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"Jungkook veía en Hoseok un amigo dispuesto a ayudarle, hacerle sonreír en los momentos más duros y a dar su mano si se caía. En Yoongi, un serio y maduro compañero que le acompañaría siempre, a pesar de estar en silencio, se mantendría a su lado. Ellos eran sus hyungs."
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Sentía algo cálido chocar contra su nuca, tardó en identificarlo como una respiración. Namjoon se removió en el suelo, incómodo. Abrió sus ojos, estirándose en su lugar, vio la ventana entablada, ya era de día. Bostezó, sintiéndose muy adolorido, se sentó con cuidado. Se extrañó al no ver a alguien haciendo guardia.
En seguida, como si alguien hubiese estrellado un bate contra su nuca, el peli verde sintió un fuerte impacto de recuerdos, todo lo ocurrido, llegó quitándole el aliento.
No puede ser verdad, no. Se repetía en su mente, volteando a todas partes para buscar pruebas de que lo que había pasado no fuese de su imaginación, pero, sus compañeros dormían, con expresiones calmadas. Ni siquiera parecían ser golpeados, a excepción de Hoseok, pero él ya estaba así.
El líder se puso de pie, ¿En serio había sido solamente una cruel pesadilla?
Suspiró, sin quitar esa expresión angustiada de su rostro. Se sintió tan real, la fuerza con la que enterró la estaca, la sangre, la expresión de su maknae, la sangre... Namjoon iba a llevar sus manos al rostro, para frotarlo y despejarse, entonces lo notó. Su mano estaba manchada, con hileras de rojo hasta el codo.
Primero su mano tembló, mientras sus ojos se cristalizaban, observando con horror su extremidad. El estremecimiento pasó a su brazo, y luego a su cuerpo entero. No podía ser verdad, no... La sangre, ahí estaba, como un recordatorio de que lastimó a una persona, lastimó a su amigo, a su maknae. Sus ojos lentamente fueron hacia la zona donde cayó el cuerpo de Jungkook, notando que estaba más obscuro en esa zona, y que había un camino hacia la puerta. Le habían arrastrado.
Luego de ver eso, su cuerpo sufrió un escalofrío que le debilito por completo, y Namjoon cayó al piso de lado. El golpe fue lo suficientemente fuerte para que algunos de los miembros despertaran, y si no fue por el impacto, fue por los sollozos que escaparon de sus labios. Namjoon jamás había llorado con esa fuerza. Su pecho se comprimía ante cada sollozo, y sus hombros se movían con violencia. Sus carnosos labios no dejaban de temblar con cada grito salido de la garganta del moreno, gritos de pesar y dolor.
