9

605 140 27
                                    

De repente el rostro de Pat dejó de moverse y pude verlo con detenimiento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

De repente el rostro de Pat dejó de moverse y pude verlo con detenimiento.

Pat tenía unos ojos café melancólicos, pestañas pobladas, cejas finas, nariz respingada y barbilla puntiaguda. Era alargado y delgado. Tenía dieciséis años, podría ser atractivo, pero no lo era. Su piel estaba cubierta de acné, le gustaba la música pesada todo en él lo decía, el color negro era su religión, su cabello le llegaba a los hombros y una cortina de flequillo le cubría la mitad de la cara. Sus uñas estaban pintadas de negro, vestía tejanos oscuros, una remera con un pentagrama extendido en el pecho, se abrigaba con una sudadera que parecía rota apropósito y calzaba zapatillas deportivas.

En sus oídos tenía unos peculiares cables que despedían un zumbido rítmico, era música. Recordé que yo tenía unos, pero no podía alcanzar el nombre de esos aparatos, era como si mi mente jamás lo hubiera sabido. Pat se sacó los cables uno por uno, con su mano trémula como una hoja agitada por el viento.

—¿Puedes verme? —inquirí.

—S-s-s-s...

—Tomaré eso como un sí —lo escudriñé—. ¿Qué haces aquí? ¿Éramos amigos?

Él negó ligeramente con la cabeza.

—¿Éramos parientes? ¿Un primo lejano?

Negó imperceptiblemente y cerró la boca como si se decidiera a no hablar. Me rasqué mi mojada cabeza.

—¿Éramos vecinos?

Sacudió la cabeza lentamente sin quitarme los ojos de encima. Estaba comenzando a inquietarme, no podía lidiar con eso solo, necesitaba compañía.

—Aguarda un segundo —pedí amablemente alzando un brazo entre nosotros, me volteé hacia el cementerio, ahuequé mis manos alrededor de mis labios y aullé con todas mis fuerzas—. ¡EDDIE, MUEVE TU CULO NO ACUCHILLADO HASTA AQUÍ, ENCONTRÉ ALGO GRANDE!

Me volví hacia él y lo examiné sin poder evitar fruncir el ceño.

Y de repente recordé de quién se trataba. 

Los colores del chico invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora