Capítulo 4

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El día se pasó demasiado lento. Mi clase no estaba nada mal pero no había conseguido cruzar más de dos palabras con nadie aún. En el descanso largo seguí a toda la oleada de gente hasta la cafetería. Era muy grande y por más que quería me era muy difícil encontrar a Dan por allí. Rendida de buscarle me di la vuelta y me choqué con alguien. Otra vez no, ya iban dos veces en lo que llevaba de día que me chocaba con alguien. Levanté la mirada y me quedé helada. Estaba claro que hoy no era mi día.

- Tú otra vez. No me creo que seas tan patosa. - de verdad, ¿de todas las personas que había ahí tenía que ser con él con quien me chocara? - deberías de llevar un cascabel puesto así cuando alguien lo escuche tendrán más cuidado sabiendo que andas cerca.

No sé qué me pasaba. Ya hacía mucho tiempo que mi lado impulsivo estaba escondido, dormido, pero en ese momento se despertó.

- Tal vez deberías ser tú el que llevase ese cascabel, así cuando lo escuchen de sonar la gente sabría que un idiota estaba cerca. - su mirada se enfureció más si es que podía.

- Tú lo que eres es un niñata que solo quiere llamar la atención. Haznos un favor a todos y vuelve al lugar de donde has venido. - me dijo con desprecio.

- No eres nadie para hablarme de esa forma. Eres el típico Badboy de instituto que deja mucho que desear.

- Vaya, con que tienes carácter. Cualquiera lo diría por lo de esta mañana. y sí podré ser un Badboy o como sea que lo llames, pero...- se acercó lentamente a mí y me susurró en el oído. - puedo recordar perfectamente que esta mañana no podías ni articular ni una palabra mientras te tenía en mis brazos. - se alejó un poco y mirándome a los ojos me dijo. - prácticamente temblabas en ellos.

Me volví a acercar a él y a centímetros de su boca le dije:

- Mas quisieras. Si temblaba era de por la repulsión que me provocas. Tú no podrías despertar ningún otro sentimiento en mí.

Nos quedamos los dos quietos y muy cerca, demasiado cerca diría yo. De repente alguien detrás mío carraspeó. Me giré y era Dan.

- Ey Eric. – saludó al chico con el que hace segundos estaba discutiendo. - Anni te estaba buscando creía que te habrías perdido o algo. Ven vayamos a nuestra mesa. Te presentare a todos. Seguro que les caes genial. Aunque son menos guays que yo. - me dijo en broma.

Me giré para volver a ver a Eric. Por fin sabía el nombre del chico. Este miraba a Dan con odio. No entendía por qué podría ser. Seguro que algo pasó entre estos dos en el pasado. Sin más Eric me volvió a mirar con esa mirada fría suya y se marchó.

Dan me presentó a todos sus amigos. La verdad es que eran unos cuantos, pero con los que mejor congenié fueron Nerea, Carlos y Paula. El rato que estuve con ello no pude parar de reír. Me di cuenta que necesitaba otra vez esos pequeños momentos de risas y con cero preocupaciones.

El resto de clases fueron agotadoras. Los profesores estuvieron soltándonos el mismo royo de siempre sobre las reglas, porcentajes de exámenes, etc. Dan y los chicos me invitaron a ir con ellos a tomar algo, pero estaba demasiado cansada y por la tarde tenía que ir a trabajar, por lo que decidí volver a casa. En todo el camino no pude dejar de pensar en Eric, en esas mirada fría y misteriosa que tenía que me provocaba querer saber más de él.

- Anni deja de pensar en él. Es un idiota al que le divierte dejar mal a la gente y sentirse superior. - me dije.

Miré a mi alrededor y la chica que estaba sentada al lado mío en el metro me miró como si estuviera loca. Sonrojada me levanté y me bajé ya que habíamos llegado a mi parada. No sé por qué, pero tenía la sensación de que iba a ser un curso muy movido.

A las seis de la tarde cogí el bolso y todas mis cosas y me fui a la cafetería donde trabajaba. Por lo que vi hoy estaba más abarrotada que nunca. Elena mi compañera me saludó y me dijo que por esta época la cafetería se llenaba más, ya que la universidad estaba cerca y los estudiantes aprovechaban para venir a esta cafetería a relajarse. Lo que me faltaba, tener a la universidad aquí. solo esperaba que no apareciese el idiota de Eric. Hacía mucho tiempo que nadie conseguía sacarme ese carácter que tenía como él en solo 5 minutos.

Fui a los vestidores y me puse el uniforme que consistía en unos pantalones largos negros ajustados y un polo rosa palo con el logo de la cafetería en un lado del pecho y mi nombre en el otro. Hoy me tocaban las mesas de la 1 a la 5.

Estuve dos horas tomando nota y sirviendo los cafés y tapas que me pedían. Por ahora solo me había encontrado a gente de mi clase y que había visto por la universidad, pero nadie me reconoció como una de sus compañeras. La verdad es que lo prefería así. Me gustaba pasar desapercibida.

En la mesa 4 se sentaron un grupo de tres chicos, que no podía ver ya que estaban de espaldas, y dos chicas. Fui a tomarles nota.

- Buenas, bienvenidos al Teatinos. Soy Anni y hoy os tomaré nota. ¿qué es lo que van a querer tomar?

En ese momento levanté la mirada y me encontré con esos ojos verdes con los que llevaba todo el día soñando y con los que no me quería volver a encontrar.

- Pero mira a quien tenemos aquí, si es Patosilla. Chicos esta es la chica patosa de la que os he hablado esta mañana. - se empezaron todos a reír.

Sonrojada y un poco humillada les volví a preguntar qué es lo que irían a tomar. Empecé a tomar nota y cuando estuve a punto de darme la vuelta para realizar el pedido una mano me agarró del brazo y me detuvo. Un escalofrío me recorrió todo el brazo poniéndome los pelos de punta.

- Oye Patosilla, cuidado con el pedido. No queremos que te vuelvas a chocar con algo y se te caiga todo.

Y así señoras y señores es como un momento mágico se va a la mierda. Con una mirada de odio me deshice de su brazo y fui a preparar las bebidas y tapas que me pidieron. Una vez listas todas se las llevé a la mesa y una vez más salido dejar a relucir mi lado impulsivo le derramé "sin querer" un poco de bebida a Eric.

- ¡Joder!, ¡ten un poco más de cuidado!

- Lo siento mucho, ha sido sin querer. - dije con falso arrepentimiento y me acerqué a su oído para susurrarle. - es que, ¿sabe qué pasa? Soy un poco patosa y hay veces que se me caen las cosas sin querer. Pero no se preocupe sus pantalones se secarán. - me separé un poco y mirándole a los ojos le dije. - solo espero que nadie piense que la mancha de sus pantalones se deba a otra cosa, sería muy humillante. - dije burlándome de él.

Su mirada cambio a una de odio y rabia que he de decir que me dio hasta un poco de miedo. Sin más me di la vuelta y seguí con mi trabajo. Al rato volví a mirar hacia donde se encontraba Eric, pero él ya no estaba con sus amigos. Seguro que se habría ido.

Al acabar mi turno estaba muy cansada. Prácticamente me arrastré hasta mi casa y me tiré en la cama. Escuché el sonido de un mensaje en mi móvil. Al mirarlo era de un número desconocido. ¿Quién tendría mi número? Solo se lo había dado a dos personas. Abrí el mensaje:

- Número desconocido-

No te vas a salir con la tuya. Te has metido con el chico equivocado. Me llamaste Badboy ¿no? Pues ahora te voy a demostrar lo malo que puedo llegar a ser. Dulces o no tan dulces sueños Patosilla.

AfterglowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora