Capitulo 7

19 1 0
                                    

Al día siguiente fui a clases. Creía que Adriano faltaría al colegio (era lo más predecible) pero asistió de todas formas,eso sí, no quería que nadie se le acerque. Andaba de un lado para otro en el recreo  sin dirección fija, sin tener los ojos puestos en algo o alguien, sólo lo veía caminar desorientado, desesperanzado, sin sentido. Me preocupé entonces y, respirando hondo, me acerqué cautelosamente hacia él. Lo de cautelosamente es mentira, lo abracé cariñosamente por la espalda sin cuidado alguno. ¿Qué quieres? dijo.

- Quiero ayudarte - contesté

- Bonnie, esta vez sí que necesito estar solo... Tengo que aclarar mis ideas, tú me entiendes. Suéltame.

Obedecí con tal de complacerlo. Notarás, el no tenía a quien más acudir. La campana del recreo sonó y tuve que ingresar al salón. Mi carpeta es la que está pegada a la puerta y desde ahí noté que Adriano no había ingresa a su salón. Estaba sentado en una banca,adyacente a un frondoso árbol que le brindaba sombra del intenso sol otoñal.

- ¿Profesora puedo ir al baño? - pregunté

- Acabas de venir del recreo - contestó

- Es que me olvidé mi lonchera ahi, voy y vengo rápido - mentí

- Está bien, pero regresas rápido

La ingenua profesora era fácil de engañar. Nunca había engañado a un profesor, me sentía una rebelde sin causa, estaba en mi gloria de maldad para practicar una buena causa. Corrí hacia Adriano.

- ¡Déjame! ¡Vete! - recibí de un Adriano sollozante que se fue corriendo hacia otra parte.

No me importó nada, lo perceguí hasta el cansancio. A quien engaño, lo perceguí hasta que el director de formación (que justo se le ocurrió salir de su chiquero, "oficina" él le decía) nos vio corriendo a ambos. Lo malinterpretó todo, nos llamó y nos hizo pasar a su chiquero. A mí nada me importó, si me expulsaban por 1 día, 3 o 7 me daba igual, yo me eché toda la culpa de lo que pasó.

- Ella miente,yo soy el único culpable de todo. Ella sólo pasaba por ahi, yo fui quien la provocó y por eso me perciguió - dijo Adriano

Admirada me quedé... No quería causarle más problemas, así que insistí fervientemente en que yo era la única culpable.

- No los entiendo,ambos se echan la culpa de todo. Castigaré a ambos, no hay necesidad de que escusen al otro. Mañana se quedarán sin ambos recreos, los quiero en mi oficina. Pueden retirarse - dijo el director

Me sentí horrible. Adriano tuvo que perder ambos recreos a la par que yo y todo por mi culpa. Me dio hasta verguenza preguntarle por qué hizo lo que hizo ante el director. Me daba verguenza verle o intentar hablarle, no me cabían las manos para cubrirme la cara por esa verguenza que intenta huir de todo. Durante el castigo, cruzábamos miradas, pero él me veía con un verde signo de interrogación en los ojos "¿Qué me miras?" decía silenciosamente. El remordimiento me carcomía, si es que tú, lector, fuiste de esos alumnos que siempre se metían en problemas, a ti te puede parecer normal este tipo de situaciones. Pero Adriano, quien se había convertido en huérfano de madre recién hace un día, no merecía cargar con un peso más (él ya tenía muchas preocupaciones de por si).

- Adriano, te ruego que me perdones - dije, cubriéndome sutilmente mis ojos humedecidos

-  Bonnie, no te sientas mal por eso - dijo - Es sólo un castigo y ya. Admito haber estado algo fastidiado contigo por haber hecho eso, pero ya pasó. No quiero perderte por una estupidez como esta,de todos modos tú sólo lo hiciste porque te preocupaste por mí. Nunca tuviste que haber salido de tú salón, nadie te obligó a hacerlo; sin embargo, tú lo hiciste porque te importo y eso es una demostración grande de afecto para mí que tú me ofreciste en aquel rato. No tuve que haberte botado despectivamente, lo admito, pero estaba muy frustrado por lo de mi madre, en verdad necesitaba tiempo para mí solo. De todas formas te pido perdón, tú no tienes que pedirme perdón por nada, lo único que tienes que hacer es disculparme por todo.

Obsesión inmiscuidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora