Capitulo 10 'Solo Yo Peleo con El'

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MARATÓN 2/?


  —Cayó mal al suelo y se dislocó la muñeca, se golpeó muy fuerte en la cabeza, pero esta recuperándose.

—¿Seguirá jugando?–Pregunté preocupada.

—Al parecer si, Tincho es un pilar fundamental en la cancha y además quiere seguir jugando.

—¡Esta loco!–Me altere.

—Cálmate–Dijo el entrenador entrecerrando sus ojos.

—¿Me puedo quedar aquí?

—Si, ven.

Lo seguí hasta las bancas y me senté junto a él.

El segundo tiempo continuó y entraron todos a la cancha, algunos me miraron y Agustin fijo su mirada en la mía y luego siguió caminando, se reunieron todos juntos y divisé a Tincho con una venda en la mano.

—Segundo tiempo ¿Me escuchan?–Les habló Agustin con voz fuerte—Tenemos tiempo para dar vuelta esto, estaremos bien ¿Tincho estás seguro de que quieres seguir jugando?

—Completamente–Respondió Tincho.

—Esta bien amigos ¡Vamos por más!–Gritó Agustin dándole palmaditas en la espalda a todos.

Comenzaron a correr más rápido que antes y comenzaron a anotar hasta que los igualaron, pararon el tiempo y aprovecharon de tomar agua.

—¡Dos minutos!–Gritó Agustin—¡Dos minutos para hacerlos trizas!–Dijo satisfecho y con una sonrisa.

—¡Como les dije antes! ¡Fer atrás! ¡Pablo al centro! No te muevas de ahí hasta que te lo diga.

—Observa la determinación de Agustin–Comentó el entrenador Fred—Por eso es el capitán de equipo.

—¿Sólo por eso?

—Y por su voz de líder, no todos tienen eso.

—Marcos no está mal como líder.

—Lo sé, pero Marcos no habla fuerte ni tampoco tratará mal a los chicos si hacen algo mal porque él es más de corazón ¿Entiendes? Marcos es un gran chico, pero no sirve como líder de un equipo grande. En cambio Agustin si, a él no le interesa que se sientan mal o se enojen, él les grita y los reprocha y nadie le dice nada porque lo conocen.

Lo escuché en silencio, no sabía que pensaran así de Agustin.

Vi como los segundos pasaban muy rápido, Pablo se mantenía al centro atento a todo, Fer seguía atrás marcando a los del otro equipo.

—¡Hey!–Gritó Agustin.

Mire con atención y Pablo ya no estaba al centro, iba corriendo con la pelota en sus brazos y la mitad del equipo contrario corrían tras el ¿En qué momento había pasado?

—Maldito Agustin–Rio Fred fuerte.

Tincho y Marcos derribaron a dos chicos y corrieron a los costados, esquivando a los demás ¿Dónde estaba Agustin?

—¡Hey! ¡El crespo no tiene el balón!–Gritó un chico de Harmony Camp, todos voltearon desconcertados, pero ya era demasiado tarde.
Luis paso por el lado de Agustin y él corrió por toda la cancha aprovechando los segundos de desconcentración del otro equipo, llegó a la zona en donde se marcaba y se dio el gusto de parar y llegar caminando y marcar el punto esperado con una sonrisa victoriosa y sarcástica. El pitido del término del partido sonó y todos corrieron a abrazar a Agustin quien estaba muy feliz.

—¡Así se hace hermano!–Gritó Marcos abrazando a Agustin.

Todos se abrazaban felices y la galería era un caos, todos gritaban... Carpe Diem Club había triunfado nuevamente. Fred los llamo a los camarines y Agustin suspiró cansado sacándose el casco, lo observe y vi como se le dibujaba una sonrisa de satisfacción. Pude darme cuenta de que se le formaban hoyuelos lo que hizo que me causara ternura. Era genial ver a alguien feliz por algo Real. Aunque sea el más odioso, él estaba feliz por su equipo.

—¡Hey tú!–Escuché un grito. Observe la escena desde la banca, era un chico del otro equipo, grande, musculoso y maceteado, parecía un zumo con músculos, se sacó el casco al llegar a un lado de Agustin y lo tiró al suelo.

Agustin lo miró tranquilo.

—¡¿Qué demonios crees que hiciste?! ¡Eso es trampa imbécil!–Reprochó el chico a Agustin dándole un empujón, haciendo que Jorge retrocediera unos pasos.

—¡Claro que no idiota! ¿Crees que sería capitán del equipo si no supiera las reglas? ¡No me vengas con porquerías!–Se alteró Agustin dándole un empujón al chico quien se movió sólo un poco.

—¡No me toques!–Gritó el otro.

—¡Entonces ve a llorar a los camarines con tu equipo! ¡Mal perdedor!

—¡¿A quién crees que le hablas así?!

—¿Hay alguien más aquí? ¡Imbécil!–Gritó Agustin.

Su voz era grave, fuerte y realmente asustaba.

El chico lo miró irritado y le tiró un escupo en el uniforme a Agustin, él se enfureció, sus ojos se volvieron verdes oscuros. Sabía que eso no era para nada bueno, ví como empuño sus manos y golpeó tan fuerte a ese zumo que lo hizo caer enseguida al suelo y dejándolo sangrando de la nariz.

—¡Hijo de puta! ¡¿Quién demonios te enseño modales?!–Se enojó Agustin y le hablaba con voz amenazadora.

Si ese chico se ponía de pie, iba a destrozar a Agustin, no había nadie en la cancha y no iba a ir yo a separarlos. Iba a morir en el intento.

El gordo se puso de pie y golpeo en la cara a Agustin haciéndolo caer, comenzó a golpearlo y luego se dio el gusto de pisarle el hombro lo cual me dolió hasta mi ¿Qué demonios....? ¿De qué manera pelean estos animales? Después de ese pisotón de mil kilogramos en el hombro Agustin soltó un quejido y comenzó a insultarlo desde el suelo.

—Así te quería ver Casanova, en el suelo.

Sin darme cuenta... yo estaba corriendo a separarlos.

<<¿Qué demonios hago corriendo hacia ellos?.. Bueno, si no me acerco Agustin morirá, debería morir. Lo odio, oh dios no soy tan mala>>–Pensé.

—¡Suéltalo imbécil!–Le grité a ese zumo y lo agarre con mis pequeñas manos.

Él no se inmutó y sólo se corrió al ver que era una mujer. Si a Agustin le llegaba al hombro, a ese sujeto le llegaba más abajo.

—¿Que mierda? ¿Es tu guardaespaldas?–Preguntó el chico.

—No idiota, vete de aquí–Hable seria.

—Oh que miedo.–Dijo mirándome.

Entrecerré mis ojos, camine hacia su casco y lo levante.

—¿Qué demonios crees que haces?–Preguntó acercándose a mí.

—¿Vas a salir de aquí?–Amenazé.

—¿Y si no quiero qué?–Contestó.

—Ya verás–Sonreí con malicia.

— —

—¡_______! ¿En qué demonios estabas pensando cuando le quemaste el casco a ese chico?– Me preguntó Fred en camarines a solas.

—¡Iba a matar a Agustin! ¡Le dislocó el hombro!

—Pero... ¿Por qué no me viniste a buscar a mí?

—Estaríamos en el funeral de Agustin–Entrecerré mis ojos.

Él soltó una carcajada y me sentí más tranquila.

Golpearon la puerta de la oficina de Fred, esto me recordaba a los camarines de High school musical.

—Pase–Respondió Fred. La puerta se abrió y ambos miramos.

Era Agustin.

—______ ¿Podemos hablar?–Me preguntó serio.

—Agustin, siéntate ¿Cómo está tú hombro?–Preguntó Fred atento.

Estaba con una tela que daba vuelta en su hombro y lo hacía sostener el brazo.

—Bien, mucho mejor...La enfermera me puso unas cremas que alivian el dolor–Respondió sentándose a mi lado en frente de Fred.

—¿Qué quieres hablar con ________? Ella sólo te defendió–Lo reprochó Fred.

Eres Mío Imbécil (Agustín Casanova y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora