Pat pidió que lo acompañáramos a su cita, pero creímos que sería mejor que lo hiciera solo, claro que no se lo dijimos porque de otro modo hubiera cancelado. Digamos que lo plantamos.
Estaba en mi sitio caminando de un lado a otro con inquietud rogando para que Pat no echara las cosas a perder. El lugar al que la había llevado era un restaurante italiano, el cual, obviamente, había elegido yo. Tenía las manos en la espalda baja y la cabeza agachada mientras me maquinaba con mis pensamientos.
Me detuve y me decidí a relajarme.
Mindy Dindy estaba quieta, sin jugar con nada, lo que me resultó extraño. Se hallaba sentada sobre la hierba, inanimada, como una muñeca en una estantería. Traté de animarla y cuando la hice reír y jugar con la escarcha del suelo me fui satisfecho.
Eddie estaba en su puesto sin dar clases.
—Hace tiempo que no asisto a una de tus lecciones.
—Pues no habrá hoy —contestó de mala gana, pateando todo lo que había en su camino y erizando estelas de nieve.
—¿Por qué?
—Porque ya no recuerdo nada de matemática.
ESTÁS LEYENDO
Los colores del chico invisible
Teen Fiction🔸Historia de capítulos cortos🔸 Clay tenía todo lo que un adolescente de quince años podía soñar: una familia encantadora, una novia que era su mejor amiga, buen promedio, desempeño físico y un futuro por delante. Pero el mundo le tenía guardado u...