"Mamma, ¿vendrás luego a la cama?"
Peggy pega un pequeño respingo cuando la tierna voz infantil irrumpe en el silencio de la habitación. Tony, desde el umbral de la puerta, la mira con reproche.
"Enseguida, mi amor, solo termino de leer estos papeles y-"
"Dijiste eso hace dos horas, má." Replica él, y Peggy sonríe culpable.
Su hijo la mira con la dureza que solo un niño de siete años puede tener. Ella le observa fijamente y no puede evitar que el amor maternal, junto con la ternura, le corra como lava por las venas cuando el pequeño se rasca disimuladamente el ojo derecho para poder espantar el sueño.
Tony Carter es su hijo a pesar de que la sangre diga lo contrario. Sabe que el ingenio Stark y la dulzura Carbonell corre aún más fuerte por el cuerpo del infante que el propio apellido impuesto por temas legales. Sin embargo, ella no puede evitar el pensar que su mentalidad lentamente se implanta sobre el niño y que quizá aquello pueda pesar aún más que los propios genes de quienes fueron sus verdaderos progenitores.
Todavía recuerda esa llamada que la despertó a las cinco de la mañana y que cambió su vida en ciento ochenta grados. Tony tenía solo unos cuantos meses de nacido cuando Howard y María fallecieron en ese accidente automovilístico, así que era más que razonable que él no recordara nada; ni la tumba de sus padres, ni el orfanato en el que estuvo por cerca de dos meses antes de que ella fuera al juzgado y se hiciera de la tutela legal del bebé a tal punto de hacerlo su hijo. Aún recuerda a Jarvis abrazar fuertemente al niño contra su pecho después de que ella fuera a recogerlo al hogar, mientras que Ana agradecía en húngaro a su propio Dios por dejarles tener el niño a su lado unos cuantos años más antes de que la edad les pasara factura y el peso de la vida les quitara el aliento.
Peggy había estado asustada en un comienzo; el hacerse madre tan repentinamente había establecido un antes y después en todas sus metas de vida. Pero cada vez que Tony crecía como ser humano, ya fuera dando sus primeros pasos, comiendo solo e incluso hasta diciéndole mamma, ella sabía que había tomado la decisión correcta.
Por eso no puede evitar amarle. Puede que Tony no haya nacido de sus entrañas ni que haya sido un hijo con el amor de su vida, pero ese es el niño que ella misma decidió amar y proteger, aunque la vida se le fuera en ello.
El pequeño lanza un bostezo mal disimulado y ella suspira. "Está bien. Vamos a dormir." Susurra la mujer, levantándose de su asiento y apagando la luz con la que leía los documentos.
Ya mañana seguiría con eso. El descanso de su cachorro es mucho más importante que unos estúpidos papeles.
Tony le toma la mano que ella le extiende con pereza, y juntos se dirigen hacía la comodidad de su cama. Esa noche, el castaño se apretuja a su lado cuando Peggy se recuesta con su pijama lista para dormir. La fría noche continúa cayendo lentamente sobre los techos del vecindario, pero ellos, uno junto al otro, no temen a la oscuridad y mucho menos al frío.
"Mamá..." Murmura Tony contra su pecho al cabo de unos cuantos segundos en silencio. Peggy, aún despierta, deja de acariciarle los cabellos para musitar un pequeño '¿mm?', indicándole que le escucha. "¿Puedes contarme otra historia del Capitán América?"
Ella sonríe para sus adentros antes de contestar. "Por supuesto, cariño."
Sí. Está fue la decisión correcta.
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He loved you even when you fought
Фанфик¿Aún recuerdas como comenzó todo esto? Comenzó con dos hombres; uno era vida... Y uno era muerte. . . . . Serie de Drabbles Stony (en su mayoría).