nunca recibió respuesta.
El mayor se estiró perezosamente, se acomodó sus pequeños anteojos y luego de la rutina mañanera de dejar todo en orden se dedicó a leer una revista que tenía escondida bajo su almohada, estrechaba la mirada cada que no alcanzaba a leer algo incluso usando sus lentes.
La alarma sonó e inmediatamente el ruido de las celdas ser golpeadas por los guardias, verificando que todos estuviesen en su celda, que no hubiera alguien muerto, y cosas así.
Ambos prisioneros se levantaron para la revisión, el oficial los inspeccionó sin ganas, como si ya supiera que nada malo saldría de ellos.
-Buen día Tazuna. -Incluso el oficial saludó al anciano con cierta familiaridad.
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P R I S I O N E R O
Hayran KurguNaruto Namikaze es enviado a prisión injustamente. Siendo un doncel es imposible que salga ileso. No de una prisión de varones. Tendrá que demostrar su inocencia y hacer que todos los presos piensen que es un varón al igual que ellos. Eso o tener qu...
