Cambiando...

444 36 5
                                    

Capítulo IV.

Había pasado unas 2 semanas desde que el mismísimo Natsu le había dicho que se tomara enserio a Juvia, después de haber adelantado un gran tramo del camino los había tomado por sorpresa una gran tormenta, que era insistente y ya llevaba toda esa semana sobre de ellos, entre todos habían decidido hospedarse en el casa de una agradable mujer de la tercera edad quien muy amable había dado su casa.

Era una casa muy bonita, de esas estilo hacienda de tres pisos, algo descuidada pero muy acogedora, en la casa vivían solamente la amable viejecita y su amable nieta, una linda chica de 20 años de cabello negro, piel blanca y ojos azules que se la pasaba hablando de su prometido que se encontraba en un viaje de negocios.

Los habían recibido con los brazos abiertos, mientras la viejecita se la pasaba alagando a Erza por su amabilidad, Natsu se la pasaba devorado todo lo que encontraba junto con Happy, y Lucy escuchando las experiencias de la chica aprovechándolas para sus historias, Gray se la pasaba pensando, mirando penetrantemente la lluvia, en cierta manera, le recordaba a ella, ese último tiempo se había dado cuenta de que la extrañaba, no mucho, pero lo suficiente para comenzar a pensar en todo lo que la chica hacía por llamar su atención, y empezar a darse cuenta de que la chica en cierta medida era importante para él, pero todavía no podía decir que era "amor".

-Fullbuster-sama ¿se encuentra bien?-Volteo al escuchar la voz femenina, encontrándose con la chica pelinegra mirándolo preocupada, el solo asintió, sentándose en el marco de la gran ventana y volviendo a admirar la lluvia

- Ami ¿verdad?, no se preocupe, me encuentro bien-El nunca volteo a verla, pero podía sentir como ella se acercaba con preocupación, Ami tomo su hombro y con brusquedad la obligo a mirarla a los ojos

-Usted no me engaña, yo conozco esos ojos, son iguales a los míos, usted extraña a la persona a la que ama- La dulce chica le sonrió con alegría, mientras el desviaba la mirada, ensombreciendo su mirada y susurrando un leve "no puedo decir que la amo", ella alcanzo a escucharlo y le dio un ligero golpe en la cabeza con sus dedos, atrayendo su atención- ¿Por qué dice eso?-

-En realidad no sé si la amo, es especial para mí, pero no sé de qué manera- Gray por fin confeso lo que llevaba en el pecho desde hace mucho tiempo, aun mirando la lluvia, mientras sentía algo extraño en el pecho al pensar en la chica del agua, como en esos mismos momentos, en Magnolia podría estar lloviendo igual o más fuerte que en ese lugar, y todo por él.

-entonces yo le ayudare a averiguarlo- Ami sonrió amablemente, mientras a su alrededor se formaba un aura emocionada, y daba vueltas emocionada al estilo ballet, a Gray se le escurrió una gotita de sudor por la frente mientras analizaba por qué le había dicho aquello a aquella loca.

-¿Cómo porque arias eso?-A Fullbuster no le caía la idea de la pelinegra se intentara meter en su vida sentimental, o lo que fuera, pero noto como la chica bajo la mirada y sonrió débilmente.

-Porque... creo saber cómo se siente ella-

Flash Back

Ella siempre lo había amado, desde que tenía uso de razón, él era hijo de un gran asociado de sus padres, y el hermano mayor de su mejor amiga, tendría unos 5 años cuando él ya tenía 15, era un joven viril, de cabello negro largo atado en una coleta alta, y ojos azules, muchas veces les decían que ellos eran hermanos, pero para ella, eran el príncipe azul y la princesa.

-Ne... ¿Te casarías conmigo cuando sea grande? ¿Me esperaras?-Le había dicho cuando el cumplió los 17, y con una agradable sonrisa él le había dicho que sí.

-Acepto-

No lo cumplió, a los 20 años él se casó con una jovencita rica y de la alta sociedad, y para colmo, con 10 años ella fue la que cargo el velo de la novia, aquel día sonrió ante él, pero lloro toda la noche, aun así su amado se veía feliz, amaba a su novia y ella a él, pero cuando Ami cumplió los 12, ella murió de una rara enfermedad, su amado príncipe se volvió frio y seco, y no trataba bien a nadie, pero ella seguía estando a su lado, cada día, cada tarde, ella lo iba a ver, y lo obligaba a salir de su casa y hacerlo vivir, pero el solo la menospreciaba, la trataba como a cualquier sirvienta y demás.

Bajo un paraguas StingxJuviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora