Aprendiendo.

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-¡Para, para! -Rugía, incapaz de aguantar la risa.

-Ni hablar. Jamás te había visto reír de esta manera. -Murmuró, sin piedad alguna.

-Es por el sexo -Me mofe patéticamente -Jey, hablo en serio. ¡Para! -Me reía como loca, pero era inevitable.

Desde pequeña había sido muy débil por las cosquillas. Las odiaba, por la forma en que descontrolaban a las personas. Pero con Jey...era diferente. La forma en que sus dedos se paseaban a lo largo de mi cuerpo, con tanta gracia, en todos los sentidos.

-¿Por el sexo, eh? Ya te voy a enseñar yo de lo que soy capaz después del sexo...-Susurro en mi oído, con voz sensual. Yo me derretía por dentro.

-Vale, pero deja de hacerme eso -Le rogué.

Me observó con sus ojos azules por unos segundos, y luego se tendió junto a mi. Finalmente pude respirar normalmente, y observarlo detenidamente.

Su cabello despeinado, las mejillas ligeramente sonrojadas, sus manos cálidas entrelazadas con las mías, sus labios curvados en una tímida sonrisa, y sus ojos. Me encantaban sus ojos.

Me acerqué lentamente a él, intentando prolongar el momento. Pero iba con rumbo y dirección. Mis labios apenas se rozaron con los suyos, y mi piel ardió en llamas. Lo besé muy suavemente,  muy dulce.

Con Jey, era completamente distinta. Él exponíá las mejores partes de mi.

Siempre me pregunté como se sentiría, eso de estar enamorada. Aun no lo sabía, apenas lo conocía, pero en ese momento algo cambió. El miedo dejó de agrandarse, y comenzó a extinguirse. Como el bing bang. No me importaba nada más que el presente. Mi pasado siempre iba a estar conmigo, pero ya estaba hecho. ¿Qué más podría hacer para remediarlo?

-Me das miedo, Kat. -Me dijo, muy bajito, casi susurrando. A pesar de estar solos en la casa de papá, fue como si temiera decirlo en voz alta.

Yo me quedé plasmada. ¿Miedo?

-¿Por qué? -Mi tono fue exactamente igual que el suyo, pero no por que alguien mas nos oyera, si no por lo que el pudiera decir.

-Por la forma en la que me haces sentir. Es exactamente igual que Lu...-Calló abruptamente. Se pasó la mano que no agarraba la mía por el cabello -No quiero repetir la historia.

-Yo tampoco. -¿Qué había pasado? ¿Habíamos invertido roles? Justo cuando comenzaba a solucionar todo este lío -Entonces...¿Quieres dejarlo?

Joder, solo de pensarlo me dolía. ¿Cómo pude haberle tomado tanto cariño? No es como si fuéramos novios o algo así. ¿O si?

¿Que éramos?

-¡No! Allí no era donde quería ir a parar, Kat. No se como decírtelo.

¿Y se supone que yo si sabría? Era su cabeza, no la mía. Decidí guardarme mi frío punto de vista para mi misma, y esperar a que él descubriera como abrirse.

-Al verte con Neon...Me puse a pensar. Quiero que seas mía. Se que esto es difícil para tí, pero para mi también. Quiero decir...Maldita sea, ¿Que demonios somos? Me tratas como si fuera tu novio, pasas la noche en mi casa, me dices que me amas, pero luego solo somos amigos. Mira, no quiero presionar más todo esto...Pero eres todo lo que siempre quise, eres todo lo que buscaba, tienes todo lo que no tenía Lucy. Te quiero, Kat. Pero quiero que seas solo mía. Quiero que esto sea formal.

¡Vaya! Dos veces seguidas mencionando a Lucy. Esto no podía ser algo bueno. Pero era mucho peor lo otro. ¿Qué significa eso? ¿Quiere que sea su novia?

-Explícate, por favor. ¿Quieres que sea tu novia, o qué?

Suspiró, dejándome con un sabor amargo en la boca.

Libertad al amanecer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora