Malos Habitos

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•Narra Leslie•

Si, era una puta zorra

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Si, era una puta zorra. Y se lo iba a demostrar.
Esa noche mi vestimenta se basó en una falda negra volada pero bastante ostentosa acompañada de unas medias red que llegaban poco más arriba de mi rodilla para completar el disfraz que sin duda llamaría la atención de más de una persona. Los gangster y los darks no eran bien conocidos en los pueblos pequeños como este, pero en Las Vegas habitaban aquel tipo de personas, lo sabía tras haber pasado veranos enteros de mi infancia acompañando a mi padre a la ciudad del juego... Cuando todavía era él.
Mi cabello iba peinado con grandes ondas espontáneas aquella noche, había dejado atrás el lacio que me caracterizaba para darle un toque sensual.
Como último cometido pinte mis labios de un rojo intenso y dadas las siete, tras haber dejado a Aiden y Max en el cruce de calles Elm y Cherry arrive en la casa de Tina que a simple vista presentaba un atractivo panorama desbordado de persona por doquier. No deje salir mi lado tímido y me adentre en la edificación intentando no ser aplastada por las personas que me empujaban bailando ya ebrias. Vi a Billy como primer panorama armando uno de sus shows prendido al destilador de cerveza, negué con mi cabeza y seguí caminando hasta encontrar un lugar en las escaleras donde me senté, al borde del aburrimiento, mientras disfrutaba de la música y la vista a las personas. De lejos sonaba Tiësto*, bien lo reconocía, un joven DJ de quince años que estaba volviendo locos a todos con su música.

Las horas no pasaron rápidas para mi, no disfrutaba de ninguno de los panoramas que se alzaban frente a mi y me dije qué tal vez aquello no había sido una buena idea. Había sido espectadora de un forcejeo entre Nancy y Steve que no terminó nada bien puesto que vi salir a la chica acompañada por nada más ni nada menos que Jonathan Byers. Johnnie, en un pasado. Aun sentada en la escalera, tres horas después de haber llegado, Steve Harrington se sentó junto a mi abatido.

—¿Problemas en el paraíso, Harrington? —Pregunte con sosiego mientras el dejaba en mis manos un vaso plástico que a juzgar por el aroma tenía en su interior ponche de fresa.

—No quiero hablar de eso —Refunfuño furioso, no supe muy bien asegurar que habría visto salir a Nancy con Jonathan pero no quise arriesgarme a enfurecerle más por lo que me quedé completamente callada. — ¿Donde está Aiden? —Preguntó con una pizca de preocupación girando su cabeza para mirarme.

—Con los niños Mason. Confío en que estará bien —Me encogí de hombros y le di un sorbo a la bebida que me sentó más bien como una soda. No era demasiado fuerte.

—Espero que tengas razón —Suspiro con ambas cejas alzadas, no tenía idea desde cuándo Steve Harrington actuaba de esa forma conmigo. —Creo que me voy a casa... ¿Quieres que te lleve? —Aunque sonaba tentador tras aquel fallido acto de intentar pasar un buen rato molestando a Billy negué con mi cabeza. No quería ir a casa.

El castaño se despidió amablemente y desapareció entre las personas. Aun era relativamente temprano y las personas comenzaban a entrar en el climax de la fiesta, más yo no sentía deseo alguno por acercarme a nadie, eludía el tener que pensar que estaba siendo algo antisocial... Siempre lo era de alguna forma.

—Pero mira en qué pedazo de puta te has convertido

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—Pero mira en qué pedazo de puta te has convertido.

— ¿No era yo una zorra? —Me volteé quedando frente a la cara del diablo.

El sudor recorría el fulgoroso cuerpo semidesnudo de Billy que no dude ni un segundo en recorrer con mi mirada. Estaba ebrio, llevaba una cerveza en la mano y a leguas podías oler la miasma a alcohol y cigarros que le inundaba. Estaba a punto de irme cuando el rubio atrajo mi atención con sus palabras. Me mantuve indecisa la idea acerca de aludir completamente a mi principal cometido y seguir mi camino a quien sabe dónde, Billy estaba demasiado borracho y no era un rival que quisiese confrontar en ese estado.

—Si así es como quieres jugar... —Billy sonrió socarronamente y se acercó un par de pasos balanceandose tal cual león en acecho.

—Estas demasiado ebrio, eres muy aburrido para mi en tu estado —Suspire a lo que él arqueó su labio inferior dejándome ver un puchero en su rostro antes de soltar una carcajada.

—Apenas si he tomado —Sonrió con viveza haciendo que ruede mis ojos resignados a lo que estaba observando. Billy al menos me llevaba una cabeza de alto por lo que tuve que inclinar mi cabeza hacia atrás para poder mirar aquellos ojos azules latentes que se encontraban mirándome por sobre mi cabeza.

—Siquiera puedes decir algo con coherencia —Corrí mi vista en efecto a su cercanía pero sus dedos abrazando mi mentón me hicieron volver a ponerle atención a su rostro.

—Estas... Extremadamente... Sexy, zorrita —Sonrió para contradecirme. —Me pones tan...

—¿Tan que? —Insistí enarcando una de mis cejas, él dio un mordisco a su labio antes de humedecerlo.

—No tienes las tetas de Kelly Brandy, pero tu no tienes comparación. Estás haciendo que me vuelva loco —Suspiro ladeando su cabeza. Mis sentimientos se negaron a aceptar que lo que decía era real, sin embargo, el brillo de mis ojos   hacía imposible negar que en mi interior aquellas palabras habían resbalado como en un filtro. Más el imaginar lo cruel que podía llegar a ser en su estado de sobriedad me dieron pauta a no ilusionar a mi subconsciente.

"No me duele, lloro por lo que puede llegar a doler más tarde y por todo lo que llorare después"

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Nota de la autora:
*Tiësto es un DJ de actual reconocimiento en el mundo de la música electrónica. Si bien su fama ascendió en 2001, en el año 1984 lanzó su primer track personal titulado 'Damaged' con tan solo 15 años y fue muy utilizado en las discotecas ese mismo año.
¡Saludos!

Requiem for a Blue Jean [Billy Hargrove]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora