Jey se dio la vuelta, muy lentamente. En sus ojos había un brillo singular, y su cara se había iluminado repentinamente.
Me miró, como solo él puede hacerlo. Con admiración, con amor. Sus labios se elevaron en una sensual sonrisa y una excitante promesa. No dijo nada. No se movió.
Deseaba, más que nada, que se acercara. O que dijera algo. Pero él se limitó a observarme, mientras el cigarro se consumía en su mano, y la ceniza caía de forma silenciosa.
Mis ojos se desviaron unos segundos a su mano. Cuando él lo notó también, arrojó el cigarrillo por la ventana.
Finalmente cedió. Camino hacia mi, con tranquilidad, sin despegar sus ojos de los míos.
Lo esperé, recostada bajo sus sabanas, con el cuerpo temblando y las palmas sudorosas. Era la segunda persona a la que se lo decía. Y desde que se lo dije a Neon, todo se volvió confuso.
Se tendió a mi lado, con una mano bajo la cabeza, y el oído derecho apoyado en la misma almohada que yo. Nuestros rostros estaban de frente.
-Dilo de nuevo -Me susurró, peligrosamente cerca de mis labios.
-No -Le respondí, sin mover ni un músculo.
Jey se acercó aún más a mi, justo cuando creí que no era posible. Mi piel estaba en llamas, deseando tocar la suya. Nuestros labios se rozaban, y la punta de mi nariz chocaba con la suya.
-Dilo de nuevo -Me repitió, mucho mas lento, mucho mas seductor.
-Estoy enamorada de ti.
Jey sonrió.
-Y yo estoy enamorado de ti.
Me abalancé sobre él, empujando mis labios con los suyos. Su lengua invadió mi boca, como nunca antes. Mis manos bajaron por su torso desnudo mientras él me quitaba la camiseta. Y antes de lo que esperaba, los dos estábamos perdidos en un mar de sensaciones.
-¿Hace cuanto tiempo llegaste aquí? -Me preguntó Jey, acariciando mi rostro con su palma.
Estábamos igual que antes. Los dos recostados en su cama, ambos bajo las sabanas. Mis piernas se mezclaban con las suyas, y mi ombligo chocaba con el suyo. Él estaba sobre su costado derecho y yo sobre mi izquierdo. Mis manos estaban en su cuello, y las suyas en mi rostro. Jey llevaba unos calzoncillos y yo una de sus camisetas. Eramos lo mas cercano al paraíso que alguna vez había experimentado.
-Humm no lo se. Hace unas horas. Justo antes de que Amber se fuera a su cita con Sam.
-¿Y cuando te quedaste dormida?
Me sonroje.
-Nunca estuve dormida Jey. -Desvié la mirada -Cuando me llamaste entré en pánico. Me arrojé a tu cama y fingí estar dormida.
Mi novio soltó unas carcajadas a lo largo de mi pequeño relato.
-¿Por qué no saliste en cuanto llegue? -Repentinamente se puso rígido -Espera... ¿Entonces escuchaste cuando yo...esto... entre?
-¿Cuando llegaste con Lucy? Si, claro que si. Pero quería darte una sorpresa. -Lo besé en la punta de la nariz.
-¿No estas...enojada?
Su pregunta me agarró con la guardia baja.
-No. ¿Por que lo estaría?
-No lo se...¿Tal vez porque enloqueces cada vez que estoy con ella?
¡Vaya!
-Bueno... si. Pero es tu vida, y si tu me dices que no te la estas tirando otra vez, yo te creo. -Le sonreí.
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Libertad al amanecer.
RomanceKatie no creía en el amor. Todo se reducía a sexo y relaciones informales. No creía que había alguien especial para ella. Lo único real, era su pasado, del que intentaba alejarse, obligándolo a caer en el olvido. Pero cuando Jey llega a su mundo, a...