|CAPITULO 23|Belen |

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Ella sonrió en silencio.

Me tendí a su lado.

—Bueno.. ¿Paz entre nosotros?–Estire mi mano.

—Esta bien–Me dió su mano pequeña.

Fingimos muy bien qué el momento era normal aunque fue muy incómodo.

● ● ●

—¡Uno, dos! ¡Vamos Trey! ¡Mueve ese trasero!–Escuché muy fuerte.

Me sobresalte y abrí mis ojos, ví a ________ entre mis brazos durmiendo. ¡Mierda! Nos quedamos dormidos y ese sonido venía de las canchas, estaban entrenando ¿Quién demonios entrena después de la fiesta de navidad?

—_______, despierta–La moví lentamente.
Ella abrio sus ojos mirandome.

—Nos quedamos dormidos.

________ se sento en seguida soltandome.

—¿De dónde vienen esas voces?–Preguntó mirando hacia todos lados.

—De la cancha, estan entrenando.

—¡Diablos!

—Shhh–La callé.

Me puse de pie pensando en qué demonios hacer para salir de está. Se me ocurrió mi plan B y le dije a ________ qué bajaramos.

Al estar abajo caminamos en silencio alrededor de toda la cancha, agradecí que fuera un muro lo que nos tapaba y no una reja.

—¿Y ahora que?–Preguntó Martina mirandome.

—Aquí estan los camarines, debemos actuar–Dije mirandola.

—¿Qué?–Pregunto confundida.

Seguí caminando y llegamos a una reja con un agujero abajo, pase casi de rodillas y _________ también. Bajamos una escalera que nos llevaba al otro extremo de los camarines.

—Ruega a que esten todos en la cancha–Susurré.

—No me asustes.

—Ya sabes, si Fred nos ve, inventaremos algo.

Gire la manilla de la puerta y me asomé al pasillo, no había nadie. Le tome el brazo a ________ y la arrastre adentro, cerre despacio y caminamos suavemente por el pasillo.

—¿Dónde está Agustín ?–Escuchamos la voz de Fred y unos pasos que se acercaban.

La puerta de entrada se abrió dejandome ver el rostro de Tincho  qué nos vio a Martina y a mi. Él paro un poco, abrí la puerta de los articulos de aseo y entre ahí junto a _________. Este lugar era demasiado pequeño.

—Se estaba levantando Fred, no pensabamos qué ibas a ser tan cruel y harías entrenamiento hoy–Mintió Tincho.

Suspiré aliviado y Martina también. Estabamos de frente mirandonos atentos a todo.

Los pasos se alejaron y abrí lentamente la puerta. Luego de salir de ahí, corrimos a la cabaña. Me puse la ropa de entrenamiento y corrí de vuelta a la cancha.

—¡Llegas tarde!–Comentó Fred al verme.

Seguía agitado por haberme apurado tanto.

—Lo siento–Dije regulando mi respiración—Eres el único desgraciado que nos hace entrenar hoy.

Él rió divertido.

—¿Cómo estuvo la noche?–Pregunto.

—Exelente–Sonreí recordando todo.

Eres Mío Imbécil (Agustín Casanova y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora