Conociéndote.

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Sentada en los barrotes de la ventana, en medio de una de las noches mas frías. ¿A eso se reducía todo?

Lea me había traído aquí. Joder, si tan solo pudiera conducir, al menos la hubiera dejado yo misma en su casa, me habría asegurado de que estuviera bien. Ella y su bebé.

Bebé. Lea iba a ser madre. Todos sus planes de vida frustrados. Todas sus ilusiones arrojadas al vacío por un error. ¿A eso se le llama justicia hoy? ¿Y donde están los que golpean a sus novias, los que las engañan, los que asesinan a mano fría, los sádicos, los que hacen daño por el placer de ver a la otra persona en el suelo, hundida en su miseria? Ellos viven felices. Esto no es justicia. Esto es una mierda.

¿Por qué, joder, por qué ella? Tenía que ser Lea.

El frío me calaba hasta los huesos y me hacía estremecer. La sábana que llevaba en mis piernas no era suficiente. Ni la mas cálida de las estufas habría sido suficiente. Nada lo sería nunca.

Tenía tantas ilusiones puestas en esta noche. Creí que todo iba a resultar bien. Que finalmente mi vida tenía algún tipo de dirección. Ahora que había hallado a Jey, creí que todo cambiaría. Maldita sea, que tonta. Un hombre no es nada. Un noviazgo no es nada, si todo lo demás está mal.

Desde que conocía a Lea, siempre nos reíamos de aquellas crías cuyo mundo se desmoronaba porque rompían con su novio. La vida es mucho mas que eso.

Faith era anoréxica. Lea estaba embarazada. A Luke lo golpeaba su padre. Mi propio padre es un drogadicto posiblemente muerto. Nial estaba con deudas por meterse porquerías en el cuerpo. Mi madre no se preocupaba en lo más mínimo por su hija, y no hablaba con su otro hijo. Mi ex-novio y yo lo dejamos porque él me golpeó. Mi familia estaba completa, e irremediablemente destruida. Y yo me había pasado semanas llorando por qué no sabía que hacer con Jey. A quién, por cierto, acababa de ver con su ex-novia, en un estado de felicidad máxima.

Nunca lo había visto así. Se veía tan relajado, no hacía nada para detenerla cuando lo acariciaba. Los cuatro...eran una familia. Yo era la extraña. ¿Que hacía allí? Nadie me había invitado.

¿Cómo pude joder tanto las cosas? ¿Cómo pudieron empezar tan temprano los problemas? Estaba perdida. Otra vez. ¿Qué demonios iba a hacer? ¿Qué podía hacer?

No ayudaba en absolutamente nada a Faith. La iba a visitar una vez cada dos semanas, para describirle cuán genial era mi vida. No podía hacer nada para sacarla de ahí. Si pudiera, yo misma me adentraría en su cabeza y destruiría sus propios demonios. Pero, simplemente, no podía.

¿Iba a obligar a Lea a matar a su propio hijo? ¿Iba a adelantar el tiempo y crearle una nueva vida? ¿Una segunda oportunidad? ¿O iba a retroceder el tiempo, y obligarla a usar protección? Claro que no. Ahora, en este preciso momento, no había nada que yo pudiera hacer para ayudarla. Tal vez mas adelante... Pero no. No iba a vivir de ilusiones.

¿Iba a llamar al padre de Luke, y obligarlo a reaccionar? ¿A darse fue cuenta de que luchaba contra su propio hijo, una pelea en la que estaba destinado a ganar, por el simple hecho de ser su padre? Joder, no. Luke no quería que me entrometiera, y era completamente comprensible.

¿Iba a volver a llamar a papá, y a creerle una vez más? ¿A hundirme en aquél agujero negro, proveniente del mismo infierno? ¿Lo iba a volver a ir a buscar a un sitio en el que no se encontraba? No iba a hacer de estúpida una vez más. No gracias.

Lo que había hecho Nial estaba mal. Pero no era su culpa. Era culpa de papá. Nial no quería esto. Yo lo conozco mejor que nadie. Tampoco podía retroceder el tiempo, y llegar justo en el momento indicado para salvarlo. Yo no era su madre.

Libertad al amanecer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora