❃Capítulo 9

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Un estruendo sacudió las paredes del palacio casi como si la ira de Thor hubiese hecho presencia misma. Fandral miró con temor al rubio, había hecho una confesión y en aquel mismo instante parecía que el lugar hubiera sido sacudido por un fugaz relámpago. Dada por la expresión del príncipe, se encontraba en un estado de sorpresa y alerta, tal vez, tratando de procesar dos hechos: Fandral siendo pareja de su hermano y la curiosa razón por la que las columnas doradas temblaron. Distinguir el mismo desasosiego en su rostro le hizo sentir un poco más de calma y seguridad de que la reprensión de Thor se aplazaría para otro momento.

— ¡¿Qué demonios hacen ahí parados?! —exclamó Sif, al parecer, lista para batalla al igual que Hogun y Volstag, quienes andaban detrás de ella muy a prisas—. Nos están atacando. ¡Vamos a la línea de enfrente!

Fandral volvió la mirada a Thor. Ambos se miraron al mismo tiempo, reaccionando momentáneamente a pesar de que ya hubieran pasado segundos desde que Sif informó lo que pasaba. Empezaron a andar deprisa, detrás de los otros dos guerreros.

— ¿Quién nos ataca? —quiso saber Thor con dureza.

— Gigantes de hielo —contestó Hogun.

— Laufey —gruñó el dios del trueno, al parecer nada feliz de aquellas visitas.

Fandral no pudo evitar sentir cierta angustia. Lo primero que se le vino a la mente fue Loki, no podía dejarlo solo. Pero antes de siquiera dar el primer movimiento hacia otra dirección, su brazo fue tomado fuertemente por el de Thor.

— Fandral, Loki estará bien. Tenemos que pelear ahora —trató de convencer Thor. No tenía duda alguna de que Fandral en verdad era pareja de Loki. Conocía aquel temor, él mismo lo sentía, pero su deber se encontraba en la raíz del ataque y mientras los gigantes de hielo no pudieran penetrar al palacio todo estaría bien.

Fandral asintió y siguió trotando junto con los demás guerreros.

Los gigantes de hielo habían casi aparecido de la nada. Se encontraban atacando la puerta principal del castillo y apenas los guerreros entraron en acción en el largo salón, se vieron las puertas de oro caer a los pies de los tantos soldados que igual esperaban para defender la propiedad del reino.

Eran sólo tres gigantes de hielo, los más grandes que se hubieran visto desde tiempos de guerra. Tras la caída de la sólida entrada, dos de ellos hicieron cabeza, dejando atrás al último que, curiosamente, poseía dos gigantes de hielos de menor tamaño aferrados a sus espaldas. Al ver a este último gigante, Fandral no pudo evitar asimilar la imagen con el de un cuento infantil acerca de las especies de los nueve mundos. Dado por los gigantes y la forma en que se aferraban, podían tratarse de gigantes niños. ¿Para que traían criaturas un tanto más indefensas a una guerra? Tal vez el objetivo principal no era vencer a todo el ejército.

— ¡Hay que mantener vigilado al último gigante! —advirtió Fandral al grupo de guerreros expertos, desenvainando su espada para unirse al ejército en la derrota de los gigantes de hielo.

— Entendido —la mirada de Thor se clavó en el objetivo, atrayendo rápidamente a mjolnir, quien en segundos aterrizó en su mano. Lo hizo girar con rapidez sobre su mismo lugar, volando de un salto y midiendo un aterrizaje al gigante que se resguardaba tras los otros, no obstante, un manotazo de uno de los primeros le hizo cambiar de dirección hacia una de las paredes y estrellarse.

Todos los guerreros en combate se encontraban luchando contras las cabezas de aquel ataque. Siendo jotuns, ya fueran pocos, era un enemigo que tomaba tiempo de vencer, así estuviese rodeado de cientos de tantos guerreros. Fandral intentó acercarse al gigante sospechoso, mas como muchos otros, falló de tan sólo intentarlo. Si querían acceder a él primero tendrían que vencer a los otros.

