39

349 107 4
                                    

 —¿Tu verdadero nombre es Eduardo? —preguntó Bianca horrorizada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 —¿Tu verdadero nombre es Eduardo? —preguntó Bianca horrorizada.

 Estábamos regresando de un camino que dilató nuestra zona, en esa ocasión los había llevado a la casa de mi madre, en realidad a dos cuadras cerca de su casa, pero ellos no pudieron dar ni un paso más, por más cerca que estuviéramos. Se habían puesto a gritar al igual que locos, como si vieran fuego, cucarachas en el suelo o en el caso de Eddie una regla de tres simples mal hecha.

 —Sí, el diminutivo es Eddie, pero me llamo Eduardo Contreras —explicó masticando entre las palabras.

—¿Contreras? —dije parpadeando para que el agua de mi cara se escurriera.

—No me sorprende nada —opino Bianca conteniendo una risa y tratando de cerrar las cortaduras de sus muñecas.

—Al menos lo recuerdo—musitó.

Bianca y yo no pudimos más que reír.

—Lo dices como si fuera algo bueno —expresó ella.

—Si yo tuviera ese apellido trataría de olvidarlo —bromeé.

—Bueno —accedió Eddie—, pueden cambiarlo ¿Cómo me apellidarían?

—¿Iglesias? ¿Puentes? ¿Torres? —propuse.

—Si dices algo más que esté involucrado con construcciones te despido...

Nos topamos con Pat en la puerta del cementerio, cuando nos vio abrió los ojos exasperado, se acercó hacia nosotros y fingió que se ataba los zapatos mientras hablaba por lo bajo para que los transeúntes no lo vieran.

—¿Dónde diablos estaban? Llevo buscándolos una semana.

—Salimos a caminar...

—No importa —tajeó—. Tengo grandes noticias. 

Los colores del chico invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora