EIGHTEEN » PETER PARKER [#1].

oi. Un dólar y cincuenta centavos.

Peter tomó la mano de la chica y sintió un hormigueo en la palma de esta recorriéndolo hasta algunos centímetros sobre su antebrazo, pero no retiró la mano.

—¿Y tu nombre es...?—preguntó la chica esperando la respuesta a la vez que soltaba la mano del enmascarado.

—No estoy seguro de que sea buena idea que lo diga—dijo el chico con inseguridad.

—Ocultando tu identidad, entiendo—dijo la chica con una sonrisa y el hombre del traje rojo asintió—. Bueno, Sr. Misterio; me gustaría agradecerle de alguna forma—le miró con la cabeza levemente ladeada y fue en aquel momento que Peter entendió el porque del hormigueo que sintió en su mano.

Miro de la manera más discreta que pudo a la chica concentrándose en las bellas facciones de su rostro; no tenía grandes pómulos pero en su lugar, tenía la mandíbula en un ángulo perfecto, la piel de la chica era blanca y sin imperfección alguna, sus labios eran bastante prominentes y sus ojos marrones tenían un brillo muy peculiar, con los cuales se vio ligeramente atraído. En conjunto era una chica hermosa, más de lo que cualquiera abría esperado fuera.

—¿Está bien?—preguntó la chica soltando una pequeña risa.

—Oh, claro, si—dijo Peter sin saber cómo podría la chica agradecerle un acto tan simple como el que hizo por ella.

La chica sacó un par de cosas de su bolso buscando el poco cambio sabía cargaba en el bolso, dejando caer descuidadamente uno de sus cuadernos al suelo, sin darle tanta importancia, pero el cual Peter se acercó a levantar.

—Medicina—pronunció el chico viendo el contenido, pasando las hojas y haciendo que la chica asintiera mientras que está vez hurgaba entre los bolsillos de su cazadora con una sonrisa mirándolo.

—Oncología infantil—se adelantó la chica antes de que el enmascarado preguntara—. Quiero especializarme en oncología infantil—dijo cuando tuvo la mirada del chico sobre ella.

—¿Por qué?—dijo regresando el cuaderno y la chica al tenerlo en sus manos, lo volvió a guardar en su bolso.

—¿Por qué salvas gente de ser asaltada, robada o lastimada?

—Porque quiero ayudar.

—He ahí tu respuesta. Yo a diferencia de ti, no tengo la valentía de ir salvando gente en la calle, así que he preferido ayudar a la gente en un hospital, especialmente a niños que sufren—dijo y le regaló una sonrisa—. Ahora, no tengo mucho dinero—dijo más que apenada la chica mirando todo el cambio en su mano—, pero realmente quiero darte algo por ayudarme con aquel hombre—dijo y el chico tragó saliva sintiéndose nervioso—. Con esto solo puedo comprar algún aperitivo para ti, espero que no te moleste.

—En lo absoluto, ni siquiera es necesario que me des nada—dijo rápidamente.

—Silencio, Hombre-araña—río la chica al llamarlo así dado que no sabía su nombre—. Vayamos por un churro o algo.