Olvidarse de que Yoongi tenía cáncer fue difícil cuando los médicos dijeron que la quimioterapia no estaba funcionando como habían esperado.
Yoongi tuvo que ser internado y Jungkook ahora visitaba a Yoongi con más regularidad porque el hospital quedaba casi a la vuelta de la esquina de su trabajo. Paul era considerado con él y lo dejaba salir en los horarios de visita, pero le hacía hacer horas extra, por supuesto. Tenía que ser justo. Y Jungkook odiaba la injusticia. Si para ganarse los pases al horario de visita con Yoongi tenía que trabajar más y dormir menos, pues bienvenida fuera la justicia.
La señora Min hacía lo que podía. Ya no usaba su cocina como cueva personal, ahora su cueva personal era la cafetería del hospital. Pero hey, tenía que darle crédito extra por estar allí y no con uno de sus amantes.
Algo curioso en la señora Min era que además de no mencionar el nombre de sus hijos o el de su esposo, tampoco entraba mucho a visitar a Yoongi. Jungkook no necesitaba preguntarle por qué, ya que era obvio que no le gustaba ver a su hijo lleno de cables, conectado a un montón de aparatos médicos. También sabía cuándo lo hacía, porque cuando la señora Min visitaba a Yoongi por lo general Jungkook la encontraba usando lentes de sol.
Ella lloraba mucho.
Ella sufría mucho.
Y Jungkook lo estaba empezando a entender.
***
Jungkook empezó a quedarse a dormir en el hospital cuando los médicos les dijeron que Yoongi estaba teniendo ataques de pánico cuando Jungkook se marchaba.
Que la señora Min entrara a cuidarlo ya no era una opción porque por lo general ella ponía en peores condiciones a Yoongi. Lo ponía triste y le quitaba todas las ganas por mantener sus comidas en su estomago, lo ponía pesimista y raro. En una ocasión, exactamente un día después de que la señora Min durmiera al lado de Yoongi (en una incómoda silla), Jungkook había intentado charlar con Yoongi y Yoongi no había dicho una palabra. Se había quedado mirando hacia la pared con una mirada herida que le hacía doler el estomago a Jungkook. Ese día también había sido el principio de sus dobles dosis de morfina y todo había sido malas noticias y ojos llorosos y miradas que guardaban miles de secretos.
Jungkook se abstenía a preguntarle a Yoongi sobre sus ataques de pánico, porque no eran cualquier cosa. Lo ponían realmente mal y Jungkook estaba preocupado.
Fue entonces que se enteró que la señora Min había charlado con él. Habían tenido ‘esa charla’ en la que Jungkook tanto había pensado. Habían hablado del hermano menor de Yoongi, y de su padre también. Yoongi le contó que la señora Min había mantenido en secreto todo ese tiempo el hecho de que su padre había tenido la misma enfermedad. Y que su hermano la había tenido antes que Yoongi. Ambos estaban muertos ahora, y Yoongi sabía con una certeza absurda que él terminaría igual.
- No digas eso, por favor. – Le había dicho Jungkook tratando de no llorar. Si él lloraba arruinaría todo. Arruinaría la poca fortaleza que le quedaba a Yoongi y si hacía eso jamás se lo iba a perdonar. – Vas a salir bien, sí? Todo va a salir bien.
- Cómo lo sabes?
- Sólo lo sé…
- Me voy a morir, Jungkook.
- No. No vas a morir. No te vas a ir a ningún lado, me oíste? Aún te falta mucho por vivir. – Había sujetado su mano contra su mentón, y sí… ya estaba llorando. – Conmigo. A mi lado… vas a ponerte mejor y tú y yo vamos a ser bien felices y miraremos juntos como todo se pone cada vez mejor con nuestras vidas. Sólo… tienes que ser fuerte, de acuerdo?