El ultimo adios

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•Narra Leslie•

Me tambalee al recibir aquella respuesta queriendo articular toda especie de gritos alertartantes, pero simplemente no pude hacer más que observarle boquiabierta a la espera de que algo Inés petado sucediese y yo poder irme de ese horrible lugar

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Me tambalee al recibir aquella respuesta queriendo articular toda especie de gritos alertartantes, pero simplemente no pude hacer más que observarle boquiabierta a la espera de que algo Inés petado sucediese y yo poder irme de ese horrible lugar.
Y solo entonces, con aquellas palabras, caí en la cuenta de que todo aquello era mi vida real, que probablemente fuese sometida a algún experimento extraño, que mi hermano Aiden aún se encontraba extraviado, que probablemente no pudiera salir de esa situación, y que, a juzgar por lo que el castaño había dicho, no volvería a saber de Billy en un tiempo cercano.

Las lágrimas sucumbieron mis ojos y resbalaron por mis mejillas acaloradas de ira y miedo.

—Matheus... Por favor, ayúdame a evitarlo —Solloce por primeriza vez temblando de miedo, no podía dejar de imaginar la cadena de hecho que desencadenarían un nuevo destino para mi. Uno donde ya no sería yo misma. El castaño de cabello largo tan solo se limitó a sonreír.

— ¿Que sentido tiene? Eh estado aquí solo por mucho tiempo —Se encogió de hombros desinteresado.

—Podemos salir de aquí juntos, si nos ayudáramos tal vez... —Vocifere afligida mientras con cada parpadeo la lagrimas se desbordaban de mis ojos ardidos por la sal de las mismas.

— ¿¡ES QUE NO LO TIENES CLARO!? —Bramó con ímpetu mientras su puño se estampaba sorpresivamente sobre la madera del mueble acomodado a un lado del joven. Ahora nos mirábamos desafiantes, enfrentados, como si de mi boca acabase de brotar palabras aberrantes. Mi rostro era el de una niña pequeña asustada, en parte por qué mi compañero media más una cabeza de alto a mi diferencia y el golpe que acaban de proporcionarle al mobiliario me había dejado helada.

—Realmente no tiene sentido para mí.

— ¿Que cosa? —Se relajo el castaño mientras resumía su mirada a una simple intriga pasajera.

—No te ofendas Matheus, pero realmente no quisiera terminar como tú —Sopese mientras evitaba el contacto visual, presentí que ambos mirábamos el suelo cuando el silencio formó una laguna en nuestras mentes. Tal vez no debía haberlo dicho.

Sin embargo, él sonrió tristemente.

—Por supuesto que no, nadie quisiera terminar de esta forma —Encogiéndose de hombros me lanzo una mirada poco esperanzadora. —Góðar hlutir gerast aðeins þeim sem bíða of lengi —Susurró audiblemente ante mi desentendimiento en un extraño idioma que no pude reconocer, parpadeé un par de veces en busca de comprender lo que quería decís, intentando descifrar si se trataba de algo malo pero su rostro no pareció gesticular una mueca. Él giró su cabeza y me observó expectante. —Eso me dijeron antes de ser transferido a este lugar. 'Las cosas buenas sólo le suceden a quienes esperan demasiado' —Medito pensativo un momento. —¿Sabes cuanto ha pasado desde eso? —Negué con mi cabeza, el rostro del joven se había tornado gélido, como si quisiese llorar. —Quince años —Remarcó y volvió a repetirlo en un tono más bajo y bastante incrédulo. —Si tu hubieses pasado por aquello ya no sentirías impotencia al estar aquí, y aún más si entendieses que las personas como nosotros no tienen más lugar en el mundo que un laboratorio. Somos ratas —Escupió con asco mientras evitaba cualquier contacto visual que le llevase a mi. —Si cooperas puedo ser bueno contigo —Levanto su rostro con una sonrisa sutil en los labios. —Pero si no te dejarás hasta la piel intentando zafar de toda la tortura que puedo proporcionarte —Volvió a endurecer sus gestos sin separar su mandíbula apretada ni por un momento. Sin embargo, su tono aún no me proporcionaba inseguridad suficiente como para temerle, no en estas circunstancias. —Puedes intentar resistirte, huir, o lo que sea que vayas a intentar a favor de tu voluntad, pero te puedo asegurar una sola cosa —Matheus sujeto mi antebrazo con fuerza en una posición en donde podía apreciar con mis ojos su perfecto agarre. —Querrás estar muerta y siquiera habrán acabado.

✘Narra Billy✘

Troné mis dedos al menos tres veces, estiré mi cuello y me acomodé al menos cinco veces más

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Troné mis dedos al menos tres veces, estiré mi cuello y me acomodé al menos cinco veces más. Nada más ni nada menos que UNA HORA era el tiempo que llevaba allí esperando a la pelirroja quien había desaparecido sin más a la busca de alguien cuyo nombre jamás había oído cuando se suponía que estábamos a la espera de encontrar a su hermano.
Bufé pensando en el sin fin de posibilidades que se presentaban ante mi en ese momento, quizá ella siquiera estaba diciendo la verdad ¿Por que se tardaría tanto tiempo? Mi lado oscuro me decía que podría estar con alguien... Y no en formas amistosas.

Ante la idea que rebotaba en mi cabeza me puse de pie y comencé a caminar fuera del establecimiento para fumar el cigarrillo que traía entre mis dedos hacia ya un buen rato. Exhale el humo para llevar mi vista hasta el sitio donde había aparcado mi auto que ahora, extrañamente, ya no estaba.
Pestañeé un par de veces en busca de deshacer cualquier efecto de sueño que tuviese mi mente a causa de la aburrida espera, incluso llegue a comprobar que mi cigarro era de la marca que usualmente fumaba mientras visaba otros espacios en el aparcamiento. Pese a esto mi auto no estaba donde lo había dejado, ni en ninguna parte.

No llegue a reaccionar a tiempo, unas manos me inmovilizaron y la luz del día se apagó para mis ojos.

Requiem for a Blue Jean [Billy Hargrove]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora