¿Quién ama de verdad?... (fanfic Tomstar/Starco)

Lint Catcher

Star no se había detenido a pensar en lo bien que le hacía convivir con Thomas Lucitor, realmente en esos momentos no podía pensar en otra cosa que no fuera diversión y Tom. De hecho en esos momentos el chico Lucitor había entrado al baño mientras Star seguía en su nube de diversión.

Oh burrito

Burrito

Nunca te dejaré ir mi pequeño burrito

Burrito

Burrito

Buriiiiito

Tenemos un largo camino por recorrer para que pueda comerte

Y bien, la canción aun no terminaba, pero algo interrumpió su hilo de alabanzas al burrito.

--¡Oye Star!—escuchó que Marco la llamaba

Reaccionando un tanto enojada lanzó su burrito a la cara de Marco, haciendo que éste con la fuerza del golpe cayera hacia atrás.

--¡Marco!, ¿qué te he dicho acerca de...--exclamo aun un poco desubicada, hasta que los engranes de su cabeza lograron reaccionar ante la situación—espera... ¡Marco!

--Hola—saludó aun desde el suelo

--Oh dios mío, es tan genial verte—dijo con sincera sorpresa—hmm, ¿qué estás haciendo aquí?

--Extrañaba el lugar, así que decidí volver permanentemente—comienza a explicar Marco, pero el sonido del retrete limpiándose lo detiene.

--oh burrito, burrito, nunca te...

--¿Tom?--dice Marco con sorpresa

--¡Marco!

--¡Tom!

--¡¡¡INTRUSO!!!

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Por más bizarro que fuera, así era la situación, todo resultó en un malentendido.

Marco se sentía considerablemente humillado y apenado a la vez, prácticamente River le había prometido algo que no cumpliría.

Por otro lado, Star tenía una serie de sentimientos encontrados, sentía alegría por que Marco regresara, pero a la vez sentía ganas de pegarle un puñetazo en la cara, aparecer así de pronto, sin ningún aviso, ¡habrase visto!

Pero pese a la necesidad de estrangular a Marco sentía que debía ayudarlo, así lo encamino al piso subterráneo donde encontraría el caballero perfecto para que Marco se convirtiera en su escudero.

Mientras tanto, Marco trató de entablar un conversación amena con Star, pero pareciese que a ella le importara un comino lo que él quisiera decir, sin embargo la curiosidad la carcomía por dentro, después de todo, un poco de interés no le hacía daño a nadie.

--Así que... ¿Qué piensa Jackie de esto?

--Pues ella no estaba de acuerdo, pero ya sabes como soy, nadie me dice que hacer.

Star detuvo la marcha y vio a marco con ojos llenos de ironía.

--Bien, no, ella, cortó conmigo

--¡vaya! Pues lo siento--exclamó con falsa lastima.

Después volvió a reinar el silencio, hasta que el chico de la Tierra volvió a hablar.

--Así que, tú y Tom—comenzó a preguntar con picardía

--Sí—le interrumpió Star.

Definitivamente no supo que decir o pensar, Star era novia de Tom Lucitor.

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Star corría desesperada por los pasillos del castillo Butterfly que irónicamente se le hacían más largos que de costumbre.

Debía de salvar a Marco de una muerte segura, Eclypsa le había ayudado a entender lo que sucedía, pero en ese momento no se detuvo a pensar en los sentimientos, solo pensaba en Marco yaciendo en el suelo completamente inmóvil.

Luchar contra el monstruo de pelusa les había traído sentimientos melancólicos a los dos.

Les recordaba los buenos tiempos en los que luchaban contra monstruos liderados por Ludo, la pequeña criaturita que inspiraba lástima.

Star habló con Marco, le hizo entender que ella debía de ser una mejor princesa, por el bien de ella y el de Mewni. Le dijo que con él ahí se le dificultaría aún más.

Marco totalmente arrepentido de su repentina acción dijo que regresaría a la Tierra.

Cambio de roles.

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Star había aparecido la recamara de Marco en el castillo Butterfly, y con él adentro, lo inclinó.

Yo por la presente declaro que usted, Marco Ubaldo Díaz, a partir de ahora será mi escudero real, que se quedará a mi lado en tiempos de paz o peligro como mi confidente y consejero más confiable, para ir juntos al club incluso cuando esté muy cansado, para compartir sus nachos nocturnos, pero aún más importante: será mi mejor amigo, en tanto estemos vivos. Amén.

--¿aceptas?—pregunta Star

--Sí

Una promesa y un compromiso que ninguno de los dos se atrevería a corromper, un lazo que los mantendría juntos por toda la vida.