Lección

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Alguien que está acostumbrado a simplemente ver con repudio a su servidumbre limpiando los suelos de su ostentosa casa simplemente no debería disfrutar de hacer lo mismo pero en una vil prisión.

Sin embargo Naruto era la excepción, era una cosa enfermamente relajante ver esos sucios y mal cuidados pisos quedar brillantes cada vez que pasaba su trapeador bañado en detergente barato.

Eso sumado a que él delimitaba donde poner esos llamativos letreros amarillos que decían "cuidado, piso mojado" por lo que gozaba de largos pasillos en absoluto silencio, de vez en cuando alguno de los guardias le hacían una breve platica, muchas veces burlona y mezquina y otras pocas de cosas realmente irrelevantes como el olor de los girasoles.

Porque sí, una vez se la pasó discutiendo con un guardia bastante joven sobre como se describiría el olor de un girasol.

Esta vez el guardia que cuidaba ese pasillo estaba muy concentrado comiendo rosquillas glaseadas por lo que no le prestó atención.

A Naruto se le hizo agua la boca, esos ridículos panecillos azucarados le hacían querer tragar tantos como pudiera, suponía que era normal después de todo, llevaba ya un buen tiempo comiendo basura.

Inevitablemente gimió lastimeramente mientras miraba con serenidad una mancha en el suelo de lodo.

. - . – Flash Back . - . –

Naruto llegaba a su casa cargando varias bolsas de papel con un logo impreso verde que decía VidaNatural.

-¿Qué es todo eso? – su padre que casualmente estaba ahí le preguntó, mirando con adoración a su hijo que ese día especialmente se veía radiante.

-Mi nueva comida. –le contestó sonriente.

-¿Qué traes entre manos esta vez? –

-¡Es lo máximo! –chilló dejando las bolsas en el suelo. -¿Tienes idea de cuanto sufren los animales en esas feas granjas? –puso cara de enfado. –¡Sí! Justo ese pobre cerdito que te estas comiendo ahora –

Miró acusadoramente a su padre que comía tocino dorado.

-Pero sabes algo, he decidido parar con esa masacre. –dijo con determinación. –Desde ahora comeré algo que no dañe a otro ser vivo. Por que al menos yo no soy un salvaje. –

Minato rió, siendo sincero adoraba consentir a sus hijos con cualquier bobada que se les pasara por la cabeza.

Recordó el día en que Deidara le pidió que patrocinara a un grupo de artistas jóvenes que buscaban expresarse sin importar lo que dijeran los demás, sin más dio unos cuantos miles de dólares.

El resultado fue una escultura de tres metros de altura, esta con forma del miembro masculino. Sumado a un montón de adolescentes desnudos a su alrededor que gritaban contradiciendo al "sistema retrograda".

Rápidamente impidió que su hermoso Deidara se quitara la ropa también, y se encargó de borrar su nombre de la escultura, poniendo en su lugar un seudónimo.

Ahora Naruto quería comer hierbitas pues no lo detendría.

-Jugo de arándanos 100% natural. –lo destapó oliendo la dulce fragancia. -¡Por el amor de dios! Yo mismo vi como lo preparaban, esto es lo mejor. –

Minato tuvo que aceptar que lucía mejor que los jugos embotellados, lo probaron sin más, el sabor era muy propio de el arándano. Sin embargo era muy acido y ligeramente dulce.

P R I S I O N E R ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora