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La realización de lo que sentía hacia Yoongi no le sorprendió.

Yoongi era un chico atractivo y humilde. No se aprovechaba de las cosas que podía lograr si quería. Cielos. Si Yoongi hubiera querido habría tenido una adolescencia de ensueño. Pero no. A cambio qué había elegido?

Dibujar.

Perderse.

Sí... a Yoongi siempre le había gustado perderse.

***

No estaba preparado para usar la palabra 'enamorado', pero sabía que lo que sentía por Yoongi era algo tan grande como eso. También sabía que lo que sentía simplemente podía deberse a la constante preocupación que sentía por Min.

Cuando estaban separados pensaba: 'Quién está con él? Quién lo está cuidando? Qué pasa si Yoongi vuelve a colapsar y su inútil y egoísta madre no se da cuenta?'

Pero ooh... Yoongi tenía un hermano, verdad? Un hermano del que Jungkook todavía no sabía el nombre o la edad. Un hermano del que Jungkook estaba bastante seguro nunca había existido en primer lugar. Había estado en casa de Yoongi un montón de veces y jamás había visto a ese misterioso hermano. Sólo veía a la señora Min fumando, perdiéndose cada vez más en las manchas de la pared y en las constelaciones que había en sus opacos ojos.

Yoongi tenía un hermano?

Yoongi tenía padre?

Yoongi tenía a alguien más? Una tía? Abuela? Primos?

...Alguien?

***

- Te tiene a ti. – Murmuró la señora Min cuando Jungkook le preguntó si Yoongi tenía a alguien más aparte de ella. Jungkook soltó un bufido. La cocina era pequeña y el mantel de la mesa no tenía sentido. Todo olía a humo y la luz era demasiado amarilla. La señora Min siempre estaba en la cocina. Diablos, Jungkook no estaba seguro pero una parte de él creía que ella vivía en la cocina. Dormía en la cocina, se bañaba en la cocina. Jamás la había visto en otro lugar de la casa.

- Yoongi mencionó que tenía un hermano. – Dijo Jungkook con seguridad. Jamás se había sentido tan maduro hablando con alguien mayor de edad. La señora Min le hacía sentir que él tenía más sentido común. Era un buen sentimiento... pero era, um, era desesperante también. La única persona que había sentido que tenía control sobre su vida era su madre, y eso que tenía una enfermedad que le hacía estar insegura de dormir y poder despertar.

- Ah. – Soltó la señora con los ojos cristalinos. Ya estaban así desde el principio, por el humo del cigarro.

- Dónde está?

- Lejos. – Dijo con amargura.

- Con una tía en Inglaterra? Con alguien en... Canadá?

- No te ha hablado de él? – Preguntó. Algo curioso era que ella no mencionaba el nombre de Yoongi. Lo ignoraba... era como si no quisiera saber nada de él pero a la vez era en lo único que podía pensar. Jungkook estaba familiarizado con esa reacción. Su padre había actuado así más o menos todo el maldito tiempo desde que le habían detectado cáncer a su mamá. No, demonios. La señora Min y su padre eran la misma cosa. Ambos eran un desastre de alcohol y cigarros y posible cáncer pulmonar. Qué monada.

- No.

- No me sorprende. – Soltó ella sonriendo. – Murió hace tiempo. – Contó con dolor. – Era un niño todavía. La vida decide actuar de las formas más crueles. Qué clase de Dios decide matar a un niño de diez años?

Jungkook tragó con fuerza.

Así que, Yoongi tenía veintitrés años, su madre era egoísta y drogadicta, su padre estaba desaparecido de su vida, su hermano estaba muerto y él tenía cáncer.

Qué es la injusticia de todos modos? Perder en un juego de cartas cuando jurabas que ganarías? Tener que ir a la escuela los sábados? Lavar los platos cuando no era tu turno todavía? Que tu novia te hiciera la misma putada dos veces? Que el maestro te calificara mal en tus exámenes?

Jungkook salió de la cocina y se sentó al lado de Yoongi, en su cama.

No estaba despierto, pero tampoco estaba inconsciente. Estaba dormido.

Le acomodó su gorra y lo arropó mejor. Después acarició su mejilla y apoyó su peso en su cuerpo, abrazándolo.

- Lo siento. – Se disculpó. Su mejilla estaba contra la de Yoongi en un tacto suave. La piel de Min era suave. No había ningún rastro de imperfecciones. Jungkook sonrió, pasando el dorso de su mano por debajo del cuello de Yoongi. 

- Por qué? – Susurró Yoongi con voz cansada.

Jungkook se encogió de hombros.

- Por todo lo que has pasado, supongo.

- Estás sintiendo pena por mí, Jeon conejito Kook? – Preguntó y Jungkook se rió cuando notó el apodo. Aunque él no lo aprobaba ... ya le estaba empezando a gustar el nombre 'conejito'.

Jungkook decidió no contestar. En cambio lo apretó más contra su cuerpo. Sólo un poco, gentil.

- Te voy a invitar a salir mañana.

- Ahh, ¿Una cita?. – Susurró. - Las primeras citas siempre son incomodas.

- No necesariamente. - Dijo Jungkook, sonriendo.

- Sorpréndeme entonces.

- Lo haré.

Dejaron de hablar luego de eso. Yoongi pronto volvió a dormirse y Jungkook se sentó al sentir que no era justo para los débiles huesos de Yoongi que se durmiera sobre él.

La habitación de Yoongi era cómoda. En cambio al resto de la casa ahí estaba limpio y la iluminación no era molesta.

Se puso de pie, mirando.

Todo estaba limpio. No era posible que Yoongi limpiara la casa con lo cansado que estaba todo el tiempo.

Ah.

Quizá la señora Min no era tan mala madre después de todo.

Sonrió y empezó a observar con más detalle. Nunca se había detenido a inspeccionar las pertenencias de Yoongi. Se veía aburrido. Tenía más libros que otra cosa y todas sus pinturas ya las había visto. Había una pequeña caja de madera que le daba pena abrir. Obviamente había pertenecido a un niño y hasta en ese momento se dio cuenta que probablemente eran las cosas de su hermano.

Mientras se debatía entre abrirla y marcharse, su vista cayó sobre el libro de portada negra que Yoongi había estado leyendo cuando todavía eran sólo amigos de espera. Lo abrió y notó que era una guía sobre cómo lidiar con el cáncer. Cómo vivir luego de haber escuchado la noticia. Cómo enfrentarse a los síntomas y había palabras de aliento cuando se estuviera dando por vencido. Jungkook ojeó el libro durante un rato, hasta que llegó a la última página, la que siempre estaba en blanco. Sólo que esa página no estaba en blanco.

Yoongi lo había dibujado a él, a Jungkook. Lo había dibujado tratando de transmitir la hiperactividad que había mostrado en su primera charla.

Jungkook iba a soltar una carcajada pero recordó que Yoongi estaba durmiendo, así que negó con su cabeza mientras dejaba el libro en su lugar.

Lost boy; ykDonde viven las historias. Descúbrelo ahora