Uno de esos gigantes no tardó en caer finalmente, guerreros se vieron obligados a retroceder antes de que el helado cuerpo cayera sobre alguno de ellos. Aquella conmoción hizo distraer a Fandral, que cuando volvió su vista a los objetivos siguientes, logró ver que aquellos jóvenes jotuns ya no se encontraban sobre el lomo del gigante de hielo. Buscó desesperadamente hacia todos los lados, viendo a esas pequeñas bestias correr con agilidad hacia el interior del palacio. Algunos guerreros pudieron haberlos detenido, pero el ataque de los otros dos gigantes de hielo se volvió más violento y logró entretenerlos.

— ¡Thor!

— En un momento te alcanzo —dijo el rubio sin dejar de combatir, bastante concentrado en no irse hasta acabar con otro de aquellos monstruos.

Fandral cedió su lugar a los guerreros, empezando a correr a toda prisa detrás de aquellos gigantes de hielo que se movían con más destreza gracias a sus dimensiones. Eran casi del tamaño de un asgardiano promedio, aunque su exterior robusto les hacía parecer seres de igual peligro. Sin dejar de correr, siguió midiendo la situación. No quería pensar que se estaban dirigiendo a dicho lugar, pero justamente eso hacían.

En el camino toparon con un par de guerreros, pero cada uno de ellos fue desechado con el paso veloz de los jotuns.

— Vayan por más refuerzos —ordenó Fandral, ayudando a levantar a un guardia que ya se encontraba incorporándose. Éste asintió y Fandral siguió aquella carrera.

Fandral no era tan rápido, y en consecuencia sólo los podía ver hasta que giraron en la siguiente esquina. Lo único que esperaba era que Loki resistiera, no dejaría que le hicieran daño, o incluso que se lo llevaran. No iba a dejar que Loki corriera peligro alguno.

Poco antes de dar vuelta en el pasillo de las habitaciones, Fandral logró escuchar a Loki, no haciendo más que alarmarlo. En seguida vio a aquellos gigantes de hielo, uno fuera de la habitación, el otro seguramente adentro. Antes de poder acercarse lo suficiente, vio a Loki siendo arrojado fuera de la habitación, cayendo de costado en el suelo.

— ¡Loki!

Desenvainaba su espalda al tiempo en que observaba a uno de los gigantes de hielo tomar a Loki del brazo y empezar a arrastrarlo. El azabache luchaba y se resistía, siendo Fandral espectador al ver como la piel de Loki se pintaba de azul mientras que forcejeaba contra el agarre. Atacó al primer gigante que tuvo cerca, pero había subestimado la fuerza de estos al ser un poco más pequeños; sus golpes eran bastante duros. Tambaleó, y al enderezarse para atacar, aquel jotun se desintegró con una temible fuerza. Padre de Todo de encontraba al otro lado del pasillo, y con su cetro no tardó en deshacerse del otro gigante también con una estela de aquel magnífico poder.

Fandral exhaló aliviado, acercándose más rápido que un rayo hasta donde había caído el azabache. Loki se encontraba de rodillas contra el suelo, con la mirada baja ante sus manos —ahora azules—, temblando contra la peligrosa sensación de desconocer su propio cuerpo.

— Loki —dijo Fandral ahora con suavidad, viendo elevar la mirada atemorizada del contrario. Era la primera vez que lo veía en su forma jotun y verdaderamente se había quedado sin palabras. No se parecía en nada a otros gigantes de hielo que había visto en su vida. Era como ver al mismo Loki, aunque con unos brillantes ojos rubí y un extravagante tono de piel azul, con aquellas tenues líneas que adornaban el tegumento como a cualquier otro ser de Jotunheim.

— ¡No! —Loki reaccionó, retrocediendo en el suelo hasta dar tope con la pared. El chico de apariencia jotun se abrazó a sí mismo, sintiéndose indefenso y despreciable, precisamente ante los ojos de Fandral—. No me veas —murmuró esta vez.

Odín se acercó sereno, mientras que Thor aterrizó en el lugar gracias al impulso de su martillo. Cuando acompañó a su amigo guerrero y a su padre, logró ver a aquella delgada figura azul hacerse menos en el suelo.

— Loki —susurró con cierta tristeza. Había llegado tarde, y además ahora veía a su hermano en su forma jotun. Por respeto a la situación no quiso parecer asombrado ante su aspecto. El deber ahora se encontraba en ayudar a Loki, aquel que se sentía atacado con la mirada, así se tratase de su familia.

Inestable [FrandralxLoki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora