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"Bantang no era solo una banda, era un grupo de chicos que crearon lazos fuertes de amistad y amor, pasando por duras cosas pero siempre manteniéndose juntos para superarlas."
Sus ojos se abrieron con suma lentitud, e incluso ese simple acto le estaba costando a horrores. Pero quería hacerlo, necesitaba ver la luz, sentirse vivo —¡Oh Dios! —escuchó la voz de su madre, pero no supo definir si era su imaginación o no. Un cuerpo bloqueó la luz, y pudo ver que efectivamente se trataba de ella —¡Está abriendo sus ojos! ¡Doctor! —desapareció un momento, en lo que el joven volvía a cerrar sus ojos, y luego los intentaba abrir de nuevo. Ahora siendo muchísimo más sencilla la tarea. Alguien tomó su mano, y supo que era su madre cuando volvió a hablar, llorando —. Ya viene Jungkook, el doctor ya viene. Te amo, muchísimo hijo mío.
Intentó sonreírle, pero solo pudo levantar un extremo de sus labios, sin embargo aquella acción fue suficiente para la mujer. Siguió llorando, mientras el doctor y unas enfermeras revisaban a su hijo, tranquilizando a la mujer al decirle, con alegría, que su pequeño estaba en perfecto estado. Jungkook, recién despertada desde que fue salvado, desde su accidente automovilístico según les dijeron a sus padres, y tal parecía que estaba bien.
A pesar de estar en un delicado estado de salud al principio, el joven había demostrado de vuelta su fuerza y sus ganas de vivir recuperándose. Más de tres meses fueron los que pasaron desde su liberación, más de tres meses para que despertase.
Luego de una rápida examinación, y de unas preguntas, los doctores descubrieron que no recordaba nada del secuestro, al menos por el momento. Aquello era algo normal, luego de tan impactante y aterradora experiencia, el cerebro preferiría mantener esa parte en el olvido. No sabrían si luego lo recordaría, o nunca.
Mientras aquello pasaba, la madre de Jungkook llamó a Seokjin, ya que le prometido llamarle por cualquier cosa, así como el muchacho prometió hacer cuando se quedaba a cuidar del maknae. La mujer sonrió, esperando que el ver a sus amigos ayudase a su hijo a recuperarse lo suficiente para ser dado de alta, para que fuera a casa con ella.
Jimin tomó el primer tren a Seúl, afortunadamente no espero nada, así que dentro de poco llegaría a su destino. Estaba sumamente nervioso, pues después de casi un mes volvería a ver a los miembros, a sus amigos. Eso le hacía sentir muy feliz, y asustado. En cuanto recibió un mensaje de Seokjin, avisándole que Jungkook acababa de despertar, hizo maletas, se despidió de sus padres y salió de casa.
Una de las tantas consecuencias que sufría era la paranoia, y por ello odiaba la idea de viajar solo, sintiendo que había personas observándole. Se abrazaba a sí mismo, con la maleta ocupando el espacio libre a su lado. Temblaba ligeramente, su madre ofreció que llamara a su hermano para que le acompañara en el viaje, pero Jimin se negó. Una parte de él le decía que debía hacer eso solo, volver, a pesar de se sentía muy abrumado. Su cabeza, con el cabello ya castaño, se giraba cada que podía para asegurarse de que estaba a salvo, y que nadie le observaba con atención. Sentía que aquellos hombres le seguían, sin dejar de acosarlo por diversión.
