ovii. Niño Araña.

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—Lo siento, amigo—dijo Peter a Rupert al ver que había tomado asiento con ellos—

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—Lo siento, amigo—dijo Peter a Rupert al ver que había tomado asiento con ellos—. ¿Pasa algo? ¿Necesitas algo?

—No, es solo que... bueno, realmente te imaginaba diferente. Más alto, un poco más corpulento, sin voz de niño. Te vi en algunos vídeos antes de lo de Stark, esperaba algo más—hizo un par de señas con las manos, simulando una explosión—... ¡WOW!

—No soy un niño—dijo al prestarle más atención a esas palabras del australiano, que cualquiera de las otras que salieron de su boca después.

—Es solo que tú estructura ósea es la de un niño, al igual que tú voz. Pareces algo así como un niño araña—dijo riendo, ganando una mala mirada de parte de ambas personas, Maryannick y Peter.

—Yo...—las palabras de Peter quedaron en el aire ya que Maryannick se había adelantado.

—No es un niño, Rupert—dijo la chica con molestia.

Peter no sabía si sentir alivio por el repentino apoyo de la chica o sentirse preocupado por la idea de ella descubriendo que él era realmente... menor; no un niño, adolescente sería el término correcto y adecuado para la edad de Peter.

—Maryannick, estudias medicina. ¿Cómo no puedes reconocer a un niño?

Esto estaba comenzando a salirse de las manos de Peter, además que lo hacía sentirse bastante molesto por la forma en que el chico lo estaba tratando, más que nada con Maryannick ahí. Cuando la conoció, no tenía a aquel chico con acento extranjero rondándola, jamás imaginó que aquel desconocido que apareció una sola vez con teorías poco reales fuera a ser el motivo por el que Maryannick lo fuera a descubrir.

—Estudió medicina, sé que queda muy distanciado de la psicología o mi especialización de aspectos neurológicos de la clase de análisis que acabo de elaborar; pero puedo decir que tú, a pesar de tener la apariencia de casi un adulto tienes la capacidad mental y la actitud de un niño.

Una risa amenazaba con salir de la boca de Peter, pero hizo lo posible porque esta se quedara dentro; lográndolo y manteniéndose en silencio, expectante de ver que haría el australiano ante aquel comentario.

—Maryannick...—comenzó casi como reproche.

—Si esto es por lo de esta tarde, quedarás incluso en un peor lugar de lo que ya te habías colocado—aquello le dio un poco de curiosidad a Peter, pero no preguntó; dejó que Maryannick terminara—y tendré que retractarme y no querer ayudarte a lo que me pediste si continúas con estas actitudes.

La mirada del joven australiano, se tornó a una casi llena de odio e ira, cuando la castaña dijo aquello, sin embargo, mantuvo una sonrisa bien plasmada en su rostro queriendo lucir que aquello no le importaba o afectara en lo absoluto.

EIGHTEEN » PETER PARKER [#1]. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora