Pisadas fuertes y enfurecidas se escuchan como un eco tortuoso por el pasillo que conecta su habitación con la sala común de la casa. Tony, en medio de la inconsciencia que el alcohol le ha provocado, reconoce perfectamente esos tacones agujas que azotan con furia las pobres baldosas de cerámica que tan bien se han portado en el último tiempo con él, recibiéndole entre sus brazos cuando las piernas comenzaban a fallarle y el mundo daba vueltas y vueltas, volviendo su cabeza un revoltijo de pensamientos incomprensibles.
El moreno suelta un bufido de fastidio y le da un trago más a la botella de bourbon. Las pisadas se detienen justo enfrente de su puerta y el castaño cuenta hasta tres antes de que la puerta se abra en un estruendo y las facciones iracundas de su Mamma le saluden en aquella hermosa noche de invierno.
Un suspiro nace desde su garganta y el suave olor de la bebida se cola sutilmente entre su aliento.
Que jodido es todo esto.
"Maldición, Tony, no voy a ver cómo te emborrachas hasta la muerte." Exclama Peggy, con sus grandes y hermosos ojos cafés fijos en el whiskey que su hijo se tiene entre las manos. Tony arruga el entrecejo con molestia; la voz de la mujer se escucha inusualmente más alta de lo normal y el dolor de cabeza que eso le provoca, no tiene forma de ser descrito por su mente borracha.
"Baja la voz, por todos los cielos." Susurra el castaño mientras se pasa la mano libre por el rostro cansado. Peggy aprieta los labios en respuesta. "No todo el mundo debe enterarse de lo que pasa ¿sabes?"
"Se puede saber que carajos es lo que te—"
"¿Cuándo planeabas decírmelo?" Tony dice, cortándole las palabras. Margaret siente que el alma se le escapa del cuerpo junto con su respiración, y los latidos de su corazón se disparan a niveles tan altos que ella nunca creyó poder llegar a sentir en su vida.
No.
Él no puede saberlo.
"¿A qué te refieres?" Pregunta la mujer, tratando de mantener la calma. Tony la observa fijamente por unos cuantos segundos antes de soltar una risotada sarcástica. "Anthony Carter, quiero que me escuches y—"
"Stark..."
"¿Qué?"
"No soy Carter," musita Tony, bien bajito, como si fuera uno de sus más oscuros secretos. "Soy Stark. Y tú, tú no eres mi madre."
Oh carajos.
"¿Q-Qué es lo que has dicho?"
"Ambos sabemos que escuchaste bien." Sostiene el castaño, levantándose con pasos tambaleantes de su cama. Peggy lo observa con temor mal disimulado y los cafés de Tony, tan parecidos a los de Howard, le devuelven la mirada con frialdad infinita. "¿Cuándo planeabas decírmelo?" Vuelve a preguntar él, y entonces ella descubre que ya no puede ocultarlo más.
"Tony, por favor, déjame—"
"¿Explicartelo?" Dice él, con sarcasmo. "¿Qué demonios es lo que vas a explicar? ¿Qué querías ocultármelo hasta que te murieras? ¿Qué no era necesario que supiera la verdad? ¿O es que esto de ser una doble agente incluye que me mientas a mí también?"
"No es eso." Chilla Peggy, sintiendo como sus ojos se llenan de lágrimas. "Por todos los cielos, ¿Cómo se te puede ocurrir semejante tontería?"
"¿¡Y que es lo que quieres que piense!?" Tony grita, con la garganta escociéndole. "¡Toda mi vida ha sido una jodida mentira! ¿te das cuenta de todo lo que esto significa? Todo lo que en alguna vez creí, todo lo que pensaba... Siempre fue una farsa. "
"Esto no cambia nada para nosotros." Razona la mujer, intentando acercarse hacia su cachorro, inútilmente. "Sé que ahora no suena sencillo, pero—"
"¿Quién soy, Peggy?" Pregunta él, acallándola inmediatamente. "Dime tú quien soy, porque yo estoy confundido. Mis memorias, la casa, mis seres queridos, hasta mi propio cuerpo; todo me parece tan extraño y desconocido ahora... Soy un Stark, hijo de un hombre con un imperio armamentista, pero a la vez no lo soy... Entonces, ¿eso en que me convierte?"
Peggy siente su corazón fragmentarse en miles de pedazos ante la pregunta, sin embargo, decide tragarse el nudo de la garganta y contestar con toda confianza y firmeza que puede, aunque sienta aquellos temores que creía olvidados rasguñar con fuerza su estómago.
"Te convierte en mi hijo, Anthony." Asegura ella. "Puede que no hayas nacido de mí ni que lleves mi sangre en tu cuerpo, pero te amo más que mi propia vida y yo fui la que elegí hacerlo. María y Howard fueron tus padres biológicos- y lamento un montón el que hayas tenido que enterarte de esta forma-, pero eso no cambia nada, por lo menos no para mí. Y si para ti, el saber esto significa que yo... Ya no soy tu madre y todo lo que formamos juntos no es nada..."
"Eso —"
"¿Sabes? Creo que necesitas tiempo para asumirlo." Dice Peggy, carraspeando al sentir su propia voz quebrarse. "Será mejor que no vivas aquí por un tiempo. Estoy segura de que Jarvis estará feliz de recibirte por una temporada mientras piensas las cosas. Y si él no te parece conveniente, hablaré con los padres de Rhodes." Decide ella. "Ahora, quiero que te des una ducha y empaques lo que encuentres necesario mientras hago unas cuantas llamadas."
"Mamma, espera..."
"No me digas así." Calla la mujer, sin estar enojada realmente. "Quiero que me digas de esa forma cuando lo sientas sinceramente y no por obligación ¿de acuerdo?
≫No te estoy corriendo de la casa, si es lo que estas pensando. Solo quiero que medites bien todo esto y estoy segura de que, si estamos juntos en estos momentos, solo vamos a dañarnos mutuamente. Llámame cuando todo se calme para ti, y avísame con quien quieres quedarte para dejar todo listo ¿está bien?"
"Pero—"
"¿Esta bien?" Reitera ella, con sus ojos acuosos mirándolo fijamente. Tony traga duro, sintiendo como su propia garganta se cierra, pero asiente con la cabeza.
Peggy le sonríe tenuemente, aunque sus ojos demuestran lo contrario, y se dispone a retirarse de la habitación no sin antes quitarle la botella para evitar más problemas.
Tres horas después, Tony sale de la casa que lo vio crecer con una maleta en mano y sus pensamientos aún más confundidos que cuando comenzó todo este circo. Peggy espera en el umbral de su puerta a que el taxi que lleva a su hijo desaparezca de su vista, y solo ahí decide dejar salir sus lágrimas.
Entonces ella siente que un poco de whiskey no le vendría mal en esos instantes mientras que sus temores celebran de que al fin le ganaron la partida.
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Basado en el gif.
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He loved you even when you fought
Fanfiction¿Aún recuerdas como comenzó todo esto? Comenzó con dos hombres; uno era vida... Y uno era muerte. . . . . Serie de Drabbles Stony (en su mayoría).