Capítulo 4

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Los días fueron pasando, y con ellos, meses. Las cosas entre Jimin y yo se habían calmado luego de uno o dos meses, y desde entonces, jamás volvimos a hablar sobre aquel tema. En cuanto a Taehyung y Jungkook, supongo que podríamos decir que los tres llegamos al punto de ni siquiera incomodarnos cuando Taehyung contaba detalladamente como disfrutaba hacerlo con su novio, o las veces que simplemente se acercaba al menor cuando este estaba hablando para depositar un beso en sus labios que lograba que el castaño se quede callado y totalmente rojo. En cuanto a mi novia, todo sigue yendo muy bien, cenamos juntos las mayorías de las noches y aún mantenemos nuestras largas conversaciones en cualquier lugar que nos permita estar solos.

Sigo siendo regañando por Yoongi todas las noches, pero aún así, sé que él comenzó a llegar media hora más temprano a mi habitación porque disfruta de nuestras pequeñas charlas. Hablamos durante meses, pero a pesar de eso, aún no conozco mucho sobre él. Aún así, considero que el hecho de conocer el porque fue traído aquí es algo muy grande y estoy agradecido con él por haber confiado en mí y contármelo.

En fin, hoy era un día especial. Más especial que todos, por lo que la noche anterior le había rogado a Yoongi que llegara una hora más temprano y que nos veamos en la cafetería. Convencerlo fue difícil, tuve que usar mi arma secreta para lograrlo, y sólo fueron suficientes unos segundos de aegyo para que él aceptara mientras se cubría la cara con ambas manos mientras me pedía que parará de hacerlo. Jamás olvidaré la tierna imagen de Yoongi cubriendo su rostro mientras me gritaba que pare.

Él me caía bien, demasiado bien.

Cuando saludé a Seohyuk luego de terminar de cenar, caminé rápidamente a mi habitación ya que le había pedido a Yoongi que venga a la 1:00 y no faltaba mucho para ello.

La primer campanada me inundó de emociones, la segunda de inquietudes y la tercera de confianza. Faltaba muy poco para ver a aquel chico de cabello gris que no se iba  ni un maldito segundo de mi cabeza.

Pero claro, a veces no todas las cosas salen como lo planeamos. A veces incluso aquel momento que consideramos muy importante es interrumpido por algo que quizás es igual de importante, por lo que terminamos actuando sin pensar en las consecuencias que traería cumplir una y no la otra.

- Hoseok.- Susurró alguien del otro lado de la puerta, mientras daba pequeños golpes en ella.

Cuando abrí la puerta, me topé con el pelinegro llorando. Me sorprendió verlo así, por lo que rápidamente lo metí dentro de mi habitación.

- Jimin, ¿Qué pasa? ¿Por qué estás llorando?- Pregunté, tomándolo de los hombros para luego sentarlo en la cama.

Jimin no contestó, por lo que luego de varios sollozos le dí un pequeño empujón para insistir:

- ¿Por qué estás llorando?- Volví a preguntar, colocando una silla frente a él y sentándome en ella.

- Por... Porque quiero dejar de sentirme así.- Soltó, con la respiración entrecortada mientras un par de lágrimas se deslizaban lentamente por su mejilla.

- ¿De qué hablas?- Pregunté sin entender a que se refería.

- De sentirme así, Hoseok. De fingir que mis sentimientos son invisibles, cuando no lo son. De fingir una sonrisa cada que te veo con tu novia y escucharte hablar de ella cuando me estoy rompiendo por dentro. Estoy cansado de lastimarme Hoseok.- Explicó él, entre muchos sollozos.

Lo miré boquiabierto, sin saber que decir, aunque pocos segundos después no hizo falta hacerlo ya que Jimin comenzó a hablar nuevamente.

- Puedo entender que no tengo oportunidad, puedo aceptar que me rechaces, pero por favor, dejemos de fingir que no pasó nada. No quiero ocultar mis sentimientos, Hoseok, por favor, incluso si debemos terminar nuestra amistad... Yo... No quiero negar nada. 

- Jimin, yo...- Intenté responder, pero fui interrumpido gracias a que el pelinegro había juntado nuestros labios en un beso forzado y áspero.

Lo empuje, separándome del beso tan rápido como pude, y luego de limpiarme los labios exclamé:

- ¡¿Qué mierda crees que haces?!- Pregunté alzando la voz con el ceño fruncido.

Jimin bajo la cabeza y comenzó a reír. Noté como apretó sus puños con fuerza, y cuando levantó la cabeza, pude observar que él estaba mordiendo su labio inferior, llorando hasta por la nariz.

- Supongo que jamás tuve siquiera una oportunidad.- Soltó entre sollozos luego de una carcajada.- ¿Realmente doy tanto asco? Yo... Suponía que te ibas a alejar pero... ¿Limpiarte?

- ¿Eh? No, yo... lo lamento, Jimin.- Contesté.- No soy gay, ¡Mierda! Tengo novia.

- Lo sé.- Murmuró secándose inútilmente las lágrimas que no paraba de salir de sus ojos.

Suspiré, y tras pensarlo un poco, me acerqué a él y lo envolví en un cálido abrazo que sorprendió al pelinegro.

- Te prometo que encontraras a alguien mucho mejor para ti.

Al escucharme decir eso, Jimin me abrazó con fuerza y comenzó a llorar, nuevamente, sobre mi hombro. Permanecimos así por aproximadamente una hora, mientras hacíamos algún que otro comentario. Nos separamos del abrazo cuando el pelinegro al fin dejó de llorar, y luego de dedicarme una de sus sonrisas y un "Gracias" con la voz entrecortada, nos despedimos con la promesa de que, sea como sea, mantendríamos nuestra amistad.

Cuando miré el reloj recordé a Yoongi. Ya había pasado una hora, pero debido a todo lo que había pasado con Jimin no me había dado cuenta. De todas formas, continué esperándolo por horas, pero él no llegó, y cuando el reloj dio las dos y media, me fui a dormir como le había prometido meses atrás.

Yoongi no apareció esa noche, tampoco volvió la noche siguiente, incluso hasta hoy, dos semanas después, sigue sin aparecerse. La idea de no dormir para esperarlo pasó por mi mente varias veces, pero aún así, decidí irme a dormir a las 2:30, ya que así lo quería él. 


Early Morning. « YoonSeok »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora