Cuando su mamá murió Jungkook deseó que Yoongi no hubiera dejado de ir a esperar a quien fuera que hubiera estado esperando todos esos meses. Jungkook tenía amigos, por supuesto que tenía amigos, estaban Taehyung y Jimin… ellos eran geniales, pero ninguno era como Yoongi. Yoongi era más… como él. El resto de los amigos de Jungkook estaban desesperados por crecer y parecer mayores. Jungkook sólo quería reírse y sentirse encapsulado en aquellos tiempos donde todavía podía mirar hacia las nubes y encontrarle formas de elefantes o caramelos.
La verdad era que Jungkook tenía veinte años. Veinte años y su madre había muerto, su padre se estaba quedando loco y su hermano ignoraba todo lo que no tuviera que ver con su enamoramiento de verano.
En el cementerio Jungkook volteaba hacia todos lados, buscando a Yoongi. Quizá sucedía como en las películas, pensaba. Quizá Yoongi llegaba al hospital preguntando por Jungkook y las enfermeras le decían que mi madre había fallecido y Yoongi me buscaría y me encontraba aquí.
Entonces quizá podía llegar a su lado y tomarlo de la mano mientras le susurraba al oído que aunque las cosas parecieran estarse yendo a la mierda, en realidad todo iba a estar bien.
Pero no.
Claro que no.
Nada de eso sucedió.
Jungkook cada vez pensaba más sobre la posibilidad de que Yoongi fuera producto de su imaginación. Esa deducción tenía sentido. Uno no nada más desaparecía. No podía desaparecer.
Por qué jamás le dio su número de teléfono?
Por qué nunca lo vio llegar después que él? Por qué siempre estaba sentado en ese lugar? Por qué nunca supo qué hacía ahí o a quién esperaba?
Si Yoongi era real, entonces él también había perdido a alguien. Esa era la única razón por la que pudo haber dejado de ir al hospital.
Jungkook deseó estar con él, haciéndose caras raras y picándose las costillas para al menos aparentar que todo era risas y buenos ratos.
***
Se consiguió un trabajo para ayudarle a su hermano a salir adelante, ya que su padre estaba demasiado ocupado autodestruyéndose.
Era entretenido allí. Tenía amigos-compañeros y al parecer sentían pena por él y no lo trataban mal aunque el jefe le tuviera consideración y le pagara más que al resto (también le prestaba de vez en cuando su auto para darle movilidad). Tampoco se molestaron cuando se dieron cuenta que el jefe les había conseguido un departamento a Jungkook y a su hermano para que no estuvieran presentes cuando su padre hiciera alguna locura.
Sabían que sucedería, tarde o temprano. Su padre no se dejaba ayudar y el resto de su familia opinaba que era peligroso estar cerca de él. Jungkook encontraba algo gracioso que su familia se mostrara lo suficientemente preocupada como para dar consejos, pero nunca para abrirles las puertas de su casa.
‘Es un niño muy inquieto’, se quejaban. ‘Ni siquiera lleva buenas notas en la escuela. Y su hermano es de lo peor. Yo no los quiero en mi casa. Para qué? Para ver al chico convertirse en un delincuente? Claro que no!’
Su hermano tampoco lucía muy agradecido por lo que tenían y de vez en cuando era algo estúpido y amenazaba con marcharse. Jungkook no lo detenía, aunque se preocupaba. Tenía diecinueve años y el mundo era peligroso, pero su hermano veía todo de una forma totalmente diferente y jamás podía hacerlo entrar en razón. El solo volvía días más tarde y actuaba como si fueran la familia más normal del mundo.
Era bueno para olvidar.
Así como Yoongi era bueno para perderse.
Ja. Perderse.
Ahora lo entendía.
