Era una ilustración de revista. Pero un gallo en blanco y negro que expresaba inconfundible individualidad. Le preguntó a un amigo por el pintor.
Más o menos una semana más tarde el pintor lo visitó. Fue uno de los acontecimientos de su vida. Descubrió en el pintor una poesı́a desconocida para cualquiera. Y más, descubrió un alma de la que ni siquiera el mismo pintor era consciente.
Un helado anochecer de otoño, en un solitario tallo de maı́z vio al pintor. Alto, armado con agresivas hojas, desde el suelo sus raı́ces como delgados nervios, expuestas. Era, por supuesto, un retrato de su propio yo vulnerable. Pero el descubrimiento sólo lo condujo a la desesperación.
"Demasiado tarde. Pero cuando llegue el momento..."