Si no hubiera estado en la escuela, seguro habría pateado la puerta. De haber podido, incluso la hubiera roto. Pero aún me quedaba un poco de dignidad. A pesar de mi muy reciente pelea sin motivo alguno, aún conservaba mi orgullo. Es por eso que giré la manilla como una persona normal de 17 años y crucé el umbral de la puerta.
La habitación entera guardó silencio absoluto. El único sonido del que, estaba segura, todos oíamos era de mi respiración entrecortada, mezclada con los suaves pero notorios gruñidos de Ali, que se encontraba a unos metros de mi.
Preferí mantener mi distancia.
Tal como una idiota, me quedé parada en la puerta de la habitación, soportando las miradas curiosas e incluso enfadadas de la clase. Estuve tentada de mirar a Jey, pero no lo hice. No sabía lo que me iba a encontrar y, a decir verdad, me asustaba encontrar algo distinto a un soporte. En vez de eso, fijé mi mirada en Sam. Ocultaba sin mucho éxito una sonrisa pegadiza que no hizo más que ensancharse en cuanto nuestros ojos se encontraron. Me guiñó un ojo con una expresión divertida para luego retomar la compostura.
-¿Dónde está tu maestra, Katie? -Me preguntó en tono profesional.
-Se quedó hablando con el director unos momentos. Estoy segura que no tarda en llegar. -Le respondí, imitando su tono.
-Está bien. Mientras regresa, las dos tomen asiento.
"Gran espectáculo" murmuró con los labios, sin producir sonido alguno. Yo estaba feliz de que al menos alguien le pueda ver el lado positivo a las cosas. Es por eso que le sonreí discretamente y le agradecí con los labios, imitando su técnica sin sonido.
Entonces lo ví. Neon me examinaba con sus ojos oscuros de pies a cabeza, sin rastro de felicidad en su expresión. Si no lo conociera tan bien, tal vez no lo hubiera notado, pero un brillo de culpabilidad brilló en sus ojos por la milésima de un segundo. Tiempo suficiente para confirmarme.
Decidida a seguir mis instintos, de manera más discreta está vez, caminé lentamente hacia él. Sam se paró frente a todos nosotros y comenzó a hablar, pero yo no lo escuchaba. Estaba demasiado concentrada en las palabras que usaría para dirigirme a mi ex-novio con la intención de no armar un escándalo esta vez.
Suspire en voz alta, con un pequeño tono de frustración. Neon me miraba de reojo y yo esperé a que dijera algo. Pero el no lo hizo. Mantenía los labios contraídos y sus palmas sobre el regazo. Los palos del reloj avanzaban más rápido que nunca, al mismo tiempo que su respiración. Al notar que no iba a decirme nada al respecto, me frustre.
Miré a Jey de reojo. Me estaba mirando con unos ojos oscuros y penetrantes. No se molestó en apartar la mirada cuando lo descubrí observándome a hurtadillas, pero tampoco sonrió. Me mantuvo la mirada, sin dejarme ver mas allá. Sabía que estaba ocultando lo que sentía, pero no entendía el por qué. ¿Estaba molesto por mi comportamiento? ¿Avergonzado, tal vez?
En ese preciso momento el chillido de la campana llegó a mis oídos. El día comenzaba a terminarse, pero yo no estaba lista para dejarlo ir.
Estaba flipando en mi interior, y debía resolver todo este lío lo antes posible. Comenzando por Neon.
Tal como sabía que haría, Neon no movió ni un musculo. No era común en él huir de sus problemas, pero tampoco enfrentarlos. Su ideal perfecto para este tipo de cosas solía ser invitarme a un helado, o algo así. Ambos sabíamos que eso no iba a pasar, tanto como sabíamos que no iba a dejar correr algo así.
Algunas personas salieron por la puerta entre murmullos molestos e infantiles. Luke me miró por unos segundos, esperando que le devolviera el acto. Mis ojos permanecieron firmes al frente.
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Libertad al amanecer.
RomanceKatie no creía en el amor. Todo se reducía a sexo y relaciones informales. No creía que había alguien especial para ella. Lo único real, era su pasado, del que intentaba alejarse, obligándolo a caer en el olvido. Pero cuando Jey llega a su mundo, a...