-¿Nial? -Grité, entrando por la puerta.
Las palabras me habían dejado los pelos de punta, pero eso no era mi prioridad. Nial le debía a Danny, y él no tenía pinta de ser de los que te dejaban pagar de a poco. Danny había conseguido incluso mi dirección. Era un acosador de primera, y teníamos que resolver este asunto cuanto antes. Mi hermano iba a acabar muerto si dejaba que esto continuara. Y con el bastardo, mi padre, de vuelta, Nial no iba a dejar de consumir ni aunque se lo pidiera.
Me pregunté vagamente en donde estaría mi papá mientras subía las escaleras.
Mis pensamientos cesaron en cuanto oí una carcajada.
Era femenina, y sonaba extrañamente familiar. Tuve la sensación de que me estaba perdiendo algo. Las risitas no pararon. Es más, iban subiendo de volumen en cuanto me acercaba. Las sospechas comenzaron a llenar mi cabeza.
-¡Nial! ¡Para! -Rió.
Me congele en mi lugar.
Yo habría reconocido esa voz en cualquier sitio, en cualquier momento, con cualquier persona. Pero no podía ser posible. No, claro que no. Era absurdo que esa persona estuviera con Nial, en mi casa. Era completamente imposible.
Me obligué a seguir con mi camino, sin detenerme hasta abrir la puerta lentamente.
Nial estaba sobre una morena en su cama. Ambos estaban vestidos, gracias a Dios, pero despeinados y sonrojados. Ella reía como una loca y él le hacía cosquillas en los brazos, el vientre, las piernas, y cualquier otro lugar posible. Vestía una blusa suelta y unos pantalones cortos. Yo la conocía mejor que nadie, y sabía que estaba muy bien vestida y maquillada para una simple visita. Además del hecho obvio de que Nial estaba a horcajadas sobre ella.
-¿Pero qué Mier...? -Murmuré, en estado de shock. Los dos me miraron y se separaron al instante. -¿Lea?
Mi mejor amiga se arreglo la ropa, sin poder mirarme a los ojos. Nial se levantó y se acercó a mi, como un cazador se acerca a su presa.
Yo di un paso atrás.
-Kat... -Comenzó Nial.
Lea negó con la cabeza en su dirección. Sabía que no era un buen momento para explicación.
Maldita sea. ¿Por qué tenía que demostrar que era mi mejor amiga, y que me conocía mejor que nadie justo ahora?
-Vayanse a la mierda. -Les escupí, corriendo escaleras abajo. Abrí el umbral de la puerta con ferocidad, escuchando los pasos atropllados de alguien a mis espaldas.
-¡Katie! -Escuché una voz tras de mi.
Frené en seco.
-¿Qué? -Me volteé -¿No te bastó con tirarte a Neon, tenías que hacerlo también con mi hermano? ¿Por qué no te dejas de rodeos y te follas a Jey? ¿O a mi papá?
-Lo amo. -Me respondió, sin más.
-¿A si? ¡Pues yo también! ¡Yo mucho más que tú! ¿Cómo pudiste?
Lea se encogió de hombros, con indiferencia. No parecía arrepentida en absoluto.
-Lo amo, Kat. Estoy enamorada de tu hermano. ¿Crees que soy feliz con esto? Pero no lo puedo ocultar más.
-Eres una fácil, barata, sucia y engreída perra, Lea. Me das asco...y pena. ¿Por qué no le cuentas de tu embarazo? -Le dirigí una mirada a Nial, que yacía en la puerta, a unos metros de nosotras. Me miró con la boca abierta y la cara sin color. -Tu novia está embarazada de mi ex-novio. ¿Cómo suena eso, eh? Deberíamos mudarnos todos juntos. Seríamos una excelente familia, la ex-loca del padre, mejor conocida como su tía, con el usado juguete que tiene por madre, sin olvidarnos del papa 2, drogadicto, al igual que su casi-abuelo.
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Libertad al amanecer.
RomantizmKatie no creía en el amor. Todo se reducía a sexo y relaciones informales. No creía que había alguien especial para ella. Lo único real, era su pasado, del que intentaba alejarse, obligándolo a caer en el olvido. Pero cuando Jey llega a su mundo, a...