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La castaña miraba la computadora que le pertenecía a su padre. Llevaba horas ahí sentada aburrida. Odiaba estar así. Mientras miraba los casos pasados que el detective había resuelto, tomó por sacar el archivo para entrar a uno nuevo. Su vista quedó en blanco al ver una una fotografía en el archivo perteneciente a la familia Al Ghul.

"Carl Rinstom"

Esta abrió el archivo encontrando cientos de casos que estaban sin resolver. Envió los archivos a su datos privados, buscó su uniforme para vestirse. Solo una persona conocía a su..."ex novio" por así decirlo. No sabía cómo llamarle a aquel joven que tuvo sexo con ella. Corrió entre las casas, departamentos, tiendas y hasta encima de autos para llegar a Arkham. Una vez en la entrada encontró a una mujer algo mayor.

—Oh, Batichica.—dijo la mujer con una mirada preocupante, ya que algunas veces las visitas del detective pues...se esperaban la peor noticia.
—Necesito ver a alguien.

Las puertas abrieron dejando que la chica pasara. Los guardias miraron la enana vestida de murciélago que caminaba en rumbo al último piso acompañada de un guardia. Tardaron máximo treinta minutos a que llegaran, al salir Batichica ordenó de que la dejaran sola. El último piso estaba totalmente vacío como era de esperarse. En silencio caminó hasta llegar a la celda del gato parlante. Dormía en una posición un tanto extraña.

—Despierta gato.—ordenó la chica sin importancia de que interrumpió su sueño de belleza.
—Mhn. No puedo dormir por unos minutos.—murmuró el chico castaño molesto.—Oh pero si es Batichica.— no dudó en usar su sonrisa juguetona acercándose a ella algo bruscamente.

—¿Lo conoces?—Natalia no estaba para charlas, sacó de su bolsillo la fotografía para mostrárselo al gato.
—Sí. ¿Por qué la pregunta?—su sonrisa fue tan amplía que parecía un acosador maniático.

—Supongo que sabes encontrarlo.

—Si me sacas de aquí...te lo diré.

Desconfiaba un poco del ende. Ella obviamente fue astuta y rápida en hacer un trato con él. No se iba a resistir en ese trato.

—Hagamos un trato.—esta sonrió satisfecha al verlo entre los tubos observándola como bobo con tal de escuchar el trato.—Si me ayudas...
—¡Alto ahí!—este la miró algo confuso.—¿Desde cuando necesitas ayuda?

Por su pregunta estúpida, Natalia volteó de vuelta al ascensor. Alex suplicó en que volviera y que iba ser más atento por lo que ella volvió.

—Si me llevas hacia él,te dejaré hacer lo que quieras sin que yo...o alguien te detenga.—propuso la chica.
—¿Nada de bombas en la espalda?

—No.
—¿Batgarang?
—No.
—¿Anestesias?
—No.
—¿No Robin?
—No.
—¿Batman?
—No.— la ojiazules estaba por desesperarse.
—¿Nightwing?
—No...
—¡Hecho!— este estrechó la mano para que está la aceptara.

Una vez que aceptó la mano este esperó que la puerta abriese. Su mirara de desilusión era tan obvia.

—¡Oye no me sacaras de aquí!—se quejó el chico al verla como se marchó sin importancia alguna.—¡Chicas...todas son iguales!— al oír algo metálico caer en sus pies no dudó en mirar, encontrándose con la llave de la celda.—Te quiero, ojitos brillantes.

⚔⚔

Los reporteros no tardaron en dar a luz la terrible noticia de que uno de los villanos escapó de las murallas de Arkham. La policía estaba atentos a la búsqueda del gato. Centrándonos en Catboy este corría libremente entre las casas y departamentos de la ciudad. Su vista quedó fija en la torre más alta donde está la estatua de aquella tétrica gárgola. Ahí estaba la enana de ojos azules brillantes.

—Llegas tarde.—habló la chica sin tener que mirar al castaño.
—Solo daba unas vueltas y estiramientos...ya sabes lo básico.—dijo con un suspiro de alegría.

Alex se sentó junto con la chiquilla malcriada. Solo contó lo poco que sabía de Carl, muy poco.

—No cabe duda que debe estar en las montañas.
—Bueno ya hice de mi parte así que adiós.— Catboy quería hacerse el listo solo para irse, sus intentos fueron directos a la basura ya que esta lo agarró por la oreja causándole dolor.

—No te irás hasta que yo diga.—amenazó la ojiazules.
—¿Ah si? Pues lo siento ojitos brillantes pero nadie me dice que hacer.

Aquellos ojos brillantes desaparecieron mostrando esos intensos ojos rojos, sin olvidar de otros dos ojos extras. Aquella figura demoníaca hizo que el gato diera un grito nervioso y levantara un poco las manos.

—Ya ya ya, tú ganas.—suspiró aliviado al ver que aquella tétrica imagen desapareció.

—Andando.

El detective miraba la cueva totalmente vacía. Le hacía bastante difícil de creer que por fin había un silencio mortal. No tardó en fijarse en las cápsulas de uniformes...al ver que no estaba el de su hija tomó la libertad de mirar a Alfred que alimentaba a Titus.

—¿Dónde fue Natalia?—preguntó Bruce.
—Bueno, Señor con toda honestidad la vi irse con la nave.—miró desde una esquina donde permanecía la nave del hombre pero al lado no estaba el de su hija.
—Jmph. Computadora ubicación de Batichica.—ordenó el hombre a su computadora.

—Metrópolis.
—No quiero ser un entrometido pero...¿Cómo logró poner un rastreador a la joven Natalia?—preguntó Alfred al ver la ubicación exacta de la chica.

—Le dije a su novio que se lo pusiera en su sostén.—respondió este.
—Oh.

⚔⚔

Natalia

Al parecer Carl estaba en un punto de drogas...pero ¿por qué en Metrópolis?

—¿Por qué tanto entusiasmo de buscar a ese Carl?—preguntó el gato mientras cortaba algunos cables con su garra de acero.
—Solo quiero hacerles una pregunta.—respondí sin mucha importancia.—Anda termina de una vez, gato parlante.

Escuché como este imitó lo que dije por lo que le di una bofetada en esa cabeza hueca que tiene. Al cabo terminó de cortar la luz y entrar hacia la carretera oscura. Tiré una bomba de humo para que duerman, agarramos a Carl para llevarlo en un lugar privado. Lo mantuvimos amarrado firme, nos sentamos en espera de que despertara. Cuando por fin despertó el gato se levantó con una sonrisa malvada en su rostro.

—Al fin despiertas.
—¿Estuviste todo este tiempo ensayando esa frase amenazante?—pregunté con una sonrisa burlona en mi rostro.
—Como lo supo.—susurró esté mientras miraba hacia otro lado con cierta vergüenza.

—¿Conoces esta chica?—me acerqué al hombre para mostrar mi fotografía.
—¿Natalia Al Ghul?—preguntó lo cuál asentí.—Sí, solía cuidar de ella en las montañas.
—Hubo algo más entre ustedes.—espeté entre dientes.
—Jamás...solo tiene mmm unos once o doce ahora.

Golpeé su rostro por mentiroso, lo conozco muy bien como para que venga con estas excusas. Agarré su rostro para ver más allá de sus ojos.

Detective y Ladrón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora