Cada vez más cerca

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Disculpen la demora.

A cada paso se acercaba más, incluso imaginaba un posible escenario en donde Uchiha lo acorralara contra la pared y le pusiera una navaja en el cuello.

-Una patada en la entrepierna me libraría de algo así. –pensó.

Pero su cuerpo pareció tensarse cuando la figura masculina pasó a su lado, volteó para ver a donde iba y se sorprendió cuando vio a otro preso ahí, esperando.

Este mismo lucía demacrado. Sus pupilas añiles miraban con incredulidad como Uchiha le daba una bolsita con contenido no identificado, y el otro hombre le daba un rollo de billetes.

Una vez hecho el intercambio de nuevo tomaron rumbos diferentes, Naruto seguía ahí parado. -¿Viste algo, Uzumaki? –preguntó la grave y masculina voz del Uchiha, su mirada tan profunda le hizo sentir un estremecimiento en todo el cuerpo.

Negó de inmediato. –No vi nada. –respondió caminando rápidamente. Sin percatarse de que Uchiha lo veía con una sonrisa altanera, planeando algo.

Llegó a una sala bastante iluminada, ahí encontró a sus compañeros jugando cartas, apostando una barra de chocolate, Tobi tenía todas las de perder contra el hábil Shino.

-Parece que viste un fantasma. –comentó Lee mirándolo. –Estas pálido. –

Naruto se sentó junto a ellos dándose suaves golpes en las mejillas. –No es nada, es solo que...-miró a otro lado buscando una explicación.

-Realmente no nos importa, no tienes que responder. –dijo Tobi con falsa tranquilidad pues estaba por perder.

-Gracias. –dijo suavemente. –Creo que saber eso es bueno...-

-¿Qué rayos pasa contigo? Siempre dices "gracias" por todo y también "lo siento" Vamos ten más confianza y menos miedo. –dijo el de cejas pobladas mientras le daba una palmada en la espalda.

-Lo sie...-de nuevo iba a decirlo. –¡Si! –terminó con seguridad claramente fingida. Tobi negó con la cabeza mientras sonreía.

-Uzumaki. –lo llamó un oficial. –Dirígete a la oficina de tu consejero. –Naruto se levanto interrogándose porque lo llamaban.

-Seguramente te asignarán un trabajo. –contestó a sus dudas Shino.

Tenía miedo de alejarse de su zona de confort, pues en su cabeza existía la posibilidad de encontrarse con Uchiha o alguien indeseable. Solo esperaba que el oficial lo escoltara o algo así, aunque eso era mucho pedir.

Para su mala suerte apenas dio la orden desapareció por la puerta.

Caminaba precavido con su rumbo fijo, varios reclusos iban por ese pasillo, y eso le hacía sentir mejor. Parecían ignorar su presencia, lo que suma puntos a su tranquilidad.

Encontró la oficina sin mucho esfuerzo. Tocó antes de entrar.

-Adelante. –dijo un hombre con piel morena. –Siéntate. –ofreció una vez que el rubio estuviera dentro de su oficina.

-Gracias. –dijo en susurro mientras se colocaba frente al escritorio. –Me dijeron que me ha llamado, señor Umino. –

-Así es. –dejó a un lado los papeles que estaba leyendo. –Mira, en instituciones correccionales como esta tenemos ciertos programas que ayudan a los internos a mantener un trabajo, algo que los mantiene ocupados y que los prepara para cuando cumplan su condena. Obviamente se les da un pago en sus cuentas. –

El de melena rubia asintió. –Supongo que me quiere contratar, ¿verdad? –

El mayor soltó una risa. –Algo así. –contestó mientras le ofrecía un pequeño bombón al blondo. El cual lo aceptó con una pequeña sonrisa. –Tenemos diferentes trabajos aquí, para que ustedes puedan contribuir, con el fin de que se sientan incluidos en esta comunidad y dejen de ver esto como un encierro, que lo empiecen a ver como un hogar temporal en donde se corrijan. –

P R I S I O N E R ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora