Capítulo 26

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POV ANNI

Prácticamente Eric y yo nos pasamos las siguientes dos semanas ignorándonos. Bueno en realidad él me buscaba y yo me limitaba a ignorarle. Si, quería una explicación de por qué se fue aquella mañana así de repente, pero también estaba dolida de que no quisiese hablar conmigo en el vestuario. Parecía que solo quería que estuviéramos juntos cuando él prefería y las cosas no son así. En la cafetería se sentó varias veces en la misma mesa que todos, exactamente a mi lado, pero por si no lo habéis adivinado ya, si, lo ignoraba. Esas situaciones me fueron más difícil de ignorar, ya que él siempre rozaba su brazo con el mío para que no pudiera olvidar que estaba allí. Para ser sinceros, ni, aunque no me tocara, podría olvidar que él estaba allí. Era estar en la misma habitación y mi cuerpo parecía ya saberlo incluso antes de verlo.

Me limite a ir a la universidad, al trabajo y a casa a descansar. No tenía animo ni fuerzas para nada más. Las pesadillas habían vuelto y más intensas que nunca. Llevaba toda la semana con una sensación que me inquietaba y no sabía a qué se debía. Esa sensación de que algo va a pasar, pero no sabes el que.

Salí a hacer la compra. En estos días había vaciado completamente la nevera. Prácticamente he estado estas dos semanas en piloto automático. Dan me ha preguntado ya mil veces que es lo que me pasaba, pero yo le decía todas y cada una de las veces que nada, que lo más probable es que este pillando algún resfriado. Al volver a casa abrí el buzón para coger el correo. Metí la compra en la nevera y los armarios y fui darme una ducha larga y relajante, necesitaba un momento para mí y mis cosas. Tenía que cambiar el chip, no podía seguir así más tiempo.

Cogí las cartas y mientras me duchaba fui a leerlas. Prácticamente eran todas publicidad y facturas, salvo una. Era un sobre rojo escarlata sin remitente. Solo con tocarla se me habían puesto los pelos de punta. La abrí con cuidado, como si del sobre fuera a salir algo a hacerme daño, y que acertada estaba. Dentro del sobre había una margarita aplastada. Atada a esta había un pequeño papel. Con miedo le di la vuelta al papel y lo lei.

"Hola preciosa, te he echado de menos."

Cuando lo leí la flor se me cayó al agua. No podía ser real, nada de esto. Sentí como el agua de la bañera se enfrió de repente. Empecé a tener un frio apabullante. Prácticamente empecé a tiritar. No, nada de esto podría ser posible. Él estaba lejos, muy lejos de aquí y en la cárcel. Nada mala me podía pasar ¿no?

Con el miedo a flor de piel salí corriendo de la bañera. Me puse una toalla y con nerviosismo empecé a marcar el número de Sarah. Ella me diría que él seguía allí encerrado y que todo estaba bien. Tuve que borrar el número como cuatro veces. De los nervios no podía marcar el número bien. El teléfono empezó a sonar cuando le di a llamar.

- Vamos Sarah, cógelo. - dije atacada de los nervios. Estaba a punto de tener un ataque de pánico. Al cuarto tono lo cogió.

- ¿Anni? - Preguntó

- ¡Sarah! - dije atacada.

- Anni, Anni ¿Qué pasa? ¿Qué anda mal?

- Yo... Sarah necesito que me digas que todo va bien, que él sigue allí y en la cárcel. Sarah por favor dímelo, yo...- empecé a hablar atropelladamente y con puro pánico en mi voz. Empecé a hiperventilar.

- Anni. - me cortó Sarah. - Anni necesito que te relajes, ¿vale? Respira conmigo, así despacio. - empecé a imitar su respiración y a tranquilizarme un poco. Lo único que haría que me tranquilizara en este momento era que Sarah me dijera que todo iba bien. - Así, muy bien cariño.

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