oviii. La ventana.

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—Eres muy puntual—se burló Maryannick mientras se acercaba a él

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—Eres muy puntual—se burló Maryannick mientras se acercaba a él.

—Tenía una...—decidió cambiar de palabras pero ninguna llegó a su cabeza, ¿por qué siquiera decidió mencionar esto? Tal vez fue todo lo que habló en el día con Ned.

—¿Cita?—sonrió completando su oración, a la vez que tomaba la mano a Peter como el día de ayer, sin percatarse que a diferencia de otro día, llevaba una mochila con él.

—Hay distintos tipos de cita. Podría tener una cita con mi doctor, el dentista, una cita de entrevista para un trabajo—dijo queriendo arreglar aquello y comenzando a quitar el bolso del hombro de la chica para cargarlo él; pero este fue halado por ella para quedé lo regresará, con una sonrisa y mirada que claramente le comunicaban a Peter lo mucho que lo agradecía, pero que podía sola.

—Podemos llamarlo cita, a esto—dijo la chica caminando con el enmascarado en dirección a su edifico—. Y no es una de Doctor o trabajo exactamente—dijo mirándolo a los ojos.

—Técnicamente podría ser de Doctor. Tú serás una—dijo y aquel nerviosismo del chico causó ternura en Maryannick, que la hizo soltar una pequeña risa.

—¿Quieres entrar por la puerta principal o por la ventana?

—Subiré por afuera—dijo Peter mirando el edificio dando entender exactamente por donde y como entraría.

—De acuerdo.

Llegaron al edificio y se separaron. Maryannick se apresuró a subir y a abrir la ventana para que Peter entrara. Al llegar, pudo ver aquellos ojos blancos del otro lado de la ventana; con una sonrisa abrió y lo invitó a pasar. Peter sin dificultad alguna, entró como en su casa solía hacer tras visitarla en las tardes.

—Bueno, bienvenido—sonrió dejando su bolso a los pies de la cama.

—Gracias—pronunció Peter a la vez que analizaba cada cosa en la habitación.

Esta era de un color azul menta pálido, con todo lo demás en color crema. Había un par de fotografías en la habitación, tampoco completamente tapizada por ellas. Había una de ella con sus amigas, otra en las que parecía estar en su padre, otra con alguna  mascota que supuso ya no tenía o se había quedado en casa de sus padres y algunas de distintos paisajes.

En el escritorio estaba una lámpara, la laptop y varias hojas rayadas con plumas dispersas sobre ellas. Había una decoración bastante simple y minimalista; pero todo acomodado impecablemente. Todos los libros en una misma repisa, los armarios cerrados con la ropa bien doblada en el interior, la cama tendida sin una arruga. Lo único que estaba desarreglado era el escritorio, el cual la chica al percatarse que Peter lo miraba se apresuró a ir a arreglarlo.

—Lo siento, estaba haciendo unas investigaciones anoche y dejé todo tirado. Se me hacía tarde esta mañana.

—Descuida, mi habitación es un desastre a un lado de la tuya—rió contagiando a la chica. 

EIGHTEEN » PETER PARKER [#1]. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora