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"Jungkook lloraba y gemía, tratando de quitarse la venda de la boca, de pedir auxilio, pero no lograba nada. Tampoco ayudaba que su cuerpo estuviese envuelto en sogas. Quería irse, quería estar en casa, no en manos de ese cerdo. Tirado en el suelo, Jungkook vio como se acercaba, y aquello aumentó más sus sollozos. El hombre se puso en cuclillas, observándole tras la máscara con la sonrisa más horrible que vería en su vida. Estiró su mano enguantada, y acaricio sus cabellos, haciendo ruidos con su boca para pedirle silencio. De sus cabellos, pasó a acariciar su rostro, y le susurró —Te estaba esperando."
Su cuerpo entero sufrió un escalofrío al tiempo que se sentaba en el colchón, con su corazón martilleando su pecho con tal fuerza que sentía que los oídos le iban a sangrar. Por un momento le pareció ver que las paredes de su habitación también palpitaban al ritmo de su corazón. ¿Qué había sido eso? Se preguntó, ¿Por qué tanto miedo a una simple máscara? ¿Por qué sentía pavor? Buscó el reloj, esperando que faltase menos de una hora para que la luz solar comenzase a filtrarse entre sus cortinas, pero no, eran las 2:36 a.m. De pronto sucedió, como un estallido, ocurrió veloz y sorpresivo, dejando la habitación en un completo silencio.
Jungkook recordó. Él, caminando en la madrugada hacia su hogar, perseguido, siendo golpeado, y después secuestrado. Su sueño, fue de cuando despertó, y se dio cuenta de lo que sucedía. Volvió a ser golpeado, le quitaron la camisa y amarraron, para tomarle fotos gritándole ofensas. Fue atado a una silla, torturado con imágenes, con gritos, con golpes. Una vez un tipo le orinó encima. Hasta ahí llegaron sus recuerdos, pero fueron los necesarios para que de vuelta el llanto se soltase, pero esta vez acompañado de una respiración agitada. Despertando a quien dormía a su lado.
El peli negro se asustó al escuchar esos sonidos, y abrió sus ojos encontrándose con su novio sufriendo un posible ataque de pánico. Yugyeom se sentó en la cama, abrazando a su chico, acariciando sus cabellos castaños tratando de calmarle. Le besó, pero sabía que no surgiría efecto. El mayor se aferró a él como si su vida dependiese de ello, como si de las sombras de la habitación surgiera el hombre cerdo y se lo llevase de vuelta. Pronto Jungkook comenzó a gritar contra el pecho de su pareja, sintiéndose morir. Dolían los recuerdos, los quería lejos.
Yugyeom comprendió lo que sucedía sin tener la necesidad de preguntarle. Su presencia en la casa de los Jeon se debía a que al día siguiente les visitarían los seis amigos de su novio, sus seis hyungs, para hablar con él y, después de ocho meses desde el incidente, decirle la verdad. El día de mañana se vencía el límite de días que le había dado al maknae para recordar, y habían llegado al acuerdo de contarle la verdad. Su amigo merecía saberla, aunque les fuese complicado. El de cabellos negros sabía que sería un duro momento para su novio, y se despejó de compromisos para acompañarle, y quedase unos días en casa del mayor.
—¿P-por qué me de-dejaste ir?—susurró Jungkook sin dejar de sollozar, y Yugyeom se sintió el peor hombre del mundo. Empezó a llorar junto a él, abrazándole con fuerzas en busca de consolarle, y de paso, sentirlo a su lado.
