°•°CAPÍTULO 38•°•

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Capítulo muy largo y algo ¿cursí? No sé si sea la mejor palabra. Espero lo lean todo ya que tiene la cantidad de letras que uno de mis típicos one-shot. Diviertete(?). Sobre aviso no hay engaño.

(...)

El auto del verdoso fue estacionado de nuevo en su garage, saliendo de una de sus puertas aquel erizo de ojos marrones.

Bajó y aseguró el auto, dirigiendo su andar a la entrada y de allí al interior de aquel hogar. Todo seguía en total silencio. Fue a la barra de la cocina y dejó las llaves, pasando a las escaleras para encaminarse al segundo piso.

Suspiró bajito, dudando un poco en si debía entrar a aquella habitación en donde su novio seguramente aún dormía, temiendo que ese no fuese el caso. Gruñó un poco, reteniendo aquel sonido en su boca; se sentía estresado y cansado, no se imaginaba a él contándole tal noticia a su pareja.

Abrió por fin la puerta, asomando su cabeza en espera de ver al erizo verde; suspiró aliviado al encontrarlo dormido, sonrió de forma tranquila, olvidando ante aquella vista un poco de los problemas que tenían agobiando su mente.

Entró y aseguró la puerta tras de sí yendo a la cama en la cual se sentó, específicamente a un costado de su novio, evitando apartar la mirada de él.

Y hubiera permanecido en aquella posición si a su mente no hayan vuelto todos los pensamientos de las circunstancias en las que estaban metidos.

Suspiró y llevó sus manos a su cara, restregándolas contra ella estando al borde de un colapso de nervios, maldiciendo en voz baja a todos los que lo habían hecho enojar en ese día y anteriores a ése. En sí, a todo el mundo.

Chilló bajito, ahogando aquel sonido en sus manos. Sentía morirse en ese mismo instante.

Respiró en un intento de tranquilizarse, posando de nuevo su mirada en el rostro de su pareja.

— Cómo quisiera que todo haya podido ocurrir de otra forma —musitó triste, acariciando con ternura las mejillas del mayor —, por lo menos, que tú vida fuera algo más normal. Por ahora es lo que más deseo.

Se levantó de su asiento yendo a la puerta de la recámara y saliendo de ésta en total silencio, mirando una última vez al de pelaje verde más oscuro, cerró la puerta y se dirigió a la cocina de aquella enorme casa.

Mientras tanto aquel par de zafiros se abrieron lentamente, con un reflejo triste cubriéndolos.

— Y yo desearía que así fuese de fácil —bajó sus orejas, girando levemente su cuerpo volviendo a caer poco a poco en sueño, teniendo aquello que su novio había dicho bien dentro de su mente...

Una semana después...

— Erick, ya te lo repetí como mil veces. Estoy dispuesto a trabajar contigo, pero no puedo obligarle a aparecer junto a mí —repetía insistente el moreno, estando en el living de su casa hablando por teléfono.

— Shadow, he trabajado contigo desde hace tiempo, adoro tu esfuerzo y todo, pero comprende, necesito su presencia. Mi jefe ya me amenazó, si no hago una buena compañía publicitaria seré despedido y no puedo darme ese lujo —hizo una pequeña pausa, respirando y hablando un poco más tranquilo —. Mira, ambos necesitamos este trabajo, pídele que te ayude, ahora él está en la boca de todos, será perfecto que trabaje conmigo, contigo —explicó ya algo exhausto por su misma insistencia, cediendo por fin al no recibí ni la más mínima respuesta — ¿Por favor?

— Está bien, está bien. Trato hecho —respondió el moreno, colgando la llamada y mirando el celular con una pequeña sonrisa. Sonrisa que no duro mucho.

¿Un amor de película? [Shadonic | Scourganic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora