Capitulo 3

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Debo aceptar que el baño me ayudó, aunque el agua estaba fría y fue un tormento decidirme en cual momento meter la cabeza y que el agua me resbalara por la espalda, se siente como si estuvieses electrocutandote... No, mejor buscar otro ejemplo, no sé como se siente cuando te electrocutas, pero bueno.

Voy caminando por el pasillo cuando mi padre, Tomas Rojas, sale del baño.

-Papáááááá, ¿te gustá la cosa no?... estas podrido. --Dije tapándome la nariz, olía como el demonio.

-Hija, ¿cómo estas?, ¿bien?..... Yo también, y no, no estoy podrido, solo comí chocolate. Y me cayó mal. --Dijo el tocandose la barriga.

-Es obvio, ¿con miel? Con esa cosa vas a terminar diabetico -- Dije poniendo los ojos en blanco. -- Deberías dejar de hacer eso, por lo menos, ¿te has pulgado?, yo creo que lo haces y el potecito donde viene el liquido de pulgacion, le salen patas y sale corriendo.

-No es para tanto... ¿Y qué has hecho? -- Dijo pasándome un brazo por los hombros y conduciéndome escaleras abajo.

-Pues lo normal. Todo igual. Marcie sigue siendo una estúpida.

-Interesante. Nada nuevo. -- Me interrumpio.

Llegamos a la cocina y encontramos a mi madre leyendo un revista de recetas.

-¡Ah!, hola chicos, alguien ha ido al baño, acá abajo huele... er... feo -- Dijo dejando la revista y pasando su mirada de papá a mi.

-Fue papá, quería dejar salir a algunos invitados por la puerta trasera porque comió mucho chocolate con miel. -- Dije burlandome mientras sacaba una silla para sentarme.

-No es para tanto, ademas, huele a flores -- dijo el con una sonrisa de complicidad en su cara.

-Flores marchitas -- Completé su frase.

Me pongo a pensar de que mi madre ha soportado bastante a papá. Es un buen hombre, pero demasiado infantil. Se la pasa viendo anime. Comiquitas japonesas. Él dice que no se les llama comiquitas, pero si eso no es algo parecido a el anime, definitivamente no sé lo que sea entonces.

-Hija, tu padre y yo queríamos decirte algo -- Dijo con entusiasmo sacándome de mis pensamientos.

-Vale, ¿qué es? -Me preparé para lo peor. 

-Nos vamos a la casa de campo de la abuela -- Dijo dando saltitos.

-¡¿LA ABUELA?! -- Dije horrorizada. O sea mi abuela es como mi mamá, peor, ademas es un chicle. Recuerdo cuando en 3 grado, yo estaba de "novia" de un niño y vino mi quería abuelita y le dijo que yo todavía tomaba tetero, el niño se rió y lo agarro de burla, luego llego otro niño al que yo le gustaba y le dio su "merecido", como él me dijo, luego... Nunca lo vi mas. Misterioso.

-Si, ¿no es emocionante?,  tiene nuevos vecinos y dijo que el hijo de los señores que se mudaron, es muuuy lindo.

-Mamá, ¿vamos por alguna razón en particular o solo para conseguirme novio? -- Dije con los brazos cruzados.

-Ehmm, no, solo para pasarla bien... Aunque lo del chico no está nada mal -- Dijo tocándome el brazo.

Es aquí ese momento donde necesito una amiga o hermano/a que me saque de la situación. O del país.

-¿Verdad, Tomas? -- Le preguntó a mi papá.

-No. A mi niña no se le acerca ningún chico.-- Dijo con su puño en la mesa. 

-Papá, tengo 16. Estoy bien grandecita, pero no estoy interesada en nadie. Los tipos apestan.

Mi mamá suspiró. - Bueno Susan, te podrás montar en tu pony como los viejos tiempos -- Dijo melancólica. 

-Mamá, eso fue cuando tenia 6 años, y el pobre pony ya no puede ni con su alma. --Dije con mirada fastidiada.

-Bueno, es verdad... pero vamos a verla y ya no podemos cancelarle. Mañana saldremos -- Dijo tocándome el cabello y saliendo de la cocina con una sonrisa.

Bueno, lo que me espera. Campo. Abuela. Vecino nuevo... ¡Que fastidio!

Los Lobos... ¿Hablan? (Incompleta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora