Peter, pequeño y regordete como solo un bebé de cuatro meses puede ser, suelta una pequeña carcajada que resuena en un tierno y dulce eco por toda la habitación. Tony, que estaba a tan solo unos cuantos metros de distancia de la cuna, escucha el sonido como la más hermosa de las canciones y su corazón se paraliza en respuesta.
El móvil de The Avengers que Phil le regaló con tanto entusiasmo hacía meses atrás cuando se enteró de su embarazo, continúa moviéndose de aquí para allá en un vaivén sutil y común que logra sacarle más risas al infante. El castaño no logra comprender qué demonios tiene aquello de divertido para su hijo, pero de todos modos se acerca presuroso a la pequeña camita y agradece a todos los Dioses antiguos y nuevos (aunque él no crea en ellos) por darle ese precioso milagro de bellísimas orbes azules.
Tony todavía puede recordar lo difícil que fue llevar esto hasta el final y con las menores complicaciones que fuesen posibles; siendo un Omega macho, hubiera sido algo normal de que su cachorro nunca llegara a nacer. Los abortos involuntarios dentro de las primeras veinte semanas eran cosa común en su casta, compitiendo incluso con el porcentaje de esterilización que sus compañeros Omegas se hacían para no quedar encita y no tener que sufrir con la pérdida de un bebé que nunca llegarían a conocer.
Pero, gracias a su insensata inmadurez y rebeldía veinteañera, él se había negado a pasar por esa cirugía.
Siendo sinceros, al principio Tony nunca creyó que se estabilizaría con alguien a tal punto como para tener un cachorro. Pepper había sido la única Alfa con la que él se había sentido verdaderamente a gusto y seguro de intentarlo, pero cuando las cosas entre ellos no funcionaron, Tony pensó que entonces nunca nadie sería más correcto que ella y quitarse el vientre a esas alturas del partido, solo hubiera sido una pérdida de tiempo.
Sin embargo, cuando Steve comenzó a cortejarle con sus tiernos sonrojos y las citas junto con los besos calientes en medio de un callejón oscuro ya no fueron suficiente, Tony no lo había pensado mucho y en cuestión de meses se vio envuelto en las suaves sábanas del Capitán América, con una enorme y visible marca de unión sobre su cuello que él felizmente portaba y lucía como si de un premio se tratase.
Y, bueno, lo inevitable terminó por suceder.
Fue Wanda quien lo notó primero. Un pequeño e inusual aroma de manzanas y tartaletas de duraznos recién hechas se ceñía suavemente sobre la achocolatada esencia de Tony, y la Omega se lo hizo saber una mañana en el comedor común justo después de que el resto de su Manada se marchara. Él solamente se había encogido de hombros por aquel entonces y se cobijó bajo la idea de que posiblemente fuera el calor de su Celo que dentro de poco llegaría. Ella lo había mirado fijamente por unos cuantos segundos antes de que él apartara la mirada con incomodidad mal disimulada y terminara por salir corriendo de la habitación con una dona a medio comer y palabras atropelladas acerca de una importante reunión y Pepper matándole por llegar tarde.
El segundo en darse cuenta fue, obviamente, Steve. Ambos habían estado durmiendo tranquilamente en su nido, con uno de los brazos del Alfa rodeando protectoramente a su pareja, cuando de pronto un olor diferente a lo usual lo hizo saltar en alerta. Rogers había gruñido ante la amenaza de que alguien se acercara a su territorio para atacarles, pero al momento de dar un pequeño vistazo a su alrededor y percatarse de que solamente estaban ellos dos, un extraño presentimiento removió su estómago. Él había olfateado el aire, buscando la causa de ese aroma; Tony, durmiendo a pata suelta como él solo podía hacerlo, se había removido para obtener una mejor posición en el lecho y entonces la esencia se había disparado como una bala contra su nariz.
Steve dirigió una vista asustada hacia la fuente del olor y el vientre moreno y plano de Tony le saludo como si tuviera vida.
Pero, de todos modos, aquello no había estado tan lejano de la verdad.
ESTÁS LEYENDO
He loved you even when you fought
Fiksi Penggemar¿Aún recuerdas como comenzó todo esto? Comenzó con dos hombres; uno era vida... Y uno era muerte. . . . . Serie de Drabbles Stony (en su mayoría).