❃Capítulo 13

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— Asgard no es el punto vital, es el punto de entrada. La cabeza de Odín, el Cofre de los Antiguos Inviernos; no queremos tomar posesiones, queremos venganza —Sentado en aquel trono, Laufey parecía un rey imponente. Con las cartas enfrente, veía como por primera vez en años el destino le embalsamaba los labios con el almíbar de la venganza, aquello que tanto deseaba.

— Me temo, mi rey, que aún no comprendo el objetivo de nuestros ataques —la voz áspera del servidor retomó sus palabras.

Laufey se levantó y de una bofetada mandó al gigante de hielo a azotar contra el suelo helado.

— ¡Se llevó algo que no era suyo! —exclamó con furia, avanzando unos pasos para estarse erguido a los pies de aquel a quien había agredido—. Mi hijo.

El jotun permaneció en el suelo, con cierto miedo, además de resquemor en su mirada. El rey le dio la espalda, pensando que el asunto quedaba terminado, por lo que empezó a incorporarse, mas Laufey prosiguió:

— Se llevó un bebé. Y eso es lo que haré, yo también me llevaré uno.

— Pero, mi señor...

— Silencio, insolente —Laufey giró bruscamente, volviendo a encarar con el contrario—. Venganza es lo que anhela este pueblo —se acercó al jotun de enfrente, llevando aquella mano con garras a sujetar el rostro ajeno—. Ojo por ojo —la malicia se vio reflejada en la mirada de Laufey, arrastrando su pulgar hasta poder enterrarlo en la cuenca ocular del sirviente.

El gigante clamaba que se detuviera, pero fueron más sus alaridos de dolor. Sólo se mantenía de pie gracias a que el agarre de Laufey en su cabeza era lo suficientemente fuerte como para mantenerlo ahí.

Dentro de aquel vestigio de castillo, detrás del jotun que atormentaba Laufey, el hueco de una ventana desmoronada le permitió ver el destelló del Bifrost llegando a sus tierras. Sólo entonces soltó abruptamente a su sirviente, cayendo éste a sus pies.

Una sonrisa se formó en los labios del rey helado. Creía saber quién era su visita.

~•~

El aire gélido les golpeó apenas la estela los plantó en Jotunheim. Parecía un mundo desolado, al menos así lo pudo observar Fandral; todo careciendo de vida. Estuvo alerta, mirando su alrededor mientras sobaba un poco sus brazos en busca de calor. Fue entonces cuando sintió que Loki le colocaba el chal de piel por encima de los hombros para cubrirle. No fue sorpresa que le diera su prenda adicional, ya veía que Loki se encontraba en su forma jotun, no sufriendo ningún percance del frío.

— ¿Qué hacemos aquí? —inquirió Fandral, aún con cautela hacia el plano en donde ahora se encontraban.

— Terminar con esto —la mirada de destello rojo empezó a ver más allá, en las torres de un castillo que había sobrevivido a la guerra. Cabizbajo ahora, miró a su vientre. No sabía si estaba haciendo lo correcto, aún sus acciones eran una moneda de doble cara.

— Te seguiré a donde vayas —habló Fandral, mostrándose con mirada al menos un poco más segura.

Loki le sonrió, y juntos empezaron a andar, pero no pasó mucho antes  de que encontraran caminos con Laufey, quien se encontraba acompañado con un contado séquito a sus espaldas. Se detuvieron a metros, como si hubiera una extensa línea que no se debía cruzar aún si por lo menos querían dialogar algo.

— Hijo de Odín, no pensé que me facilitarías las cosas —habló el imponente jotun.

— Pensé que considerabas que yo aún era uno de los tuyos —Loki sostuvo su vientre. Puede que no lo demostrase, pero estaba un tanto temeroso.

— No, no eres de los míos. No te crié, y reconocerte me es indiferente, pero en tu vientre yace un hijo y he jurado con mi vida que vengaría la deshonradez que Padre de Todo le quitó a nuestro pueblo —Laufey dio un paso al frente—. Entrégalo.

— ¿Me lo arrancaras del vientre? —pronunció en tono incrédulo, y mientras, retrocedió un pequeño paso.

Fandral avanzó  hacia el frente, para interponerse si era necesario.

— Tal vez lo haga tal y como cuando le arranqué el ojo a tu padre.

Fandral llevó su mano al mango de su espada, a punto de desenvainarla.

La sonrisa de Laufey se notaba en su rostro, complacido de tomar la oportunidad. Dio un segundo paso, rompiendo aquel espacio inexistente para empezar a acercarse.

El rubio guerrero sacó su espada al verlo avanzar hacia ellos, decidido a atacar con tal de proteger a Loki. Aún no veía el punto de haber llegado a Jotunheim sin refuerzos, pero confiaba en que Loki no haría de aquel momento un suicidio.

La estela del Bifrost iluminó por detrás, y entonces Laufey se acercó peligrosamente, como un animal salvaje a punto de atrapar a su presa entre sus colmillos. Iba directo a Loki, así tuviese que mandar volando al acompañante de un solo golpe. No obstante, antes de siquiera arremeter contra ellos, un relámpago azotó el lugar.

Loki nunca había estado tan aliviado de que Thor se metiera en sus asuntos.

Inestable [FrandralxLoki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora