2do Encuentro

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Capitulo XVI

Comenzó a mover un poco sus parpados sintiendo el leve cosquilleo de la luz sobre ellos, sintió un poco de ardor eh incomodidad pero logro abrir sus ojos azules por completo apreciando el nuevo día que estaba entrante, la ventana de aquella habitación estaba abierta de par en par por lo cual el ruido matutino abrumante se escuchaba por todo el lugar, se estiro con flojera soltando un buen bostezo estilo oso, para después levantarse completo y lleno de energía, o eso creyó, la tomada de ayer no había sido de a gratis y pese a que lo ayudaron para mejorarse aun así un fuerte dolor de cabeza y un leve mareo lo devolvieron a la cama.

Fue entonces que agradeció mentalmente a Jellal y Meredy por su ayuda porque de lo contrario tendría una resaca de los mil y un demonios.

-Debería descansar, aun huele a alcohol, es malo que trate de levantarse- Una amable viejecita (probablemente empleada de la posada) entro con el ceño levemente fruncido y un rostro como el de una abuela regañando a su nieto pequeño, dejando una taza de café visiblemente caliente y muy cargado en la mesita de la habitación lo cual el rubio agradeció de corazón.

-Entonces tomare un baño y nada más, hoy tengo algo muy importante que hacer- Contesto algo rudo estirándose para alcanzar el café cuando de pronto fue devuelto a la cama con un trapo mojado en su frente.

-Eh dicho que no niño, Uffff, a los jóvenes de hoy en día absolutamente todo les parece "muy importante". ¡Importante su salud, no sus estupideces!- Rugió la huraña señora- Si no fuera porque Jellal-sama me pidió especialmente cuidarlo no tendría que batallar con usted- Dijo por último y salió de la habitación enfadada ganándose solo una cara de extrañeza mesclada con confusión del rubio.

Pero aquella impresión fue rápida ya que realmente tenía que apurarse, ese día era muy ¡MUY! importante, y no podía retrasarse, primeramente tenía que ir a hablar con sus amigos para luego embarcarse en el viaje camino al consejo para finalmente regresar a hablar con Juvia, ya que esta situación solo podrían resolverla los dos.

Poco después de terminarse aquel liquido oscuro que era verdaderamente amargo termino por hacer como ya había dicho, solamente aseándose con rapidez e ignorando a la señora que una y mil veces le repetía que no podía salir pero aun así paso de largo y salió de aquella posada tras dar las gracias, dirigiéndose rápidamente a su camino tomando de paso la nota mental de no volver a tomar tanto en su vida, la cabeza lo estaba matando.

Pese a lo mal que se sentía, termino por concluir que el modo más rápido para llegar a Magnolia y no perder más tiempo era tomando el tren, lo cual no lo pensó dos veces y se subió en la infame máquina del demonio, después de todo ya estaba mareado ¿No? Ya nada podía empeorar.

Oh error, para cuando llego a Magnolia era lo de menos que sintiera una bomba terrorista dentro de su cabeza, el mareo había aumentado considerablemente, inclusive veía un tanto borroso y tenía unas nauseas terribles, pero era lo bastante fuerte como para guardarse todo eso dentro de sí y aparentar estar bien ante todos, cuando entonces llego a un lugar que se le hacía extrañamente familiar, y en cuanto su vista se aclaró un poco descubrió el porqué.

Era aquella plaza, tan solitaria y fría como de costumbre, aquella donde conoció a su bella novia, en donde pasaron tantos momentos juntos, sonrió, si no hubiera sido por aquella plaza, no estaría ahora al lado de la mujer que amaba, pero tampoco estaría en tantos problemas, se abofeteo mentalmente, no podía pensar esas cosas, camino a paso seguro ya que no era estúpido, no estaba en condiciones de ir rápido, con la meta de llegar a la posada con calma y hablar de una buena vez con sus compañeros, recuperarse y partir al consejo, y su plan hubiera salido a la perfección si no lo hubieran interrumpido.

Bajo un paraguas StingxJuviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora