Buscándote.

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Caminé por entre la multitud con los brazos pegados al cuerpo mientras observaba de reojo el movimiento a mi alrededor. Estaba perdida y lo sabía. No tenía caso seguir con esto. Pero no podía volver. Ya era demasiado tarde. Llamarían a mis padres y me pasaría otro mes encerrada en casa mientras mis amigos me llamaban ebrios a las tres de la madrugada.

Ni hablar. Tenía que continuar con el plan. A pesar del dolor. Era algo que estaba dispuesta a tolerar. Todo con tal de no volver a la escuela y excusarme patéticamente.

Claro, el trafico a las diez de la mañana no era una maravilla. Pero lo prefería.

Caminé hasta el cruze, en donde el semáforo estaba de un feo color rojo.

El objeto plateado comenzó a vibrar drásticamente en mi bolso y lo aferre aún más contra mis caderas. Siempre había sido de lo más cuidadosa con mis cosas, sobretodo en las calles. Tampoco es como si no tuviera un motivo,pero aún así...Lo saqué a hurtadillas y verifique el numero antes de contestar.

-¿¡Donde demonios estás?!

-No me grites. -Respondí al otro lado de la línea, esperando a que el semáforo diera luz verde.

-Katie. No puedes hacer algo así sin avisarme. Mira, si vas a escaparte de la escuela, deberías decírmelo. Habría ido contigo.

-Déjalo ya, Lea. No es nada. -El semáforo cambió de color y yo corrí por la calle sin rumbo ni dirección.

-De cualquier manera. Luke esta flipando acá sin saber en donde estabas. Y yo igual, nena. No vuelvas a hacerme esto.

Sofoque una carcajada y me senté en una banca.

Por primera vez desde que me había levantado esta mañana, podía estar tranquila y hablar con mi mejor amiga por teléfono.

-No todo gira alrededor tuyo, Lea. De cualquier manera, ya no importa nada de lo que hablamos ayer. -Me preparé mentalmente para la bomba que estaba a punto de lanzarle. Seguro que no la soportaba. -Terminé con él esta mañana. Bueno, fue una ruptura mutua.

Esperé pacientemente por unos segundos mientras la loca de mi amiga no dejaba de gritar estupideces por el teléfono.

-Honestamente -Le respondí al cabo de un momento de silencio. En esos pocos segundos de paz en los que ella retomaba el aliento -No se como te dejan usar semejantes palabras en la escuela. Estoy segura de que algunas las has inventado ahora.

-No me vengas con estupideces Katie. ¿Qué mierda pasó?

Uy, estaba muy molesta. De esas veces en las que se enfadaba realmente.

Saque un Malboro de mi bolso y me lo lleve a los labios. Lo encendí con rapidez mientras esperaba a que Lea se calmara, y aspiré una gran calada.

-¿Estas fumando mientras hablamos?

-No -Respondí con toda la tranquilidad del mundo. Dios, a veces esta chica me sacaba de quicio.

-Casi puedo oler el humo desde aquí Katie. ¿Por qué te fugaste de todos modos? ¿No habría sido más fácil venir a la escuela?

-¡Claro que no! -Vote el humo -Escucha, no se porque te lo tomas tan a pecho. Simplemente pasó... y ya está. No es como si hubiéramos llegado a ser novios o algo así.

-Katie...

En ese mismo instante dejé de escucharla. Unos ojos azules se me pararon enfrente y me observaron desde arriba. Llevaba el pelo caído sobre los ojos, y le daba un toque de misterio. Una polera un par de tallas más grande, y unos pantalones negros, dejando clara su gran estatura. Las manos en los bolsillos y una mirada inocente, como de chico bueno. A pesar de llevar un cigarrillo entre los labios.

Libertad al amanecer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora