oo. Post-créditos. (Final)

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Habían pasado varios meses desde que la fatal fecha en la que Peter sintió morir a la chica de la cual en tan poco tiempo se había enamorado

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Habían pasado varios meses desde que la fatal fecha en la que Peter sintió morir a la chica de la cual en tan poco tiempo se había enamorado. Las imágenes no dejaban de reproducirse en su cabeza, lo cazaban por las noches y durante un tiempo no le dejó dormir.

El Señor Stark no se enteró completamente de lo que le había pasado a Peter, pero cuando May lo contactó pidiendo ayuda para su sobrino de un especialista que le pudiera ayudar a calmar aquellas pesadillas.

Peter a pesar de que ya no tenía el problema de insomnio, por las tardes cuando paseaba y monitoreaba la ciudad no podía no pensar en aquel día. Después de que arrestaron a Rupert, había regresado a su casa a cambiarse por ropa ordinaria y verse lo más presentable posible para después dirigirse al hospital donde sabía Jean había llevado a Maryannick; al estar ahí, las enfermeras y encargadas le prohibieron el paso.

Al escuchar cierto embrollo, Jean salió a revisar que ocurría, al ver al menor suspiró y se acercó donde él.

—Peter...

—¿Cómo está ella? Dígame, es necesario que me diga si ella... puedo verla?

—Ya es muy tarde, Peter. Lo siento.

Aquella pequeña y posiblemente insignificante escena siempre estaba presente en su memoria, nunca olvidaría aquello, ni siquiera se logró despedir.

Aquella noche que Jean Lapointe recogió a su hija, la llevó de emergencia al hospital con la intención de aplicar una diálisis, sin embargo, de camino al establecimiento, en la ambulancia, la chica se había levantado de golpe, tosiendo un poco de sangre y algunos coágulos que se habían hecho en su garganta.

Tras haber limpiado su boca con la manga de su suéter se giró a mirar a las personas que la miraban con incredibilidad, seguía conectada a las maquinas y podían escuchar mediante ellas la actividad de su corazón, parecía no haber pulso.

—¿Qué demonios me está pasando?—dijo mirando la misma pantalla y escuchando su propia e inexistente actividad cardíaca.









—Estoy cansada—musitó Maryannick.

Estaba cansada, su papá se había encargado de ayudarle a estudiar desde casa y hacer algunas practicas mientras otros estudiantes no miraban, había decidido que sería lo mejor para ella.

—Debemos seguir entenándote.

—Ni siquiera sabes lo que estamos haciendo—suspiró recostándose en el suelo sin importarle cual incomodo era, quería solo un poco de relajación y el suelo era el único que pareciera querer dárselo—. Tú eres una clase de hechicero, yo soy una clase de... hada.

—Ninfa, y retoma el respeto.

—Yo te respeto, pero ya es demasiado con decirte Dr. Strange, debemos dejar las formalidades de lado, Stephen, me abruma tener que hablarte tan formal cuando ya eres como otra figura paterna para mi.

—No dejes que tu padre te escuche decir eso, vamos levántate. Es hora de seguir practicando estas... raras habilidades tuyas.








N/A: bueno, pues solo les vengo a agradecer por haber llegado hasta el final, a aquellos que lo hicieron, estaré publicando el segundo libro en un rato, lucirá así:

N/A: bueno, pues solo les vengo a agradecer por haber llegado hasta el final, a aquellos que lo hicieron, estaré publicando el segundo libro en un rato, lucirá así:

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Allá nos vemos. Y nuevamente gracias.

EIGHTEEN » PETER PARKER [#1]. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora