CINQ

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Reino Unido, Lunes 25 de Noviembre.

[Taehyung]

Desperté, vi la hora y conecté mi móvil a la bocina, seleccioné una canción para comenzar el día. 

10:00 a.m. Nadie en casa, excepto yo, la música y mis amigos.

Después del ritual matutino, me paro frente al espejo de cuerpo completo, que se encuentra en la puerta del baño.

Cabello gris, teñido claramente, 1,78 mts, ojos oscuros, mirada perdida y algo triste, lindos labios... Apuesto. Por más tiempo que pasara viéndome ante el espejo, no encontraba ese "especial" que mis padres se esfuerzan en hacerme notar. Realmente no creo ser muy diferente del resto.

Supongo que mi madre se refiere "al ojo artístico" que poseo, pues sí que lo tengo, es algo que no puedo negar. Mi padre por otro lado, tal vez quiera decir que vea lo "apuesto" que soy, mis rasgos son fuera de lo común, pero no es eso lo que me hace tan diferente al resto, de eso estoy seguro.

¿Cómo podrían ser comunes? Con un padre británico y una madre coreana, eso no es algo que se vea todos los días.

Cambio mis pijamas por algo más sofisticado, me pongo unos pantalones negros, formales y una camisa color mostaza. Tomo mi cámara análoga y salgo, a recorrer las calles de la ciudad. Los paisajes son tan bellos, en especial las personas que los adornan, se ven tan felices... Felices...

Felicidad.

¿En qué momento dejé de sentirla? No lo recuerdo, en realidad mucha de mi vida anterior a hace tres años, es sumamente borrosa, excepto las partes de la fotografía. Hermosos recuerdos los que me quedan de la adolescencia e infancia.

Ahora tengo 22 años y debo decir que siempre he tenido lo que deseo, casi de inmediato. Pero he ido aprendiendo sobre las cosas y personas.

Arya... Arya... Arya... Ese maldito nombre otra vez, el que me quita el sueño, el que me hace regresar a la oscuridad de mi interior.

De verdad aún pienso en ella y todo lo que pasó, lo que nos pasó. Cada día es una lucha constante para no decirle a nadie, ni a papá, ni a mamá, ni a la terapeuta. Ni siquiera a mi mismo, no puedo decirlo en voz alta, porque  eso rectificaría la verdad y bueno, aún no estoy listo para aceptarlo y afrontarlo.

Sacudo la cabeza y vuelvo a lo mío, la fotografía. Mientras continuo retratando miradas, viento y algunos animales pienso en como extrañaré estos paisajes, ¿La gente en París será como aquí? ¿Habrá tan bellos escenarios como aquí?

Sólo lo sabré cuando baje del avión y llegué a mi futuro hogar.

Ya pasan de las 08:00 p.m, debería regresar a casa.

Una vez fuera de casa, resguardo mi amada cámara, antes de subir por las ramas del viejo olmo que llega a mi ventana y más allá. Comienzo a trepar, es algo terapéutico. Al llegar a la ventana intento abrirla, sin éxito. Olvidé dejarla abierta antes de salir, torpe. 

Tomo el teléfono, deslicé el dedo por la pantalla, pues no tenía razón para tener un código. Entré a la sección marcada como "contactos"  y marco el contacto "Casa", después de algunos tonos de espera, atienden el teléfono, era mamá.

- Residencia Ainsworth ¿buenas noches? -

- Eh... Mamá, ¿podrías hacerme un favor y quitar el seguro de mi ventana? Por favor, olvidé dejarla abierta antes de salir.  - Le digo con algo de vergüenza.

- Claro cariño, ten cuidado mientras esperas en las ramas, ¿sí? - Puedo escuchar claramente su risa, oigo como se aleja, señal de que estaba por colgar.

Mientras espero sentado en la rama, decido hacer una foto con el móvil, tenía mucho sin tomarme una selfie.

Los minutos que pasé sentado en aquella rama de olmo, realmente no fueron rápidos, pero no es un hecho que me atormente pues podía ver claramente ciertas partes del vecindario que en verdad son bellas, estaba por sacar la cámara cuando apareció ma...

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Los minutos que pasé sentado en aquella rama de olmo, realmente no fueron rápidos, pero no es un hecho que me atormente pues podía ver claramente ciertas partes del vecindario que en verdad son bellas, estaba por sacar la cámara cuando apareció mamá con su sonrisa de siempre, abrió la ventana, dejándome entrar.

- Gracias mamá. - Sé que no le gusta que entre de esta manera, pero es algo sólo deja que pase.

- No te preocupes cariño, sólo ten cuidado y para la próxima vez deja la ventana abierta, ¿de acuerdo? - Mientras decía ésto se dirigió a la cama, se sentó.

- Entendido, gracias. - Dije, mientras me introduje en la habitación, dejé mis posesiones en el escritorio y regresé a la ventana, me senté en el pequeño sofá que estaba en ella.

- Hijo, me gustaría hablar de algo contigo. - Sabía que tendríamos una charla, usualmente sólo se queda aquí para hablar de algún tema serio. 

- ¿Qué pasa mamá? Sabes que puedes preguntar. - En realidad no, pero debo aclararle que no intentaré matarme nuevamente. 

- ¿Realmente estás bien para irte? No me gustaría atender el teléfono y que sea tu madrina diciéndome que tuviste un episodio, las horas que nos separan serían infernales hijo. - Clava su mirada cristalina en mí.

- Sí, lo estoy. Una cosa es que en realidad no me gustaría irme aunque ustedes piensen que es lo mejor para mí en éstos momentos, entiendo que no quieran que recaiga en lo de los últimos años. - Subo las piernas al sofá y miro por la ventana. 

- Me tranquiliza un poco lo que me dices Tae, pero por favor no intentes nada nuevamente ¿sí? - 

- La última vez que sucedió eso, estaban ustedes ahí junto con todas aquellas ideas fatalistas merodeando por mi mente, ahora sólo están ustedes y pequeños restos de esas ideas, enfocarme a mi pasión es lo que me ha ayudado en todo éste tiempo, lo sabes y agradezco que te preocupes madre, pero creo que ya es tiempo de dejar ir todo. - Sentencié, mientras la miraba. 

- Taehyung sé lo que éste proceso conlleva, sé por todo por lo que has pasado, he estado contigo y sé que dejar todo a un lado y seguir adelante, no sería una buena opción hijo. Recuerda que ese "todo", incluye a la fotografía. - Hizo una pausa de algunos segundos que parecieron eternos. - ¿Dejarías la fotografía?. 

- No sé porque hablamos de ésto. - Todo aquello que dijo, fueron como punzadas en la herida que llevo tiempo cerrando. - Sabes perfectamente que estoy en la fotografía antes de ella. - Nuevamente evito cualquier contacto visual con mi madre.

- Hablamos de ésto porque es necesario que comprendas que no debes dejar las cosas de lado, si haces eso todo volverá, debes superar el pasado y aceptarlo. Sé que estás en éste mundo mucho antes de que esa infame chica apareciera en tu vida, pero gracias a ella te impulsaste y luego caíste, no tu trabajo ni tu pasión, fuiste tú. - Después de eso continuó hablando, pero mis oídos decidieron desconectarse y prestar atención al movimiento de la ciudad que poco a poco, iba encendiendo sus luces.

- Mamá, por favor ya no hablemos más del tema "A". - Me puse de pie y tomé el teléfono.

El típico suspiro de mamá después de intentar sin fruto alguno, extenderse en éste tema, es mejor así.

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