|CAPITULO 36|Volveré|

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Pablo fijó su mirada en la mia y nos detuvimos en frente de una banca. El se sentó y yo lo seguí.

—Por qué primero pasó lo de Belen, Después de eso andaba cabizbajo y deprimido ________, no era el mismo Agustin.

Lo miré en silencio esperando a qué continuara.

—Hoy lo llamó su hermana diciéndole qué su padre estaba en una clínica, muy grave. Ya sabes la situación de Agustin y su padre ¿No?

Asentí mientras en mi corazón se formaba un vacio inevitable.

—Agustin se inquietó por encontrarte para no sé que y te vio besarte con Zabdiel. Esas tres cosas lo colapsaron y creo que su agresividad y la forma en como actuó debería decírtela el.

—¿Irá a ver a su padre?–Fue lo único que salió de mi boca.

No asimilaba a Agustin yendose del campamento.

—Si–Respondió Pablo mientras apoyaba ambos codos en sus rodillas.

—¿Se irá?–Mi voz sonaba desesperada e inquieta.

—No, es solo un tiempo. No sé, deberías hablar con el.

—Está muy alterado.

—No, el debe explicarte varias cosas. No hay mejor momento qué este para hablar con el ________.

—¿Y si vuelve a ponerse como hace un rato?

—¿Agresivo?

—Si..

—Eso no pasará–Dijo, seguro de sus propias palabras—Y si pasa, el no te hará daño. No le tengas miedo.

—No le tengo miedo Pablo, es que..Nunca lo había visto así.

—No sé como explicarte todo ______, solo..habla con el–Se puso de pie mirandome–¿Vas?

Asentí insegura y caminamos hacia la cabaña en silencio.

Entré mirando a todos ya que habían llegado hace poco, caminé por el pasillo y me paré en frente de la puerta de Agustin. Suspiré tratando de calmar mi corazón qué iba a salirse de mi pecho.

Toqué un par de veces divisando el agujero de su muralla y volví a suspirar temblorosa.
Sentí unos pasos acercarse a la puerta y está se abrió dejandome ver a Agustin. Sus ojos estaban naturales y eran los que conocía, sin polera, short de tela y descalzo. Su mirada se posó en la mia, quise abrazarlo, pero me contuve.

—¿Podemos hablar?–Pregunté con todo el valor del mundo, sentía que cada cosa que decía iba a ser usada de alguna manera en mi contra haciendome sentir muy, muy insegura y débil.

—Pasa–Dijo abriendo más la puerta, me adentré en su habitación con la mirada hacia abajo y escuchando la puerta cerrar a mis espaldas.

Ya no me sentía bien aquí, ya no era el mismo lugar. El ambiente era tenso y solo quería huír de ahí. Ni siquiera hice el esfuerzo de sentarme en su cama, pero el si lo hizo apoyandose en la muralla con una almohada en su espalda sentado.

—Sientate–Dijo mientras fijaba su mirada en mi—Parece como si nunca hubieses estado aquí.

De hecho así me sentía.

Me senté mirandolo.

—Sobre Zabdiel..–Comencé.

—No quiero hablar de Zabdiel–Me interrumpió con su voz grave y dolida.

—Pues, yo si–Dije tomando total seguridad.

Él suspiró irritado mirandome.

—En ese momento que tú nos viste, yo estaba muy mal por lo que había sucedido entre Belen y tú, mucho más por la discución que tuvimos–Dije, pretendía no derramar ninguna lágrima y mirarlo directamente a sus ojos hasta terminar mi discurso—Necesitaba pensar y aclarar mis pensamientos. Entonces, llegó Zabdiel, diciendome miles de cosas insinuandose y declarando todo lo que sentía por mi y bueno, tomó mi cara y me besó. No reaccioné a nada, no sentí nada, no me gusta. Me separé de el confundida.

Eres Mío Imbécil (Agustín Casanova y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora