La voz.

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P.O.V Bonnibel.

Desde aquella horrible e innombrable ocasión en la que la Nocheósfera fue protagonista de nuestra pesadillas, puedo estar consciente de que estoy soñando.

Puedo sentir mi cuerpo inmóvil sobre las sábanas y cálido gracias al edredón que me resguarda del frío del ambiente, pero veo la imagen frente a mis ojos.

Estoy en un lugar ventoso y nuboso, color verde oscuro. Es un bosque de coníferas. Y puedo ver las hojas anaranjadas caer y fusionarse con las corrientes de aire que las empujan. Mi cabello va a su compás también. Y puedo imaginar que estoy perdida en medio del mundo.

Pero no del todo; porque escucho una voz. Junto con una guitarra preciosamente afinada.

Y esa voz está cantando una canción tranquila, que me quita la sensación de confusión en medio de la nada. Me hace sentir acompañada, cómoda.

Y la imagen desaparece de repente. Y sólo veo oscuridad ahora, pero el canto no ha desaparecido. En efecto, se hizo presente. He despertado, y Marceline es la que está cantando en la ventana, con la guitarra sobre sus piernas cubiertas de tela negra, rasgueando suave y cantando sin mucha fuerza.

Siempre me ha impresionado la intensidad de la emoción que ella transmite con su música.

El aire del diciembre frío no parece afectarle, pero de cualquier forma, me levanto de la cama y me dirijo a la ventana para transmitirle algo de mi calor con un abrazo por la espalda. Y me recargo en ella mientras sigue la canción.

—Lo siento si te desperté, hermosa. —Dice ella.

—Fue la forma más linda de hacerlo.

—Se llama Between The Bars, es una canción tan vieja como yo. Pero dice lo que te quiero decir.

—Es preciosa.

Y ella empieza otra canción llamada Beach Baby, igual de tranquila. Y no podría sentirme mejor.

Algo un poco antes del 24💕

La canción en multimedia.

Los quiere, Mars.

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