Capítulo 10

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Los seis miraban desde el tejado como los no-mágicos iba cayendo al suelo sin moverse, miraron a Luna quien reía sin parar, poco después entró Samuel con Ruz, quien tenía las manos atadas con una cuerda.

-Que pena, habéis estado tan cerca pero a la vez tan lejos -sonrió la Directora -También es una pena que hayáis creído que este era la única arma que tenía para hacer que los no-mágicos desaparecieran.

-¿Eso qué quiere decir? -preguntó con rabia Shiny -¿Hay más?

-Has acertado, pero no solo tengo una en cada país sino que también fuera de la tierra.

-Te vamos a detener, no te saldrás con la tuya -dijo decidida Diana mientras la miraba.

La directora la miró con una sonrisa de nostalgia mientras sonreía levemente.

-Yo creo que habéis perdido -comentó Samuel.

Del ascensor que tenían al lado salieron varios alumnos y los apuntaron con unas armas las cuales te paralizaban. Ruz miró todo con odio y pensó en lo único que podía hacer, miró a los chicos y estos a él.

-Chicos, siento mucho vuestra pérdida -sonrió con nostalgia -Espero que consigáis detenerla.

-¿Qué vas a hacer? -preguntó asustada Carla.

Él miró al cielo y sonrió a los chicos, se soltó de las cuerdas y sacó una granada de su chaqueta, la directora y Samuel vieron sorprendidos al igual que los demás, un jet se paró detrás de los chicos y estos subieron. La directora y Samuel escaparon por los pelos ya que Ruz había quitado la anilla de la granada, haciendo explotar todo. Los chicos miraban tristes desde el jet que se alejaba de allí.

-Ruz se ha ido -susurró Aymar llorando.

-Lo ha hecho para salvarnos -dijo Diana todavía impactada -Aunque ha acabado con la vida de algunos de nuestros compañeros.

-Ahora tenemos que detener a la directora, no solo por nuestros compañeros sino también por el sacrificio que ha hecho Ruz por nosotros -comentó Orion.

-Él miró al cielo antes de hacer explotar la granada, eso quiere decir que....-inquirió Ulises.

-El arma verdadera tiene que ser un satélite -continuó Shiny -Por eso tiene varias de esas máquinas en cada país, tenemos que destruir el satélite para salvar a todos y romper la cadena.

-¿A qué esperamos? -sonrió Diana -Vamos a ello.

(...)

-La joven llamada Diana si que es testaruda -dijo Samuel viendo el daño que hizo la granada.

-No me sorprende que lo haya sacado de su madre.

-¿A qué se refiere? -preguntó Samuel confundido -¿Conoce a su madre?

-Obviamente -sonríe con nostalgia-su madre soy yo, es normal que la conozca.

-¿Cómo es posible? -dijo impactado -¿Diana Hillsburn es su hija?

-Demasiadas preguntas, por ahora debo detenerlos....Digamos que esto lo hago por ella. Vamos.

(...)

-¿Ahora adónde vamos? -preguntó Shiny.

-Yo conozco a alguien que nos puede ayudar, trabaja con satélites -sugirió Diana mirando a sus amigos.

-¿Es quién creo que es? -sonrió Aymar.

-Si, es él. Y ya no me persigue si es lo que preguntas.

-¿De quién estáis hablando? -dijo Orion uniéndose a la conversación.

-Un compañero de clase del instituto, estaba enamorado de Diana pero ella hacía caso omiso a él -explicó Aymar -Me ha sorprendido que haya estudiado para trabajar en la nasa. ¿Tú como sabes que ha estudiado?

-Estamos en contacto, un día me lo encontré con su novia y me lo dijo -comentó Diana tumbándose en el sofá.

-¿Sólo es un amigo? -preguntó celoso Orion.

-Si, solo es un amigo. Además no me gusta, ¡y vale ya con las preguntas! -exclamó Diana ya nerviosa de tanto interrogatorio.

Diana le dio la ubicación a Shiny, quien manejaba el jet. Lo tenían puesto en automático pero falló y lo tuvieron que manejar así que la única que sabía era Shiny. Diana se puso a comer fruta mientras Orion la miraba de reojo, Ulises y Aymar se reían en silencio por la escena y Carla se durmió en el asiento.

Cuando llegaron Mike los recibió con una sonrisa, le dio un beso en la mejilla a Diana en modo de saludo, hizo lo mismo con Aymar, Shiny y Carla; les ofreció la mano a Orion y Ulises, quienes la aceptaron. Él les invitó a entrar en las instalaciones y les explicó lo que hacía cada sala así como las máquinas que habían en ellas.

Diana y el resto le explicó la situación a Mike, este se asustó al saber que iban a morir todos los no-mágicos pero lo que mas le impactó fue que todos ellos tuvieran poderes. Mike se puso a trabajar en un ordenador para intentar parar la máquina, después de introducir varios códigos al fin pudo tener durante un breve momento el control de la máquina pero le denegaron el permiso para controlarla del todo.

-Al parecer tiene todo encriptado, va a costar desactivarla -dijo Mike algo agobiado -¿Cuánto queda para que la onda llegue hasta aquí?

-Según lo que he averiguado...-habló Carla -Quedan dos días para que llegue, ¿lo conseguiremos?

-¿Y si vamos directamente al satélite? -propuso Diana, todos la miraron raro -¿Qué?

-En cierto modo puede funcionar, sino podemos desde aquí, tal vez podemos detenerla desde el origen y ese es el mismo satélite -explicó Aymar lo que quería decir su amiga.

-Parece que tu cerebro funciona a veces -rió Carla.

-Tengo cerebro, otra cosa es que quiera usarlo -sonrió Diana.

-Eso era lo que me gustaba de ti -dijo Mike -Tus extrañas ideas.

-No me digas que aún quieres algo con ella -decía Orion celoso.

-¡Claro que no! Tengo una novia a la que quiero -contestó Mike -Además, veo como te la comes con la mirada.

-No se de que hablas...

-Vamos Orion, sabes que tiene razón -añadió Ulises -Soy tu amigo desde hace años y te conozco, es increíble que ella no se haya dado cuenta.

-¿Es que alguna vez se da cuenta de algo? -preguntó Shiny sonriendo.

-¿De qué estábamos hablando? -dijo de repente Diana, quien se había quedado en su mundo.

-Lo que decimos, ella está en su mundo -finalizó Aymar sonriendo al ver que su amiga estaba confundida por lo que había pasado.

Mike les dejó quedarse en su casa, como tenía habitaciones de sobra cabían todos. Diana tuvo una especie de recuerdo y se acostó pronto, era algo que le pasaba a veces; recordaba cosas, eran como recuerdos pero no conseguía recordar el rostro de su madre, quien la abandonó con 10 años. Aymar era consciente de lo que le pasaba a veces a su amiga y decidió contárselo al resto, estos aceptaron no hacerle preguntas sobre quien era su madre ya que a veces por intentar recordar se desmayaba.

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